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¿Movimientos ecologistas-animalistas versus movimientos sociales?

Fuentes: Ecoportal.net

A menudo se suelen escuchar críticas hacia el movimiento ecologista y animalista por parte de gente que lucha por los derechos humanos y por un mundo más justo. Incluso la mayoría de los intelectuales también lo hace. Las críticas hacia los movimientos ecologistas y animalistas suelen ser, por ejemplo, que se le da más importancia […]

A menudo se suelen escuchar críticas hacia el movimiento ecologista y animalista por parte de gente que lucha por los derechos humanos y por un mundo más justo. Incluso la mayoría de los intelectuales también lo hace.

Las críticas hacia los movimientos ecologistas y animalistas suelen ser, por ejemplo, que se le da más importancia a los animales o a los bosques en lugar de preocuparse y hacer algo por la gente que muere de hambre. Algunas de estas personas se proclaman ateos, aunque me gustaría decirles que todavía no se han despojado lo suficiente de la ideología cristiana, dado que esa crítica que ellos hacen tiene toda la fuerza de un prejuicio arraigado en sus mentes, que tiene su origen en la Biblia cristiana. En ella se dice que los hombres no descienden de los primates sino que fueron creados a imagen y semejanza de dios (descienden de Adán y Eva). La Biblia también dice, resumiendo, que el hombre es el rey de la tierra y que todos los animales que la habitan están acá para autoabastecerlo «racionalmente».

Ahora, en primer lugar, quiero señalarles el primer error: el humano también es un animal, y el hecho de que sea un animal «racional» no justifica que pueda explotar y causar sufrimiento al resto de las especies. Los animales no humanos no están aquí para que los utilicemos a nuestro antojo, todos tenemos el derecho a la vida.

El humano es un ser más entre otros que habita esta tierra y nada más, no es el dueño de ella.

Por ahí pueden decirme que, (en cuanto a la alimentación), es la cadena alimenticia, que es natural, pero en realidad no hay nada más alejado que esto, dado que los animales con los que nos alimentamos no son libres ni nosotros andamos corriendo para cazarlos (además que no contamos con un cuerpo desarrollado para eso, debemos utilizar alguna herramienta), sino que son criados en cautiverio, y además de los métodos crueles que utilizan para matarlos, estos cargan con una vida entera de sufrimiento, ya que se los tiene hacinados y en condiciones deplorables, simplemente son un producto más, no se los trata como seres vivientes y por lo tanto los que trabajan allí no se ponen en la piel del otro no humano, no logran identificarse con el resto de los animales. Valga la similitud con épocas pasadas, en donde para justificar la explotación y la condición de esclavo de los negros se decía que eran como animales y que no tenían alma. De la misma manera ocurre en la actualidad para poder someter y explotar al resto de las especies. Como si la excusa de que no son tan «inteligentes» como nosotros valida el hecho de que los privemos de su libertad, les causemos sufrimiento y los matemos.

Todo se resumiría en NO HACER A LOS DEMÁS LO QUE NO NOS GUSTARÍA QUE NOS HAGAN, si logramos ponernos en la piel de ese ser que está siendo degollado y echado al agua hirviendo aún estando vivo, como es el caso de los pollos, o castrado sin anestesia, como es el caso de los chanchos, o matado a golpes o electrocución desollándolos aún estando vivos (para que una mujer adinerada pueda mostrar su posición social), como es el caso de muchas especies que han tenido la desgracia de nacer animales no humanos y de tener un pelaje bello para los ojos nuestros.

¡Que suerte hay que tener al nacer! ¿No?, ¿que pasaría si se invirtiera la situación y ellos fuésemos nosotros?

