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Nanotecnología: La mayor revolución tecnológica de la historia ¿Qué significa?

Fuentes: Ecoportal.net

La nanotecnología -la manipulación de la materia a escala de átomos y moléculas- promete ser la mayor revolución tecnológica de todos los tiempos. Sus aplicaciones actuales y potenciales cubren el increíble espectro de la biomédica, la farmacéutica, la industria cosmética, la alimentación, la agricultura, la industria química y de materiales, la industria de la construcción, […]

La nanotecnología -la manipulación de la materia a escala de átomos y moléculas- promete ser la mayor revolución tecnológica de todos los tiempos. Sus aplicaciones actuales y potenciales cubren el increíble espectro de la biomédica, la farmacéutica, la industria cosmética, la alimentación, la agricultura, la industria química y de materiales, la industria de la construcción, la aeronáutica, la industria automotriz, textil, del caucho, la informática, la computación y muchas otras. Todo lo vivo y lo no vivo está compuesto de átomos y moléculas y es potencialmente pasible de ser modificado, cambiando sus propiedades o encontrando nuevos usos.

«Mas que una nueva ola tecnológica, la nanotecnología es un tsunami tecnológico: no se lo ve venir hasta que está sobre nosotros. Ya existen en el mercado 720 productos, incluyendo alimentos, cosméticos y farmacéuticos que contienen nanopartículas y no existe ningún tipo de regulación, etiquetado ni evaluación de sus posibles impactos» dijo en conferencia de prensa Pat Mooney, director del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC)

Pat Mooney, canadiense, recibió el Premio Right Livelihood Award -más conocido como Premio Nobel Alternativo- por su trabajo pionero a nivel internacional (desde la década de 1980), sobre los impactos sociales y ambientales que tendría la revolución biotecnológica. Ahora, de visita en México para una serie de conferencias en varias instituciones universitarias (UNAM, Colegio de México, Universidad Autónoma de la Ciudad de México) alerta sobre esta nueva revolución tecnológica.

Según Mooney, «Sin que la sociedad lo haya advertido, estamos pasando de los productos genéticamente modificados a los productos atómicamente modificados, de la ingeniería genética a la geo-ingeniería (la manipulación del clima y fenómenos naturales), de los transgénicos a los ‘trans-átomicos’, sin el análisis y precaución que sería necesaria debido a los alcances de estas tecnologías.»

A nivel nanométrico (por debajo de 100 nanómetros = 1 nanómetro es la millonésima parte de un milímetro), entran en acción los efectos cuánticos: la materia cambia sus propiedades físicas y químicas tal como las conocemos. Por ejemplo materiales que son blandos se vuelven extraordinariamente duros, o cambian el color, la conductividad eléctrica y térmica, la reactividad química. El uso de estas propiedades para aplicaciones industriales ya no es teórico.

«La nanotecnología tiene actualmente un mercado de 50,000 millones de dólares a nivel mundial, pero según la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, el mercado de productos nanotecnológicos alcanzará el billón de dólares para el año 2011. Analistas de la industria estiman que sólo 3 años después, en el 2014, este mercado será de 2,6 billones de dólares, equivalente a diez veces el de la biotecnología e igual a la suma combinada de los mercados de la informática y las comunicaciones.» continúa Mooney.

Entre los productos que están en el mercado hay bloqueadores solares y cosméticos, por ejemplo cremas antiarrugas, que contienen nanopartículas o nanocápsulas para hacer más efectivo su uso. Pero esto podría tener impactos sobre la salud de quienes lo usen. Según explicó Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC en México, «Desde 1997 las universidades de Oxford y Montreal mostraron que el dióxido de titanio y el óxido de zinc en nanopartículas, presentes en cosméticos y bloqueadores solares, generan radicales libres y pueden ocasionar daños al ADN, provocando desde una simple inflamación de tejidos hasta tumores.»

Según un informe presentado por la tóxicologa Eva Oberdörster a la Asociación Americana de Química en abril del 2004, peces que fueron expuestos a una disolución de fulerenos (nanoesferas de carbono) en agua, en porcentaje similar a lo que sería contaminación industrial corriente en ríos, sufrieron daño cerebral en 48 horas. En el mismo período, murieron todas las pulgas de agua en el estanque de prueba.

«Como las nanopartículas son tan pequeñas, el sistema inmunológico no las detecta – razón por la cual se está extendiendo rápidamente su uso para administración de medicamentos. Pero por eso mismo pueden incorporarse sin ser advertidas en el torrente sanguíneo, atravesar la barrera sanguínea que protege al cerebro y depositarse en otros órganos, con efectos potencialmente dañinos.» explicó Ribeiro.

