Luciano Montero Hernández (1908-1993) ha pasado a la historia por ser el primer ciclista español en conseguir una medalla en un Campeonato del Mundo. La consiguió en el Campeonato del Mundo de ciclismo en ruta de 1935, disputado en Bélgica.
Montero nació en Gemuño, provincia de Ávila, el 20 de abril de 1908, pero emigró a corta edad a Ordizia, población perteneciente a Guipúzcoa.
Allí, junto a su hermano Ricardo y con su club Real Unión Club de Irún, inició su andadura ciclista. Un hermano que le abriría el camino de los triunfos al proclamarse Campeón de España de ciclismo en ruta en 1925.
En 1927 y 1928, siendo muy joven y enfundado en su camiseta del Real Unión, Montero ganó el G. P. Pascuas, también denominado Circuito de Pascuas, una antigua prueba disputada en Pamplona. La prueba, organizada por primera vez en 1924, permaneció en el calendario ciclista hasta 1983.
En los años siguientes, Montero venció con brillantez en el Campeonato de España de ciclismo en ruta en tres ocasiones (1929, 1932, 1934), finalizando segundo en otras cuatro ediciones (1930, 1933, 1935, 1936). Su gran rival en esos años fue el navarro de Olite y catalán de adopción Mariano Cañardo.
También en 1932 y 1934, ganó Montero la prueba del Gran Premio República, una carrera disputada entre 1932 y 1936, por lo cual consta como el corredor que más veces triunfó en esa prueba.
El primer momento importante a nivel internacional para Luciano Montero llegó con el Gran Premio de las Naciones, una carrera de ciclismo en ruta en la modalidad de contrarreloj de gran prestigio en aquellos años. Quedó tercero en las ediciones de 1934, 1935 y 1936.
El punto culminante de la carrera deportiva de Montero fue, sin embargo, el Campeonato del Mundo de ciclismo en ruta de 1935, celebrado en la localidad belga de Floreffe. Con la experiencia internacional adquirida en el Gran Premio de las Naciones, quedó segundo detrás del belga Jean Aerts contra todo pronóstico, proclamándose Subcampeón del Mundo de ciclismo en ruta.
La gesta del ciclista de Ordizia le supuso al ciclismo español lograr su primera medalla en un Mundial. Ocurrió un 18 de agosto de 1935.
El éxito de Montero fue muy celebrado por los aficionados, aunque la alegría duró poco tiempo. Dicen que los buenos momentos son escasos y duran poco. Suele ser así. Exactamente, en su caso, duró 11 meses.
El 18 de julio de 1936, justo 11 meses después del éxito mundialista de Montero, un Golpe de Estado contra la Segunda República Española condujo a la Guerra Civil (1936-1939) y Montero tomó el camino del exilio por su condición de republicano, primero hacia Francia y después hacia Argentina.
En su exilio francés, prosiguió entrenando, compitiendo y logrando éxitos como su victoria en el Gran Premio de Marsella de 1937 y 1938 o su tercer puesto en los 6 Días de Buenos Aires de 1937, una mítica carrera de ciclismo en pista que se disputó entre 1936 y el año 2000.
En su posterior exilio argentino, Montero también se mantuvo en activo y alcanzó sus últimas conquistas deportivas. Venció en la Doble Bragado, una competición de ciclismo de Buenos Aires que ha perdurado hasta hoy, y se proclamó Subcampeón argentino de ciclismo en ruta en 1943, tras lo cual se retiró.
Todos los logros que alcanzó Montero durante esos años de exilio en Francia y Argentina sufrieron la censura de la prensa franquista.
En las décadas posteriores a su retirada, Montero permaneció en el exilio argentino y su figura fue silenciada sistemáticamente, pasando al olvido. La memoria es frágil.
Lo ocurrido con Montero no fue un caso aislado entre los ciclistas españoles republicanos. Mariano Cañardo pasó por prisión, a la vez que Julián Berrendero estuvo en varios campos de concentración.
Luciano Montero falleció el 1 de agosto de 1993 en Buenos Aires. Murió lejos de España. En el país en el que nació, fueron pocos los que le recordaron. Fueron muy pocos los que recordaron su gesta memorable de 1935 que le supuso conseguir la primera medalla para el ciclismo español en un Mundial.
A pesar de ese olvido, injusto olvido, él y su medalla de plata han perdurado. Siguen entre nosotros. De hecho, no podía ser de otra manera.
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