Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. *** De nuevo le robo su precioso […]
Francisco Báez, extrabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto.
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De nuevo le robo su precioso tiempo, querido y admirado amigo. Permítame una información previa para los lectores. Voy recogiendo los correos que me llegan de usted de entrevista a entrevista. Esta última vez forman un archivo de casi 60 páginas (58 para ser más exacto) con letra apretada. Tendré que dejarme, inevitablemente, muchas preguntas en el tintero.
Uno de los protagonistas principales en nuestro tiempo durante este tiempo ha sido, sin duda, lo sucedido en el metro de Madrid. Le preguntaré sobre ello por supuesto. Pero empiezo por otros asuntos. Por este por ejemplo: «CCOO ALICANTE – 21/5/2018 – JORNADA AMIANTO Y MUJER-VIDEOREPORTAJE FRAGMENTO DE LA PONENCIA DE FRANCISCO BÁEZ BAQUET». ¿Qué tesis mantuvo en su intervención? ¿Por qué este tratamiento específico del tema amianto-mujer?
No se trataba de sostener ninguna tesis específica al respecto, sino de, simplemente, hacer mención divulgativa de una serie de circunstancias y situaciones, que teniendo por protagonistas exclusivas o primordiales a las mujeres, son todas referidas al amianto y a sus efectos nocivos.
Sería el caso, en primer lugar, de aquellas enfermedades inespecíficamente relacionadas con el amianto, que afectan exclusiva o preferentemente a la mujer, como es el caso del cáncer de ovarios, cuando el mismo responde a dicha etiología inespecífica, pero ya reconocida por la O.M.S., o del mesotelioma en embarazadas, dramática coincidencia en la que el acelerado ritmo de agravamiento (característico de esa patología maligna, que en la práctica casi siempre viene a responder a una exposición al amianto) viene a comprometer inexorablemente dos vidas humanas: la de la madre, y la del hijo en gestación.
En otras ocasiones, los roles sociales que en el presente o en el pasado han asumido, de hecho, las mujeres, resultan determinantes de alguna característica exclusiva o preponderante en algún aspecto de la afectación. Es el caso, por ejemplo, del cáncer de pulmón que, habiendo sido originado por una exposición al asbesto, no cabe atribuirlo a la concurrencia de otro agente potenciador del riesgo, como es el tabaco, cuando tal hábito no se ha prodigado entre las mujeres.
Es el caso también, de la vinculación del talco cosmético, eventualmente contaminado desde su origen geológico por trazas de amianto, cuando el mismo ha tenido una utilización intensiva en la higiene íntima femenina, o en la fabricación y presentación de preservativos.
Esos mismos roles tradicionales, esta vez en el reparto de la realización de las tareas domésticas, ha sido determinante de no pocos casos de mesotelioma en mujeres, originados por el lavado de la ropa de trabajo, en el domicilio del trabajador.
El protagonismo de las mismas, en otras circunstancias, ha correspondido a su condición de cuidadoras del enfermo de mesotelioma (ex trabajador del amianto), frecuentemente con episodios de somatización de la angustia inherente a ese sufrimiento, por su proximidad física y afectiva, respecto de la víctima directa del asbesto.
Ya no como pacientes, sino como luchadoras contra el amianto y sus letales efectos, tendremos, por una parte, a tantas investigadoras que, reuniendo en ellas la doble condición de científica y de mujer, evidencian, a través del objeto y reiteración de sus investigaciones, una especial sensibilidad hacia aquellos aspectos de las patologías asociadas al asbesto, que conciernen, exclusiva o preferentemente, como ya dejamos dicho antes, a pacientes del género femenino.
Y por otra parte, evidentemente, tendremos también a aquellas activistas que se han caracterizado por un acusado protagonismo en esa actividad reivindicativa, a la que todos, y en especial las víctimas directas y sus familiares, debemos agradecimiento por su eficaz y sostenido combate. Esa condición, frecuentemente, ha tenido su origen en un protagonismo sobrevenido, cuando un pariente -el esposo, por ejemplo-, tuvo la desgracia de caer fulminado por la acción soterrada y silente, del amianto.
La afectación por el mesotelioma, de mujeres que han llegado a adquirir renombrada fama -frecuentemente vinculada de alguna forma con actividades docentes u hospitalarias-, ha contribuido a concienciar a la población general, a la sociedad, del riesgo inherente a ese tipo de actividades, que en principio nos pueden resultar ajenas o distantes respecto de lo que tradicionalmente han sido considerados como los sectores de alto riesgo, como es el caso del naval o del de la construcción.
