Lo había declarado a media tarde del jueves 4 de abril. Era todo un honor defender a la Infanta imputada. Pero, finalmente, llegado el caso, no será así. Mario Pascual Vives se reunió con el señor imputado Urdangarín y con la hija de la primera autoridad del Estado en su casaza de Pedralbes al poco […]
Lo había declarado a media tarde del jueves 4 de abril. Era todo un honor defender a la Infanta imputada. Pero, finalmente, llegado el caso, no será así.
Mario Pascual Vives se reunió con el señor imputado Urdangarín y con la hija de la primera autoridad del Estado en su casaza de Pedralbes al poco de saberse la imputación de la hermana de don Felipe. ¡Y durante dos horas! ¿De qué estarían hablando si la Infanta no tenía ni idea de lo que había pasado durante los múltiples y diversos avatares de la trama Torres-Urdangarin?
Estaba entonces por determinar si la Casa Real pondría a disposición de doña Cristina algún abogado. La incógnita se ha despejado. ¡Todo tiene su fin!
El abogado de don Iñaki ya ha anunciado que no se encargará de la defensa. «No creo que sea adecuado ser el abogado de la infanta», ha declarado [1]. Sin más. ¿Y por qué no es adecuado?
Se le preguntó -quina pregunta!- si al yernísimo le preocupa más su propia imputación que la de su señora esposa o viceversa. La más que curiosa repuesta de don Matías: «No creo que sean comparables». ¿Y por qué no son comparables ambas imputaciones? ¿No observa don Pascual un curiosa y wittgensteiniano (de Ludwig, no de Corinna) aire de familia?
Luego vino la retórica a la que nos tienen o nos quieren acostumbrar: «He visto a ambos muy unidos contra la adversidad, de lo que pase ahora y pueda pasar en el futuro…». ¡Adversidad! ¡No parece pintar muy bien la cosa para los ojos ducales-palmesanos! Como no es el portavoz de la infanta, ha añadido don Pascual, «no les puedo ni debo decirles nada más».
¿Se ha quedado entonces doña Cristina sin defensor? Nada de eso por supuesto. ¿Ha buscado alguna alternativa? Pues no. ¿Qué ha pasado entonces? Se la han buscado. ¿Quién? El suegrísimo del yernísimo. ¿Pero no es mayor de edad la Infanta Cristina? Lo parece desde luego. ¿Y quién será el futuro defensor si la ocasión lo requiere y la Audiencia de Palma no frena lo que es un clamor popular y un asunto de justicia esencial y elemental? Don Miquel, la ex mano derecha del molt honoranble Oriol Pujol, perdón de don Jordi Pujol quería decir, diputado entre 1977 y 1995, uno de los fundadores de CDC, uno de los partidos más corruptos del arco parlamentario catalán (y no es decir cualquier cosa).
El Rey, como lo leen, ha encargado a don Miquel Roca i Junyent, nada menos, la defensa de la infanta. ¡Lo deben ver más que negro! Uno de los padres de la Constitución, el progenitor nacionalista conservador catalán, a sus casi 73 añitos, asumirá la defensa de doña Cristina. ¡Es, se dice, un encargo personal de don Juan Carlos! ¡Personal! La fuente, bien informada seguro, es La Vanguardia. No sería de extrañar que don Godó, que es grande de España y amigo íntimo del monarca, haya puesto su granito de arena en el vínculo Roca-Borbones.
Las piezas ya se mueven. Es el principio de precaución de las clases dominantes españolas (ahora sí, sin soberanismos ni independentismos ni aventuras alocadas): don Miquel contará para la defensa de la infanta con el penalista Jesús María Silva. Su despacho colabora, en las causas penales, con el de don Miquel [2].
Tras abandonar la política (es decir, siguiendo en ella pero en la sombra), don MRJ fundó un despacho de abogados. En su página web se informa que trabajan en él 240 «profesionales» (no explica las condiciones) y que cuenta con representaciones (¡siempre han sido muy cosmopolitas!) en Barcelona, Madrid, Lleida, Girona, Palma de Mallorca y…en Shanghai. ¡Toma tila, don Matías!
¿Recuerdan el -un pelín machista- I’m your man? If you want a lover / I’ll do anything you ask me to/ And if you want another kind of love/ I’ll wear a mask for you… Mal traducidos, los versos de Cohen dirían algo así como: «Si deseas un amante/ Yo haría cualquier cosa que me pidieras/ Y si quieres otro tipo de amor/ Yo me pondré una mascara para ti…»
La cosa, desde luego, no va de amores ni de tipo de amantes. Pero lo que está claro -no es ninguna casualidad- su hombre es Miquel Roca. El padre de la Constitución hace cualquier cosa que le pidan los poderosos de la Tierra, bien retribuido eso sí, y se pone las máscaras que sean necesarias cuando sea necesario. Tiene práctica en el tema.
PS: ¿Se imaginan una Catalunya, nuevo estado de Europa, en la que uno de sus grandes personajes, una de sus grandes patums, estuviera defendiendo en ese proceso «histórico» a la hija del Jefe del Estado (o a la hermana menor, pongamos por caso) de un país en el que se ha entonado el aufwiedersehen? Curioso, muy curioso.
Notas:
[2] http://www.publico.es/453180/el-rey-encarga-a-miquel-roca-la-defensa-de-la-infanta-cristina
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
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