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Mundo globalizado y capitalismo depedrador

Fuentes: Ecoportal.net

Hace años que alertamos acerca de que los desmontes masivos provocados por la incesante extensión de la frontera agrícola, o sea por las nuevas extensiones de los monocultivos de Soja transgénica, provocarían irremediables pérdidas en los ecosistemas y mucho sufrimiento en las poblaciones. Hace años que reclamamos que se declare la emergencia forestal en nuestro […]

Hace años que alertamos acerca de que los desmontes masivos provocados por la incesante extensión de la frontera agrícola, o sea por las nuevas extensiones de los monocultivos de Soja transgénica, provocarían irremediables pérdidas en los ecosistemas y mucho sufrimiento en las poblaciones. Hace años que reclamamos que se declare la emergencia forestal en nuestro país. Hicieron oídos sordos a nuestras demandas en épocas de Maria Julia, también en la época del supuesto progresista Massei, durante el Gobierno de la Alianza, y lo mismo desde entonces, con todos los funcionarios que los han continuado en el cargo e imitado en indiferencia y en desidia. Hicieron oídos sordos al reclamo de declarar la emergencia forestal cuando a la Argentina le quedaba sólo el veinte por ciento de los bosques y siguen haciendo oídos sordos ahora en que ya directamente no tenemos más bosques, porque todos han sido devastados y quedan las cejas de difícil acceso. Anticipamos en aquellos años que habría ecosistemas enteros que se desplomarían como consecuencia de estas políticas absolutamente criminales y lamentablemente tuvimos razón y tuvimos oportunidad de recordarlo cuando la provincia del Chaco entró en estado de emergencia, primero con las grandes inundaciones y luego con la enorme y prolongada sequía. Hicieron desaparecer el Impenetrable chaqueño y la consecuencia de ese crimen ambiental es la extensa desnutrición, el hambre, la indigencia y los cinturones de parias expulsados del campo y de la agricultura, que ahora viven en las zonas periféricas y misérrimas de la ciudad de Resistencia. Pero no les bastó con la provincia del Chaco y continuaron desmontando noche y día con sus máquinas infernales la geografía del norte argentino, porque su avaricia es insaciable, y destruyeron la selva y el paisaje de la zona de Tartagal para agrandar sus campos de caña y de Soja y ahora la Naturaleza se está tomando su revancha en la provincia de Salta… Porque ya lo dijimos también, muchas veces: Dios perdona siempre, nosotros los hombres perdonamos en cambio algunas veces pero la Naturaleza no perdona nunca y cada acción que cometemos contra ella nos la devuelve con creces… y lo que ahora estamos viviendo es un colapso ambiental en la provincia de Salta, donde los ríos arrastran masas del suelo desprovisto de sus bosques y barren con los puentes, con los caminos y con las poblaciones. Y los funcionarios venales e irresponsables todo lo que tienen que decirnos es que ahora llueve en un día lo que antes llovía a lo largo de meses y no son capaces de asociar esos cambios climáticos y en el régimen de lluvias, con los desastres ambientales que ellos mismos permitieron o acaso provocaron, en los últimos años, para hacer negocios con la tierra y con la vida de los salteños. Ojalá resurja pronto un nuevo Güemes desde las selvas y desde los cerros salteños y vuelva a poner en caja a esa oligarquía depredadora que la tiraniza, grupo parasitario heredero de la misma oligarquía venal que negoció en el siglo XIX con los ejércitos de Fernando séptimo, tanto la patria que nacía como la vida del Caudillo amado.

La profunda degradación del pensamiento político argentino proviene, sencillamente, de la negación pertinaz a reconocer la complejidad del mundo globalizado y de los cambios suscitados en el planeta por el Capitalismo depredador. La regeneración de la política solo podría darse entonces, en el marco de la aceptación con humildad de que somos apenas una parte de los ecosistemas, que los recursos naturales tanto como el agua y la tierra no nos pertenecen sino que pertenecen a nuestros hijos y que debemos aprender a incorporar en nuestra actividad política, los conocimientos que podemos tener desde la observación de la Naturaleza. Desde ya que esto implicaría abandonar la práctica constante y perversa de contrariar todas las normas de esa misma Naturaleza, y aceptar que esas prácticas demenciales en que nos empeñamos con contumacia ahora terminarán indefectiblemente con la vida de la especie humana sobre el Planeta.