Es el caso también de las actividades «feminizadas», que han hecho un uso preferente o exclusivo de mano de obra femenina, como en la industria textil del amianto, en la fabricación de máscaras anti-gas con filtros hechos con amianto, o la fabricación, con la incorporación de ese mismo tipo de filtros, en los cigarrillos, singularmente los de la marca «Kent».
Una carta de Ángel Cárcoba Alonso a usted dirigida:
Me parece muy oportuno el trabajo de recuperación de lo publicado en revistas de CCOO en los años 80 (Gaceta Sindical, Realidad, etc.). Si eso lo unes a referencias en medios, a ponencias en congresos, a propuestas para el Convenio y Recomendación de la OIT, o para los Reglamentos a nivel del España,….puede salir un trabajo digno de publicarlo, por ejemplo por la Fundación 1º de Mayo u otros medios que se te ocurran y que recopilen las denuncias, propuestas, etc, de Paco Báez, de CCOO en los primeros años de «democracia sindical». Ya sabes que mi tema es la memoria histórica y tus artículos, trabajos y elaboraciones varias forman parte importante de la historia del movimiento obrero en general y de CCOO en particular sobre ese mineral asesino que muchos ignoran y se atreven a decir en público que el drama del amianto lo acaban de descubrir.
En fin, no deja de ser más que una observación que lo dejo a tu criterio.
Salud y República,
Ángel Cárcoba Alonso
Su respuesta:
Gracias, Ángel. Se trata de algo de difícil programación, porque los enlaces a lo publicado en Internet, salen un tanto al azar, a su aire, las más de las veces de forma no planificada, en búsquedas referidas a las más peregrinas combinaciones de términos de búsqueda. Solamente hay dos reglas: cuanto más buscas, más acabas encontrando, y conseguir romper lo que yo le llamo «el efecto Marañón», como ya le expliqué en su día a Alfredo Menéndez, quien me dice que me pone como ejemplo de cómo se ha de actuar, en sus clases sobre bibliografía, impartidas a sus alumnos de su cátedra en la Universidad de Granada. Ya veremos; de momento no me comprometo a nada.
No se compromete pero no desecha la idea. ¡No estaría mal un libro con esos contenidos! ¿Por qué no se anima?
No veo esperanza de poder llegar a encontrar suficientes fuentes en Internet, en las que basarme para ese propósito, no me siento cómodo con tanto protagonismo en primera persona, y no me queda del todo claro, tampoco, el posible interés que, objetivamente, pueda tener todo ello para los demás.
Por otra parte, considero que las ideas también están sujetas a una suerte de «selección natural», y actualmente muchas cuestiones relacionadas con el amianto (y también sin relación con dicho tema), demandan con fuerza más o menos perentoria mi atención y mis esfuerzos por sacar a la luz pública los oportunos textos, y en ello estoy, así que ya veremos; de ahí no paso, de momento.
De usted es esta información: «Nos «re-publican» en traducción al idioma inglés, mi querido amigo: https://misteri1963.blogspot.com.es/2018/03/the-criminal-asbestos-industry.html. Le paso copia del presente correo al amigo Ángel, cuyas comunicaciones personales también usé en esa ocasión, mencionando la fuente, no en plan «aprovechategui», como, por ejemplo, los señores de «Ciudadanos», en su día, y refiriéndome a engendro de mi propia cosecha». Todo el mérito es suyo por supuesto, un honor para mí. Hablando de A.C.A, ¿qué ha significado en su trabajo su amigo?
Ángel Cárcoba Alonso y yo, nos conocimos en el transcurso del Primer (y hasta ahora único) Simposium Nacional de Asbestosis, celebrado en Sevilla, por cierto que no casualmente, sino en virtud, en buena medida, de las acciones reivindicativas de los trabajadores de la factoría de Uralita en la mencionada ciudad, afiliados y cargos sindicales del sindicato Comisiones Obreras, entre los que me incluía, en representación de los empleados y operarios de la Delegación Comercial.
Para Ángel ese fue su primer contacto con la problemática del asbesto, en su condición de técnico responsable de Salud Laboral de nuestro sindicato, mientras que por lo que a mí respecta, ya llevaba todo un rodaje previo, de contactos epistolares con expertos, a nivel mundial en el sentido literal de la palabra, acumulación de separatas de artículos científicos sobre el tema, y su asimilación y contextualización.
