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Nacer mujer; morir en Juárez

Fuentes: Rebelión

Cállate pinché vieja -en algunos casos seguido del adjetivo, puta- no grites,  no hagas nada porque sino sí te mueres. Así, colabora y déjate llevar. Acto seguido ella es despojada de su ropa sobre la zona del Cristo Negro en Ciudad Juárez por sus captores, pasada la media noche después de varias horas de secuestro.  […]

Cállate pinché vieja -en algunos casos seguido del adjetivo, puta- no grites,  no hagas nada porque sino sí te mueres. Así, colabora y déjate llevar. Acto seguido ella es despojada de su ropa sobre la zona del Cristo Negro en Ciudad Juárez por sus captores, pasada la media noche después de varias horas de secuestro.  Quienes la llevaron allí, hombres entre los 25 y 35 años, empiezan a bajarse los pantalones sucios y experimentar una erección alucinada y macabra, fortalecida por el consumo de droga y alcohol, clásico en la región. Uno a uno empieza -a carcajadas mudas por la distancia que existe entre ellos y la ciudad- a violarla una y otra vez hasta el cansancio sin importarle la cara de desesperación y terror que la victima experimenta en silencio por la amenaza recibida, después de media hora de sufrimiento y encima de ella uno de sus últimos captores, empieza a lamerle la cara al tiempo que la penetra hasta el grado de lastimarse el mismo, sin darse cuenta que la victima está desmayada con la mirada petrificada a la oscuridad. Sin pensarlo dos veces, uno de ellos saca de entre sus ropas un revolver 38 especial y le dispara en la cabeza porque es el procedimiento conocido en la comarca, mismo que ha dado resultado ya que la mayoría de los crímenes perpetrados sobre mujeres en Juárez quedan sin resolverse cuando todo esto pasa.

Este es el calvario que muchas mujeres en Juárez y sus alrededores seguramente vivieron antes de ser asesinadas, dadas las características en la cuales fueron encontradas, sin agregar que en algunos casos la mente criminal -producto de todo y nada- actúa sobre la víctima si podemos concebir mas violencia, descuartizándolas para confundir más «las investigaciones ministeriales» que sabe llegarán pero que poco le importan porque también conoce las deficiencias gubernamentales.

El 22 de julio de 2004 en un informe especial el periodista Ricardo Rocha, entró aún más a la cloaca de los asesinatos afirmando que «a principios del 93 se dieron 25 crímenes, 14 en el 94, luego 42, 43, 37, 36, 28, 39, 51, 43 y para 20  2003, más nueve en lo que va de este año. Pero más allá de las estadísticas está el horror. Alma Y. de diez años, fue golpeada y estrangulada, sufría violación vaginal y anal y tenía un hematoma profundo en uno de sus ojos, cuando su cuerpo fue hallado»

En efecto, a partir de un 23 de enero de 1993 cuando apareció el primer cuerpo, la cadena de asesinatos no ha parado, sigue criminalmente cultivándose en una  zona dominada desde hace mucho tiempo por la violencia, el narcotráfico, la delincuencia, la ineficacia gubernamental, la corrupción y la impunidad. Todo ello fortalecido por la ignorancia y vulnerabilidad de un género sobre otro, sometidos por la delincuencia barrial y de jóvenes bien nacidos. Tan sólo en Juárez, existen más de 300 bandas, identificadas solamente 91 de ellas.

La información en los tres niveles no ha fluido como debiera ser, producto de la partidización de la política y en especial del tema que nos ocupa, lo que ha complicado todos los esfuerzos emprendidos, en especial los de la Comisión Nacional de Derechos humanos (CNDH) quien en septiembre de 2003, dio a conocer su primer informe preliminar destacándose diversos aspectos para abatir los asesinatos sin que hasta la fecha se tenga el problema dominado, vamos siquiera analizado en serio. Lo que hoy se conoce como feminicidio ha tenido varias teorías de asesinato: seriales, misóginos, sexuales, videos violentos o snuff, tráfico de personas o de órganos, ritos, venganzas o simplemente por imitación e impulso personal. A la fecha más de 300 cuerpos han sido encontrados con síntomas de crueldad antes de ser ejecutados y más de 4000 mujeres se encuentra desaparecidas, según informes del ombudsman nacional. A lo más que se hemos llegado, es a la creación de una fiscaliza especial a donde los deudos de las  muertas de Juárez  poco acuden por la falta de confianza en el accionar gubernamental, mismo que seguramente  -según analistas- perderá fuerza en cuanto entremos a la recta de la sucesión presidencial donde todos ponen sus ojitos y baterías en busca de otro puesto mejor.   Respecto de que sean aclarados a la brevedad posibles los crímenes, el INACIPE lo ve remoto. En su análisis «Homicidios y desapariciones en Ciudad Juárez, análisis, críticas y perspectivas», descubre que la carencia de estudios integrales históricos, sociológicos y antropológicos, que expliquen la situación del entorno social integral donde se desarrollan los asesinatos, es muy marcada, aunado a que las investigaciones del ministerio público son parciales, fragmentadas y desorganizadas, además del carácter casi secreto de la información sobre esa investigación ministerial. Habría que aumentarle, que según el estudio en comento, aseveran que la verdad oficial proveniente de los tres niveles de gobierno, no tiene información estadística confiable y coherente lo que confunde dentro y fuera del país.

Según Amnistía Internacional (AI), en diez años se han registrado alrededor de 370 homicidios de mujeres, de los cuales como mínimo 137 son asesinatos con violencia sexual. Además, continúan sin ser identificados 75 cuerpos, algunos de los cuales podrían corresponder a mujeres reportadas como desaparecidas, aunque la falta de pruebas concluyentes para su identificación no permite confirmar esta hipótesis. Así concluye AI, en su informe «México, muertes intolerables. Diez años de desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua». Para La (CNDH) las muertas de Juárez ya sea por violación, seriales, casuales o premeditadas, sólo tienen una lectura. Esto de conmover la conciencia nacional del país ya que representa una vergüenza nacional y una emergencia que demanda atención inmediata Yo agregaría que debe conmovernos y despertarnos del letargo frívolo en que a veces nos encontramos porque no somos -por el momento- parte del problema y la desgracia. ¡Ni una muerta más en Juárez es la demanda!. El delito de ellas fue haber nacido mujeres, 400 según el subregristo de las asesinadas vivieron en Juárez.  Pero el problema es sólo de Juárez o es el síntoma de un cuerpo en descomposición, cuya medicina siguen siendo paracetamol. Algunos asesinos están en ya en la cárcel, por cierto, lugar donde la gente que entra se pudre también dado el esquema de readaptación social nacional, mismo que abordaremos en nuestra próxima entrega. Actuemos.

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*El autor es Presidente de la Fundación México Crítico. Además escribe para medios nacionales y sudamericanos, así como para España. Originario de Xalapa Veracruz.