Lo terrible y doloroso es que muchas veces tal como pasa en el Uruguay actualmente, o como ocurre en buena medida en nuestro país, ya no tenemos esta discusión solamente con los representantes de los viejos enclaves sociales oligárquicos o vinculados con la droga, sino con un sector que podríamos denominar populista, progresista, de izquierda o al menos con una historia militante y muchas veces heroica de resistencia a las dictaduras y de soñar mundos mejores que los que ahora que están en el ejercicio del Gobierno, expresan sus discursos y sus prácticas actuales.

Yo tengo muchas veces ciertas sensaciones, y en particular después de la recordación de este último aniversario del golpe militar en que tantos se blanquearon y en que tantas otras caras de cemento se pronunciaron en los micrófonos y en las solicitadas contra aquella época como si realmente no hubiesen tenido nada que ver o no hubiesen sido sus amables y dignos continuadores desde el menemismo… repito: tengo la sensación de que muchos de los militantes de los setenta sufren una especie de extorsión histórica y sentimental, y que son prisioneros y furgón de cola de las nuevas políticas neocoloniales a partir de reconocimientos de identidades pasadas… No sé… en todo caso es un tema a pensar y a debatir…

Me importan sí, los metadiscursos de ese reconocimiento identitario congelado en el tiempo y que ni siquiera posibilita reflexiones y retomas de la historia sino todo lo contrario, ese reconocimiento se transforma en un endicamiento, en un obstáculo, que impide la comprensión del fluir diacrónico de nuestra historia contemporánea. Vamos a los ejemplos. Es el caso del Barba Gutierrez en un salón de la CGT rindiendo homenaje a la memoria de Rucci como dirigente metalúrgico, y afirmando que fue muerto por la CIA, cuando todos sabemos que lo asesinaron los montoneros de los cuales él mismo fuera parte. ¿Nos toman el pelo? No, continúan simplemente el proceso de degradación de las conductas y de la palabra política por otros medios… Las madres de Plaza de Mayo juran que no volverán a pisar la Universidad de Buenos Aires si Alterini es designado Rector, por supuesto que no dicen nada acerca de qué harán si es nombrado Vilella, el hombre de Monsanto y de los Agronegocios… Llama la atención asimismo cómo el Pelado Perdía, Vaca Narvaja y otros han logrado borrar sus siniestras historias. No se los recuerda ya con sus uniformes y charreteras de comandantes en el exilio mientras cientos de sus subordinados eran masacrados en los centros de detención para mantener la ficción de una guerra que solo convenía a la Dictadura militar. No, ahora participan de actividades universitarias y hasta integran revistas de análisis político entremezclados con dignos intelectuales o dirigentes sindicales que incurren en el grave pecado de la desmemoria y del cambalachismo ético al aceptarlos como sus interlocutores y compañeros.

Según el paradigma progresista las tecnologías tal como las instituciones serían neutras y dependería de quien las maneja para que su sentido sea bueno o malo. Esta me parece que es una concepción hoy dominante pese a sus enormes fracasos en la historia. Así, se piensa lo siguiente: la Biotecnología es buena porque implica el intento de mejorar la vida en un laboratorio contrariando las leyes de la Naturaleza, pero sería mucho mejor si en vez de manejarla Monsanto, la manejáramos nosotros… Las FFAA eran malas porque las conducían los genocidas…. ahora son buenas porque las manejamos nosotros, pues volvamos entonces a rearmarlas, a darle hipótesis de conflictos o acaso a darles esa mano de obra que necesitarían como servicio militar de nuestros jóvenes desempleados… El modelo agroexportador era malo con Menem, pero no lo es ahora que lo manejamos nosotros y nos permite contar con las retenciones a la soja…. Martín Redrado era malo cuando era el Golden boy de Menem, pero no lo es ahora que nos responde a nosotros y nos abre puertas en Washington….y de esa manera hasta el infinito… Lamentablemente, a ese andamiaje precario del pensamiento se lo llama política en la Argentina.

