Profesora de enfermería jubilada por la Encefalomielitis Miálgica (Síndrome de Fatiga Crónica), enferma rebelde , activista de y en el 15M, firme defensora de la sanidad pública, escritora sobre biopolítica y resistencia, luchadora de amplio y largo recorrido, Clara Valverde Gefaell es coordinadora del Equipo Aquo de Formación en la relación terapéutica, trauma generacional y […]
Profesora de enfermería jubilada por la Encefalomielitis Miálgica (Síndrome de Fatiga Crónica), enferma rebelde , activista de y en el 15M, firme defensora de la sanidad pública, escritora sobre biopolítica y resistencia, luchadora de amplio y largo recorrido, Clara Valverde Gefaell es coordinadora del Equipo Aquo de Formación en la relación terapéutica, trauma generacional y activismo. Entre sus numerosos artículos y libros, cabe destacar No nos lo creemos. Una lectura del lenguaje neoliberal (Icaria, 2011)
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Comentas al inicio de este nuevo capítulo que muchas personas que vivieron lo peor de la violencia política del siglo XX en España evitaron comunicar lo que habían vivido a sus hijos y nietos. Para no hacerles daño psicológico, porque estaban desbordados por lo ocurrido. Dejo este segundo al margen por el momento: ¿no fueron razonables, y muy humanos y humanistas, cuando obraron de ese modo, para evitar dolor a sus próximos?
Sí, claro, intentaron hacer lo que creían que era lo mejor. Pero, desafortunadamente, se transmite más por el silencio que por las palabras. Y lo que se transmite por el silencio tan cargado de emociones es confuso y dañino. Hicieron lo que pudieron, pero sin darse cuenta, hicieron más daño que si lo hubieran hablado.
El trauma transgeneracional del que hablas afecta tanto a los hijos de los vencedores como a los hijos de los vencidos. ¿Del mismo modo, con la misma intensidad?
Es difícil medir esto, porque también a cada persona, individualmente, le afecta de forma diferente.
Para los descendientes de los vencidos es más intenso el daño por ser «vencidos» y por toda la represión, sobre todo en el Estado español, durante años y años.
Los descendientes de los vencedores y victimarios, los estudios en otros países (en España no hay) demuestran que parecen darse aún menos cuenta de lo que llevan en el inconsciente. Lo cual es peligroso y creo que es lo que vemos en muchas personas que ahora gobiernan en la derecha española. Son descendientes muy directos de los vencedores y, en mi opinión, actúan y gobiernan con una gran crueldad, como si la guerra no hubiera acabado.
Lo que dices me hace pensar en una película de Resnais y Semprún.
Los estudios en Alemania con los descendientes de la población que estuvo con Hitler son muy perturbadores. Aunque en Alemania se han hecho cosas muy importantes para dignificar sitios donde hubo represión y para recuperar la memoria histórica, la mayoría de la gente estudiada no parecen tener conciencia de lo que hicieron sus antepasados. Dicen que no saben nada. Y eso hace más posible que transmitan toda esa carga nociva que llevan en el inconsciente.
También hay un estudio especialmente perturbador con los hijos de los generales nazis en los que todos, menos uno, ven a sus padres como héroes y víctimas «de las circunstancias».
¡Héroes y víctimas de las circunstancias!
Al mismo tiempo, es también muy perturbador ver que los descendientes de los supervivientes de los campos de concentración nazi que viven en Israel, creen que tienen derecho a hacer lo mismo a los palestinos que les hicieron a sus abuelos. Es un caso claro y extremo de la «tarea» de vengarse.
Con otros pueblos, con otras personas, en otro momento histórico…
En el Estado español hay una mezcla compleja, ya que muchas personas tenemos antepasados que estuvieron en los mal llamados «dos bandos». Y muchos de los «vencedores» fueron unos soldados desgraciados que fueron al frente porque les mandaban desde sus pueblos a la guerra como a la «mili» y no tuvieron conciencia de ser «vencedores». Lo cual no quita su responsabilidad, pero hay vencedores y vencedores.
Esto de ser descendientes de franquistas y republicanos podría crear una mezcla complicada de miedo, culpa, silencio, negación, etc. Nada de esto se ha estudiado en el Estado español aunque se necesita urgentemente para entendernos mejor.
Hay una psicóloga argentina, Ferrer y Ferrer, que ha estudiado a los hijos de los generales de la dictadura y da mucha información sobre lo enfermos que están mentalmente esos hijos.
Podemos leer las investigaciones en otros países sobre este tema e intentar extrapolar al Estado español, pero creo que necesitamos nuestras propias investigaciones.
Al hacer historia de lo ocurrido, avanzado un poco, hablas de las Brigadas internacionales. ¿Qué significado tienen para ti los brigadistas?
Tengo mucha admiración por los brigadistas. El pensar que hubo personas de otros países, que ni hablaban castellano, que no conocían España, que a lo mejor tenían vidas cómodas, que lo dejaron todo para venir a ayudar, hasta dar sus vidas… eso sí que es solidaridad sin fronteras. Es emocionante el saber que hubo gente tan generosa.
¿Cuántos estaríamos dispuestos a ir a Gaza ahora a ayudar a los palestinos?
Pocos, muy pocos. ¿Por qué crees que Francia e Inglaterra se negaron a apoyar al gobierno democrático y legítimo de la II República?
Siempre es lo mismo: por razones económicas y políticas. Para no ir en contra los deseos de los EEUU.
Dices que la expresión «guerra civil española» no es la mejor para expresar lo ocurrido. ¿Cuál sería la mejor entonces?
