Se instaló un Conversatorio de Mujeres Afro promovido por la Secretaría respectiva dependiente del INAMU-Ministerio de Desarrollo Social, convocando al diálogo, cooperación y contralor sobre las acciones realizables por mecanismos de promoción para la equidad racial. La existencia de esta ventanilla de incipiente creación y el lugar para intercambiar ideas y ver qué necesitamos, […]
Se instaló un Conversatorio de Mujeres Afro promovido por la Secretaría respectiva dependiente del INAMU-Ministerio de Desarrollo Social, convocando al diálogo, cooperación y contralor sobre las acciones realizables por mecanismos de promoción para la equidad racial.
La existencia de esta ventanilla de incipiente creación y el lugar para intercambiar ideas y ver qué necesitamos, como acción afirmativa en sí misma nos parece magnífica.
La realidad y el tiempo dirán si los ideales se reflejan en los hechos.
A un costado eso por ahora; fue gratificante ver a una querida amiga como Beatriz Ramírez responsable del espacio logrado, figura notable en la gran pelea por la igualdad de género y etnia, así como al resto del plantel de activa y fémina morenada de todas las edades, pesos y matices dentro del tono, que nos encontramos para iniciar la conversadera.
Sin desmerecer lo logrado a lo que me uní con ganas por las buenas intenciones del Gobierno y fundamentalmente por las hermanas de color que están trabajando, digo: NO ALCANZA.
En realidad tanto nos fue quitado que nada es suficiente. Y aunque hoy al menos se avizoran destellos de justicia social, todavía hay mucha paciencia, esperanza, trabajo y reclamo que invertir.
Si existirá el racismo en las cabezas de la gente que con naturalidad se asocia color a lo nefasto, diciendo que algo es negro para decir que es malo. Segregacionista lógica que concluye en que las personas de piel oscura somos despreciables.
Desde que me conozco con nariz (chata pero nariz al fin) recuerdo a mi mamá diciendo a mis hermanas mayores -muy poco en broma- que había que casarse con blanco para «purificar la raza». Seguramente lo escuchó de su madre.
No lo escuchará mi hija de mí.
Resulta sencillo encontrar disimilitudes que nos alejen. Lo que se torna a veces quimérico, es saltar las fronteras invisibles que permanentemente creamos para separarnos de los demás: color de piel, inmigración, género, clase social, aborto voluntario, política, religión, opción sexual y así al infinito.
La sensibilidad femenina es arma letal en la batalla contra la discriminación. Las mujeres de todos los colores unidas, daremos a la sociedad un SE PUEDE sin cortapisas, y algún día las diferencias raciales no serán obstáculo para el disfrute de los derechos humanos.
La magia estará en la suavidad de nuestra fuerza.
Por eso y aunque hay todo por hacer, fue maravilloso ver allí juntas a damas del Uruguay preocupadas por los problemas de un sector de la población del país que está sufriendo.
Por ahora las afrodescendientes tenemos -agradecemos y utilizaremos- una secretaría de negras supervisada por blancas, un solo lugar en el Instituto de las Mujeres del Mides y unas masitas para festejar. ¿Dónde está lo que la sociedad nos debe en siglos de humillaciones y contumaz relegación?
Carmen Beramendi, Directora del INAMU, dijo que «sólo aceptar la diversidad es paternalista», lo cual no permite crecer ni revierte situaciones de desigualdades históricas. Importantísimo aprovechar el pensamiento de nuestros gobernantes de hoy.
«Como el uruguayo tiene un gran orgullo de su carácter democrático, con nuestro trabajo abonamos en un campo fértil». Dijo Ramírez
Sí, es real. La vergüenza colectiva por tratar mal a los negros debe convertirse en acciones afirmativas ya. Un halo de esperanza surge en el Conversatorio de la Secretaría para atender a las afro.
¡Vamos mujeres! Nos invitan a charlar.