El ministro de Salud Pública de la República Árabe Saharaui Democrática ha visitado el piso de niños enfermos de Sant Cugat amb el Poble Sahrauí.
El ministro de Salud Pública de la República Árabe Saharaui Democrática, Salek Baba Hasana, explica que, a raíz de la pandemia, la situación sanitaria en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) ha empeorado y no se ha logrado recuperar a causa de los recortes en los fondos de cooperación internacional. Por eso es tan importante la labor que hace Sant Cugat amb el Poble Sahrauí (SCAPS), una entidad que gestiona un piso donde vienen niños de los campos de refugiados para recibir tratamiento médico en Cataluña. Sin embargo, el futuro del piso se ha visto en peligro a raíz de los recortes del Ayuntamiento en el área de cooperación, que supuso la reducción del convenio con SCAPS a la mitad, a pesar de estar firmado y vigente.
Por último, el Pleno aprobó volver a dotar a la entidad la cantidad acordada con una modificación presupuestaria aprobada en el mes de mayo, lo que no evitó la queja de entidades de cooperación a la Audiencia pública por el recorte de muchos otros convenios. Resuelta y garantizada la continuidad del trabajo de SCAPS, el ministro visitó Sant Cugat el pasado 10 de julio para ver el piso y hacer una recepción oficial en el Ayuntamiento, donde firmó el libro de honor de la ciudad .
Gracias a la acción de entidades como Zehar-Errefuxiatuekin, a principios de julio se detuvo la deportación de un activista político saharaui que se encontraba en el País Vasco. ¿Qué valoración hace?
La presencia de este joven y de tantos otros que vendrán es una muestra de la ocupación colonial que sufre nuestro pueblo. La parte ocupada por Marruecos es una gran cárcel. Luchamos, precisamente, por la liberación de todo el territorio y la unificación de nuestro pueblo. Agradecemos a las organizaciones de derechos humanos que han logrado evitar que lo devolvieran al infierno colonial porque, si hubiera regresado, lo habrían encarcelado. Es importante para el joven y por la causa, para los amantes de la justicia y de la libertad.
La mayoría de saharauis exiliados o migrados en España tienen la condición de apátridas. Siendo una ex colonia española, ¿no tendría más sentido poder acceder a la nacionalidad española y, por tanto, a más derechos?
Sí, pero nuestra lucha no es encontrar una identidad nueva, sino recuperar lo nuestro: mantener nuestra identidad y nacionalidad. La nacionalidad española es, en cualquier caso, una oportunidad de mantener los vínculos culturales que han dejado 100 años de colonización. Lo español es un símbolo de identidad nacional que nos caracteriza en una zona totalmente francófona. Queremos conservarlo como identidad y como riqueza cultural e histórica porque supone un vínculo con España y América Latina.
En el acto ha criticado el posicionamiento del Gobierno español. En febrero de 2023 se evidenció el acuerdo entre el Gobierno español y marroquí en distintos aspectos, como la economía y la migración, consolidando así “la nueva etapa de relación bilateral”. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
Nada. Nadie entiende la posición del Gobierno español, que se alinea con la posición colonial marroquí. España ya no tiene una posición de neutralidad activa, aunque sigue siendo la potencia administradora del territorio con responsabilidades históricas hasta que el territorio se descolonice. Tanto si apoya a Marruecos como si no, será así.
¿Cómo hacer un proceso de descolonización si buena parte del territorio está ocupado por Marruecos?
Esto es responsabilidad de las Naciones Unidas, que deben hacer aplicar todas sus resoluciones que piden respetar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Hasta que esto no ocurra, el proceso de descolonización no se podrá efectuar. Es decir, la comunidad internacional es responsable.
En relación a las Naciones Unidas, Marruecos preside el Consejo de los Derechos Humanos, una presidencia a la que los saharauis se oponen.
Es una anomalía, como la invasión de Gaza. Marruecos tiene el apoyo de varios países. Pero, ¿cómo puede ser que una dictadura que ocupa otro pueblo, lo masacra y viola el derecho internacional se presente para presidir el Consejo de los Derechos Humanos?
La cuestión es que es un aliado clave para Europa en aspectos como la política migratoria, con la externalización de fronteras.
Pero nosotros no podemos ser la víctima. Si quieren luchar contra la migración, de acuerdo, pero no debe hacerse en contra de los derechos de otros pueblos. Sería un crimen: sacrificar los intereses y la libertad de todo un pueblo por esos intereses. Los países europeos que defienden los derechos humanos y la democracia son los que mantienen a Marruecos en la ocupación.
En 2020 se detuvo el alto al fuego a raíz de la actuación de Marruecos contra unos manifestantes en el Guerguerat. ¿Cuál es la situación actual de la guerra?
Se mantiene, y no se detendrá hasta que no tengamos una solución definitiva del conflicto. Hemos esperado 30 años para nada. Marruecos violó el acuerdo pensando que pondría fin al conflicto, y ha terminado provocando una nueva guerra que no sabemos cuándo acabará.
Tras cuatro años y sin demasiadas noticias sobre el conflicto en Europa, ¿tiene sentido mantenerlo o el coste humano es mucho mayor que el resultado político?
Sabíamos que era una lucha a largo plazo y nuestro objetivo es continuar hasta alcanzar nuestros objetivos. Vamos a seguir con todas las consecuencias.
¿La desestabilización política del Sahel, el golpe de estado en Níger, la mayor presencia de Rusia y China y el creciente descrédito de Francia en África suponen algún cambio en la lucha saharaui?
Tiene efectos a nivel de África o regional. A nosotros nos beneficia que otros pueblos logren la libertad, pero, directamente todos estos condicionantes, no. Somos miembros de la Unión Africana como estado.
¿Cómo la Unión Africana, que vive cierto estancamiento, puede ayudar a la descolonización?
El reconocimiento del Estado saharaui es un éxito histórico. Estamos presentes en todos los foros internacionales que planifica la Unión Africana, también en las conferencias de asociación con Europa, Japón…
Advertía que, desde la pandemia, la situación sanitaria es complicada en el Sáhara Occidental.
No sólo para nosotros, es una situación complicada para todos. Intentamos recuperar los programas perdidos: las comisiones médicas, los programas para niños, para mujeres, para la reproducción sexual, las enfermedades crónicas… en los campamentos. Todo se realiza con fondos de la cooperación internacional.
¿Se ha reducido?
Sí, para todos. Las agencias de las Naciones Unidas han reducido el presupuesto entre un 20 y un 30%. Esto nos afecta.
Esta entrevista se ha publicado originalmente en elCugatenc. Puedes leerla en catalán aquí.