Esa preparación nos permitió, a través de nuestras preguntas formuladas a varios de los ponentes del Simposium, dejar bien alto el pabellón de CC.OO., a diferencia de quien, haciendo lo propio en nombre de otra opción sindical, formuló la pregunta sobre dónde estaba situada la clínica de la asbestosis.
En nuestras preguntas, formuladas por escrito, contamos con el aliento y apoyo moral de Ángel, y a partir de ahí prosiguió una estrechísima colaboración, que con los naturales altibajos condicionados por los avatares inherentes a nuestras respectivas trayectorias, se ha ido prolongando a través de los años, siendo determinante de que algunos de los trabajos surgidos a la luz pública, lleven expresamente reconocida su colaboración, porque, de hecho, la misma ha impregnado todo nuestro acervo de posicionamientos ante el tema de la salud laboral, en general, y sobre los efectos nocivos del amianto, en particular, permeándolo, para bien, por supuesto.
«Una nueva sentencia con indemnización millonaria, por talco cosmético, contaminado con amianto, determinante de mesotelioma: http://www.milenio.com/negocios/johnson-amp-johnson-pierde-demanda-cancer-causado-talco-bebe . ¿Nos recuerda brevemente qué ha pasado?
Bueno, ya se han acumulado dos, con parecidas características. Por tanto, el horizonte judicial pinta bastante mal para la empresa demandada, al haberse podido probar que era conocedora de que el talco cosmético que envasaba y comercializaba, contenía una contaminación natural, desde su origen geológico, de trazas de amianto, en su variedad más agresiva, la tremolita.
Las demandas, han correspondido a casos de fallecimiento por mesotelioma, en usuarios de ese talco cosmético.
A pesar de ese conocimiento, ni interrumpió esa comercialización, ni actuó para efectuar un cambio en el origen geológico del talco destinado a su uso como cosmético, ni formuló ninguna declaración pública al respecto, ni alertó a las autoridades competentes, ni introdujo ningún tipo de etiquetado advertencia al respecto, en los envases, ni avisó a sus propios trabajadores ni a sus representantes sindicales: NO HIZO NADA.
Es de advertir, al propio tiempo, que, con carácter general, por supuesto que ya era conocida esa posibilidad, y es obvio que la empresa -deudora de salud, tanto respecto de sus trabajadores, como de sus clientes-, tenía la obligación legal de estar permanentemente informada de todo aquello que pudiera, potencial o de forma efectiva, ser determinante de ese grave riesgo.
Una de las preguntas que le pensaba hacer sobre el asunto del amianto en el metro de Madrid, me adelanto un poco «AMIANTO EN EL METRO DE MADRID – MUERE UNO DE LOS TRABAJADORES AFECTADOS» https://elpais.com/ccaa/2018/05/24/madrid/1527196326_771469.html. http://www.rtve.es/noticias/20180524/muere-trabajador-del-metro-madrid-estuvo-expuesto-fibras-amianto/1739420.shtml . ¿Sabe cuántas personas han estado afectadas? ¿Cuántas han fallecido?
Bueno, lo que está habiendo es «un goteo», con frecuentes anuncios en los medios.
Hay que tener presente, que el dilatado tiempo de latencia de todas las patologías asbesto-relacionadas -sobre todo, por lo que respecta al mesotelioma-, hace que ahora afloren casos que corresponden a exposiciones al agente etiológico, el amianto, que se originaron desde hace ya bastantes años (décadas, en realidad), y tengo el íntimo convencimiento de que si se tira de archivo, ya sea por parte del INSS, del INSHT, de la Inspección de Trabajo, Hospitales, o incluso los propios sindicatos que ahora alzan su voz en relación con esta cuestión, saldrían a relucir, o volverían a hacerlo de nuevo, casos que ahora no se están incluyendo en el recuento de víctimas ocupacionales.
Lo que quizás nunca saldrá a relucir, y no porque no haya nada que tuviera que registrase, serán los casos que eventualmente hayan podido originarse entre los usuarios asiduos del metro. Seguro que «la memoria histórica» del amigo Ángel Cárcoba tendrá algo archivado en sus redes neuronales, al menos por lo que respecta a la afectación ocupacional. Y en los papeles de gestación sindical, buscando con suficiente ahínco, seguro que también aparecería algo.
Respiremos un momento si le parece.
De acuerdo. Estoy en ello.
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