Recomiendo:
0

Nadie escapa a la biometría

Fuentes: Centro de Colaboraciones Solidarias

El Documento Nacional de Identidad, el pasaporte o las tarjetas de crédito han dejado de ser métodos avanzados para reconocer a una persona. Con la aparición de la biometría, actos cotidianos como pagar en el supermercado, reservar una habitación de hotel o sacar dinero de un cajero se harán con la palma de la mano. […]

El Documento Nacional de Identidad, el pasaporte o las tarjetas de crédito han dejado de ser métodos avanzados para reconocer a una persona. Con la aparición de la biometría, actos cotidianos como pagar en el supermercado, reservar una habitación de hotel o sacar dinero de un cajero se harán con la palma de la mano. La tecnología biométrica , las huellas dactilares, el iris o la geometría de la mano son los nuevos pasaportes.
La biometría es el estudio de métodos automáticos para el reconocimiento único de humanos basados en uno o más rasgos de conducta o físicos. El proceso para reconocer a una persona se basa en el almacenamiento de varios rasgos y su análisis conjunto. Cuando una persona quiere acceder al sistema, se comparan los rasgos guardados con los que ofrece en ese momento y se verifica si es esa persona o no. Los siete datos físicos requeridos por los sistemas biométricos son el iris, la retina, las huellas dactilares, la geometría de la mano, la escritura y la firma, la voz y la cara. El estudio de la biometría en Occidente comenzó a finales del siglo XIX pero en países como China ya en el siglo XV se utilizaba la huella de la mano como dato de reconocimiento.

Durante los últimos años, diversos Gobiernos han desarrollado programas de biometría para aplicarlos en aeropuertos o en estudios de la policía. Pero en estos momentos ya hay bancos y supermercados que utilizan sistemas biométricos. Este cambio se ha producido por la creación de empresas privadas dedicadas al estudio de la biometría. Sólo en 2006 la biometría generó unos 2.300 millones de euros y según prevé la International Biometric Group (IBG), en 2011 los beneficios serán ya más de 5.000 millones.

La biometría se extiende. En países como Estados Unidos más de tres millones de personas compran ya enseñando el dedo en lugar de la tarjeta de crédito. En algunos bancos japoneses se puede sacar dinero de los cajeros con la huella de la mano. Pero la biometría aún no es fiable al 100%. Aunque aseguran que es difícil, también se puede suplantar la identidad de la persona. En 2003, unos diez millones de americanos sufrieron estafas de este tipo.
La nueva aplicación de la tecnología biométrica tiene también su cruz. Algunos ya lo llaman síndrome de Gran Hermano, y es que en las grandes ciudades cada vez vivimos más controlados. Dentro de los diversos análisis de la biometría, los lectores de huellas son la tecnología dominante y representan más de la mitad del negocio biométrico. En EEUU, más de 2.000 supermercados ya utilizan lo que han llamado el sistema Pay by Touch, pagar con el dedo. Este sistema y el del reconocimiento de voz, que no necesitan ningún hardware añadido, son los más baratos para las empresas.

Existen muchos detractores de la aplicación de esta tecnología por su grado de fiabilidad y, sobre todo, por el almacenamiento de los datos. Según los expertos, la biometría no almacena datos físicos sino que guarda algoritmos que se comparan cuando el ciudadano los ofrece día a día, pero que no es capaz de reproducirlos y producir una imagen.

En cuanto a dónde se almacenan los datos también existen puntos de vista contrarios. Los detractores de la biometría opinan que las empresas privadas pueden vender los datos de sus clientes rompiendo así el derecho de la protección de datos.

Con la aparición de esta nueva tecnología, pasar desapercibido resulta cada vez más complicado, porque en muchos hoteles ya hay que pasar el dedo índice por un escáner para poder alojarse. Otras circunstancias como faltar al trabajo, a partir de ahora serán misión imposible. La gripe o los atascos ya no son buenas excusas. Si no hay huella, no hay dinero.