Pese a la proliferación de productos nanotecnológicos, la falta de regulación se debe a que los químicos que ahora se utilizan en nanopartículas, ya estaban aprobadas en su formulación macro, o como micropartículas (mil veces mayor que nano). Un informe de la Royal Society (academia de ciencias de Reino Unido) y la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido de 2004, concluyó que esto es erróneo: las nanopartículas y los nanotubos se deben considerar químicos nuevos, porque sus propiedades cambian notoriamente y por tanto ser objeto de evaluación y precaución antes de su liberación al mercado.

Un número creciente de informes científicos y gubernamentales -principalmente en la Unión Europea- han alertado que las partículas construidas artificialmente a nano escala podrían presentar nuevos riesgos a la salud y al medio ambiente. El grupo ETC tiene varios informes al respecto, disponibles en su sitio web www.etcgroup.org

Los productos que contienen nanopartículas están en el mercado mexicano, principalmente a través de importaciones. Como no están etiquetados, los consumidores no pueden distinguirlos. Por ejemplo, podrían estar en cosméticos de la empresa L’Oreal y otras, en aditivos alimentarios producidos por la empresa BASF que se agregan a jugos cítricos. Todas las empresa que producen transgénicos (Monsanto, Bayer, Dupont, Syngenta, BASF y Dow) tienen inversiones en investigación nanotecnológica. Un plaguicida nanoformulado de Syngenta – Karate con tecnología Zeon-_ se está usando en los campos agrícolas, sin mediar ninguna evaluación de impacto ambiental que pueden producir las nanopartículas. Empresas alimentarias como Nestlé, Kraft Foods, Unilever están desarrollando productos nanotecnológicos.

Sin embargo, los impactos de salud y ambientales son sólo una parte de las preocupaciones. Mooney considera que los impactos económicos sobre los países del Sur serán de enorme relevancia, fundamentalmente debido a la sustitución de materias primas. «Ya se está utilizando nanotecnología para sustitutir materiales como el caucho de los neumáticos, y en poco años, la demanda de caucho natural caerá fuertemente. Países que dependen de esta y otras materias primas van a sufrir un impacto económico por la pérdida de sus mercados en pocos años. Lo mismo podría suceder con fibras textiles, como el algodón. Ya se están usando nanopartículas para crear textiles sintéticos que «no se manchan» y que diferencia a de la revolución del nylon y el poliester, tendrá la sensación de suavidad y frescura del algodón.» Actualmente, más de 100 millones de familias dependen directamente de la producción de algodón y para 22 países de Africa es una exportación clave de sus economías.

Pat Mooney agregó que otra fuente de preocupación es la biología sintética o la llamada genómica sintética, que se propone crear vida artificial a partir de cero. «Además de presentar un enorme dilema ético que la sociedad no está discutiendo, así como posibles impactos ambientales, podría tener usos potenciales en armas biológicas, más peligroso aún teniendo en cuenta que se están haciendo varios proyectos de mapas genómicos que incluyen poblaciones indígenas y que permitiría tener información específica de esos grupos, abriendo la puerta para el diseño de «bombas étnicas».

Craig Venter, científico de fama mundial por participar en la iniciativa privada para secuenciar el genoma humano, creó recientemente la empresa «Synthetic Genomics» con capital del empresario mexicano Alfonso Romo, con la cual se propone crear organismos vivos artificiales. Investigadores de la Universidad de Florida crearon artificialmente una quinta y sexta letra del ADN (además de las existentes C,G,T,A).

«De pronto, podríamos encontrar que hay más «diversidad» artificialmente creada en un tubo de ensayo en Florida, que la existe en la naturaleza de un país megadiverso como México. Y paradójicamente, las fuentes para fabricarlas pueden ser de México, ya que por ej. Craig Venter pasó por las costas de Yucatán tomando muestras con un simple permiso de colecta científica entregado por la UNAM y sin que nadie le pidiera explicaciones».

Finalmente concluyó, «las patentes nanotecnológicas pueden ser la llave de un control corporativo de toda la materia viva y no viva nunca antes visto. Al patentar átomos o construcciones nanotecnológicas que permiten monopolizar combinaciones esenciales de la tabla periódica de elementos, se logra un control que sin precedentes. Ya existen este tipo de patentes».

Según Mooney y Ribeiro, es urgente el debate social sobre esta tecnología y sus implicaciones. El Grupo ETC y otras organizaciones de la sociedad civil plantean la necesidad de una moratoria a la liberación de productos nanotecnológicos hasta que se evaluén sus impactos de salud, ambientales y socioeconómicos.

Por más información o entrevistas
Verónica Villa, tel 55 63 26 64, 044 55 5432 4679
Grupo ETC
www.etcgroup.org