Es que en realidad fue un largo golpe de estado. No sé muy bien qué expresión sería la mejor pero habría que hacer una que reflejara más la realidad que ocurrió.
Comentas que, acabada la guerra, el número de presos en las cárceles y campos de trabajo en España era el mismo, per capita, que en Alemania. ¿No exageras?
A mí también me sorprendió mucho el enterarme de eso. Pero me tienes que disculpar porque no encuentro el libro en el que lo leí. Pensaba que lo había puesto como nota al pie de página en el libro pero veo que no. Mis disculpas.
Nada que disculpar. Citas un libro del que ya has hablado antes, Radical Justice, de Luis Martín-Cabrera. ¿Por qué te ha impresionado tanto?
Martín-Cabrera tiene una capacidad de análisis remarcable desde una visión política, cultural, social y psicoanalítica. Radical Justice es un libro con una gran riqueza en el que se mira a fondo el Estado español, Argentina y Chile, tres sociedades posdictadura. Luis tiene un gran bagaje teórico del cual se puede aprender mucho.
Coincidimos en ello. ¿Por qué crees que la Iglesia católica apoyó tanto al régimen español y durante tantos años?
Porque las políticas e ideas republicanas eran contrarias a todo lo represivo de la Iglesia católica. Pero, ¡qué poco ha cambiado! Mira a Gallardón, su ley anti-aborto y la postura de la Iglesia católica ahora. Y en la declaración de la renta, sigue habiendo una casilla para la Iglesia. Para la católica, claro. Pero si uno quiere dar a su mezquita…
Hablas también de los hijos robados durante el franquismo. ¿Quiénes organizaron el robo? ¿Quiénes colaboraron en él? ¿Se sabe todo lo que se puede saber sobre ello?
Parece que hubo dos razones que a veces se juntaban. Se robaban niños de republicanas para «hacerles» cristianos y de derechas, entregándoles a familias de derechas. Y también para venderlos para sacar beneficio. Por lo que he leído, colaboraron la Iglesia católica, médicos, enfermeras, abogados y familias de derechas. Creo que se sabe aún muy poco. Se está empezando a destapar todo esto y es indignante que tengan que ser los propios hijos robados, que ahora son adultos, los que tienen que hacer esta investigación. Debería ser el gobierno.
¿Qué mitos, en tu opinión, dieron cobertura a la Inmaculada e inmodélica Transición (uso expresiones de Jorge Riechmann y Vicenç Navarro)? ¿Siguen vigentes?
El mito principal es lo que aún cree mucha gente: que el silencio y el pasar página es lo mejor para el futuro. Otro mito es que es peligroso el hablar de lo que ocurrió y el hacer justicia.
Estas creencias siguen vigentes hoy en día, no solo entre los poderosos. Yo creo que la mayoría de los ciudadanos creen que es mejor olvidar. ¡Y así estamos!
Y uno de los mitos sobre la Transición que más me molesta es el que dice que se hizo por unos cuantos señores sabios de la mano del Rey. Toda la gente que luchó para acabar con la dictadura no aparece en la narrativa sobre la Transición.
Recomiendo el libro de Guillem Martínez sobre la Cultura de la Transición, o CT. Guillem y otros autores analizan cómo la cultura de la transición sigue vigente.
Recomendado queda. ¿Qué pasó en tu opinión el 23-F?
No sé si nadie sabe exactamente qué pasó. Yo no sé más de lo que se ha dicho ya en las numerosas teorías. Pero para mí, desde la psicología política, lo importante es el impacto retraumatizante que tuvo. Fue como una «regañina» de Franco desde su tumba. Creo que retraumatizó, hizo que viejos miedos se removieran en la población. Lo cual puso en evidencia que la idea de la Transición de cerrar heridas sin limpiar, no es buena idea.
Te pido un comentario de texto: «No se puede desconectar la memoria del tema del poder». Me explicas esta reflexión de Luis Martín-Cabrera.
Supongo que Luis se refiere a que los poderosos quieren reescribir la historia para sus propios intereses políticos, intentan que la memoria de la gente no salga. En los países que han hecho procesos de verdad y reparación, las historias de la gente han nombrado a los victimarios y eso, los que están en el poder en el Estado español, no quieren que ocurra.
¿Por qué no te gusta la ley de memoria histórica? ¿Se aprobó, como dices, a cambio de olvidar la memoria compartida? ¿Qué memoria es esa?
La memoria compartida es la que deberíamos hacer todo el Estado español: hablar de lo que ocurrió, hacer comisiones de verdad y reconciliación. Poder hacer juicios contra los victimarios. Que el estado se ocupara de los desaparecidos y que todos supiéramos de ellos y sus historias.
Pero la Ley de Memoria Histórica no facilita nada de eso. Fue un gesto político y punto.
Los foros y asociaciones de memoria históricas no deberían tener que hacer todo lo que hacen. Toda la sociedad con leyes y con todos sus recursos deberían estar haciendo justicia y recuperando la memoria histórica.
La última: ¿qué opinas de la querella iniciada en Argentina contra los crímenes del franquismo? ¿Prosperará?
Por un lado me parece genial que se esté llevando a cabo la querella argentina. Pero al mismo tiempo me parece una vergüenza que no se pueda hacer aquí. ¡Qué mal estamos para que no se pueda hacer aquí! Espero que prospere pero eso va a depender de todos nosotros, de estar al tanto, de hablar y escribir sobre todo esto. Y de salir a la calle.
[*] La primera, segunda, tercera y cuarta parte de esta conversación puede leerse en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184575, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=184931, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=185274 y http://www.rebelion.org/noticia.php?id=185551
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