¿Qué significan todos estos ejemplos? Estos ejemplos nos hablan en esencia de una idea, de una concepción del Poder que implica una constante búsqueda y una constante disputa por obtenerlo y que posterga todo cambio de la situación a una acumulación de ese mismo Poder, hasta hacerlo supuestamente suficiente… De allí que las políticas de Estado tales como la del rol asignado que tenemos como país de producir forrajes o el de atacar en forma constante a Europa en el plano internacional desde los intereses y las posiciones de los EEUU, no puedan reconocerse ni asumirse, porque las políticas de Estado pertenecen a otro Universo, un Universo secundario al de las peleas por el Poder, un Universo que se supedita a esas constantes luchas por conseguirlo que constituyen la política en la Argentina…

Nos conmueve a todos en estos días la muerte de una familia boliviana quemada viva en un incendio en el Barrio de Flores y que no pudo escapar por estar encerrados bajo rejas por sus patrones y tratantes. Y entonces descubrimos con esas muertes el trabajo esclavo en la Argentina y toda la prensa y la corporación política se manifiesta indignada por ello con total hipocresía, como si no quisieran comprender que esos sistemas espantosos de trabajo que llamamos de Maquila en Méjico o en China, hace mucho que llegaron también a nuestro país. De nuevo el pensamiento político estrecho, un pensamiento que se sorprende constantemente, no sólo por los hechos propios de la realidad, sino también y lo que es mucho peor, por las consecuencias que su propia acción o inacción en el gobierno suscitan… En realidad casi todo lo que comemos, al menos las verduras y productos de huerta, son provenientes de trabajo esclavo boliviano, desde el Gran Buenos Aires al alto valle del Río Negro y desde las provincias del norte a las provincias del litoral. La alimentación de los argentinos depende hoy en día del trabajo esclavo boliviano que nos resistimos a reconocer, porque deberíamos asumir que ya no somos capaces de alimentarnos a nosotros mismos y porque además, deberíamos tomar conciencia de que lo que comemos, adolece de un tipo de producción que no sólo implica sufrimiento y pérdida de todos los derechos para quienes lo hacen, sino también que esos alimentos están producidos con aplicación de tales cantidades de venenos que su ingesta significa gravísimos riesgos para nuestra vida.

Somos una Sociedad con tres modelos económicos y de producción fuertemente dominantes: la minería por cianurización a lo largo de toda la precordillera, los monocultivos transgénicos en la mayor extensión de las zonas agrícolas y el modelo de pinos y eucaliptos para pasta de papel en el litoral y en Misiones, y ahora también en ciertas zonas de la Patagonia. Somos una Sociedad de economía primarizada y basada en un modelo de agroexportación de materias primas, de granos y de petróleo crudo. Necesitamos recuperar todos los patrimonios del subsuelo en el espíritu del artículo 40 de la Constitución del 49, volver a un modelo de agricultura destinada al mercado interior, repoblar el campo desconcentrando las ciudades y reconstruir de ese modo y paulatinamente la Soberanía y la justicia social. Así de simple y ya muchos lo comprenden y lo aceptan. Llevó muchos años darle formas a ese discurso pero ahora solo basta extenderlo y cada vez son más y más quienes lo comparten. Recordemos que las frutas caen cuando maduran y nunca antes….