Otra cosa que me podrían decir sería: «pero yo no los mato, no tengo la culpa». A esto yo diría que tenemos que recordar que cada uno de nosotros también mueve el motor, y por más alejados que estemos de un matadero, de una granja peletera o de un bioterio comprando carne en el supermercado, tapados de piel en una tienda, botas y zapatillas de cuero en una zapatería, cosméticos o productos de limpieza que fueron probados anteriormente en animales, estamos siendo cómplices de ese sufrimiento ya que si todos dejáramos de usar esos productos, el negocio de la muerte dejaría de ser rentable. Pero la verdad es que no nos damos cuenta del poder que tenemos como consumidores, y pensamos de una manera mediocre, diciendo que por más que uno deje de comprar esos productos la cosa no va a cambiar porque el resto de la gente sigue comprando. Podríamos trasladar lo mismo al ámbito social: como dejar de ir a Mc Donald’s, de comprar Coca-Cola, o determinadas marcas y en grandes supermercados que explotan a los trabajadores (ejemplo más notable: Walt Mart, aunque hay infinidad de ejemplos).

Bueno…volviendo al tema… esta manera de pensar de la mayoría de la gente, incluso intelectuales, hacia los animales, tiene, como ya dije, toda la fuerza de un prejuicio, y por eso no importa la inteligencia de quien lo diga.

Me parece que si condenamos el racismo y el sexismo, también debemos condenar el especismo, una clase de discriminación desconocida por la mayoría de nosotros, pero que todos de alguna manera u otra la practicamos.

El especismo es la discriminación basada en la diferencia de especie. Esta discriminación especista presupone, que los intereses de un individuo son de menor importancia por el hecho de pertenecer a una especie determinada.

Esta discriminación es una actitud bastante arraigada en todas las culturas. La representación más común de éste es el antropocentrismo moral, o sea, la infravaloración de los intereses de aquellos que no pertenecen a la especie humana.

Es por eso que no llego a comprender del todo a esta gente que dice luchar por un mundo más justo y por la libertad, pero se olvidan que este debe ser para TODOS LOS SERES VIVIENTES, NO SOLO PARA LOS HUMANOS. Sino, ¿de que estamos hablando? De la misma manera que los pobres del mundo no tienen voz, los animales tampoco, y me parece que nosotros, siendo un animal como tantos se enorgullecen en llamar «racional», deberíamos tenerlos en cuenta, sabiendo que ellos, en tanto seres irracionales no cuentan con los medios para defenderse de los humanos y, por lo tanto deberíamos protegerlos aún con más razón.

No se trata de darle más importancia a los animales y al medio ambiente en lugar de las personas, ambas cosas tienen igual importancia y están super interconectadas. La lucha debe ser una sola, y esto no hay que perderlo de vista, porque todas las injusticias de este mundo son producto de la opresión de una clase por otra, en estas épocas, el sistema capitalista.

La causa de todos los males es el capital, de este sistema que ve todo en términos económicos, transformando a la naturaleza (de la que somos parte), a los humanos y al resto de las especies en una simple mercancía.

Si bien apoyo mucho y defiendo a los movimientos sociales, al movimiento ecologista y animalista, mi crítica hacia ellos sería que debe ser UN SOLO MOVIMIENTO, tenemos que dejar de separarnos cada vez más y unirnos y luchar todos juntos, porque la lucha es contra un enemigo en común.

Actualmente, los movimientos sociales y políticos contarios al sistema se desentienden de la cuestión ambiental y de los derechos animales (la mayoría, no todos, ya que ahora se está empezando a tomar conciencia, aunque solo en el tema ambiental).

Los movimientos ecologistas y animalistas se enfocan mucho en su tema y dejan de lado prácticamente todo lo social, no hacen una crítica profunda al sistema de producción, que es en realidad el problema principal. Muchas veces se consiguen logros, pero el problema va a seguir estando mientras el mundo siga girando en torno al capital.

Por eso, repito, la lucha debe ser una sola, un primer paso para revertir esta situación sería que empecemos a reflexionar acerca de todo esto, de nuestra relación con la naturaleza y con el resto de los animales. Debe ser un cambio de mentalidad, que no es nada fácil, pero es lo principal para que podamos pensar algo en forma global y poder vivir en armonía con la naturaleza y con nuestros hermanos, tanto humanos como con el resto de las especies.