Hace un par de días alguien a quien agradezco mucho por su gesto, tuvo la amabilidad de acercarme en la ciudad de Neuquén un escrito del padre Jorge Galli, un escrito postrero que está firmado en la primavera del 88 y que por la cercanía de su muerte constituye casi un testamento. Lo conocí a Galli en el año sesenta y tres cuando yo acababa de salir de las cárceles del Conintes y él aun estudiaba en el Seminario de Villa Devoto. Y gracias a Galli entré una noche a conversar con alguno de sus profesores sobre las situaciones prerrevolucionarias que se vivían en aquel entonces en nuestro país… Han pasado muchos años… El padre Galli, al que todos conocían como «el Viejo» fue uno de los autores organizativos e intelectuales de lo que se dio en llamar Lealtad, la escisión más grande que sufrió Montoneros a finales del año 73 y que hoy prácticamente no se recuerda porque paradójicamente, en este travestismo de la política y del justicialismo, parecen haberse impuesto las herencias de los otros, los que en aquel año 73 mataron a Rucci e intentaron asaltar el Poder constitucional, y ahora, más de treinta años después en el estilo tan conocido de hacerse los boludos, inculpan a la CIA por aquellos hechos…

Dice en su escrito el padre Galli recordando sus años en la Parroquia del Cristo obrero de la ciudad de Pergamino y ubicándose en sus recuerdos diez años antes, o sea en el año 78, en plena dictadura: …»no importa que me digan desde la Jefatura Militar de San Nicolás que no junte jóvenes en la Iglesia, que no junte gente… yo me hice cura para juntar a la gente…, que yo soy inteligente y sé cuál es mi situación… que les haría correr riesgos a los mismos muchachos… que más vale cuide que no hagan el amor del otro lado del paredón de la Iglesia…Y no importa, porque si el vino viene, viene la vida y porque si creemos en Dios tenemos que conservar la esperanza… la esperanza… y tenemos que defender la risa y refugiarnos en lo que no nos pueden quitar, que es nuestra Cultura, como Martín Fierro en las tolderías… que disimulemos como el coya… que no nos arriesguemos porque nos van a matar… que tenemos el tiempo a nuestro favor… pero si conservamos lo nuestro: la cultura, si conservamos la risa y la esperanza… que hay que jugar un fútbol bien jugado…y que yo soy albañil y les ayudo a levantar la casa para que no pierdan la esperanza… y a alguna chica que quedó embarazada, paciencia, que se le va a hacer, que ustedes han hecho un peronista más, y que cada chico que nace es una esperanza nueva… quien sabe si este negrito no es el tipo que suplante a Perón… que también Jesús nació pobre en un pesebre… y que Herodes mató a todos los chicos, los Santos Inocentes, pensando que entre ellos estaba Jesús, pero Jesús había entrado en la clandestinidad y después, aunque no lo querían los poderosos, se la tuvieron que aguantar… y que, por eso, ser peronista es no perder la esperanza… y que después de haber visto a Perón en Gaspar Campos la alegría todavía nos dura… porque se la pusimos a la contra… y que si pudimos una vez, aunque sea después de 18 años, también vamos a poder ahora y que por eso hay que tener esperanzas.

Y ahora, los que estamos vivos, y aquí, y enteros, después de habernos muerto de miedo, muertos de vergüenza, por no estar muertos, mientras otros morían de verdad… ya tenemos la vida de prestado y nuestra vida no nos pertenece… y no somos simplemente seres vivos, sino que somos resucitados… y que los que resucitan, tienen otras responsabilidades y que saben más de la vida que los que recién están en la primera vida y sabemos que la esperanza no quedará defraudada… Y que ya volverá Evita y volveremos a ser millones, todos juntos, Dios puede, ayudémoslo o mejor, podemos, que Dios nos ayude…

Nuestro homenaje entonces a Jorge Galli, a su compromiso con sus hermanos y nuestro recuerdo a su figura triste de resucitado buscando a Dios en el dolor y en la miseria humana. Como alguna vez él dijera en aquellas épocas de opciones por los pobres en la Iglesia, él no pudo ser un cura que se hizo obrero porque en realidad siempre fue un oficial albañil que se había hecho cura. Que su evocación nos acompañe en este domingo nuevo para Horizonte Sur.

* Jorge Eduardo Rulli
www.grr.org.arEDITORIAL DEL 9 DE ABRIL DE 2006 del programa Horizonte Sur, los domingos de 11,30 a 12,30 por Radio Nacional AM – Argentina