Cumple 15 años el Memorial José Martí creado por iniciativa del compañero Fidel Castro. Por aquí han pasado más de un millón de personas, cubanas y extranjeras, visitantes individuales o en grupos. Ha sido escenario de incontables exposiciones de arte y de encuentros y reuniones científicas, conciertos y concursos de diverso carácter en los que […]
Cumple 15 años el Memorial José Martí creado por iniciativa del compañero Fidel Castro. Por aquí han pasado más de un millón de personas, cubanas y extranjeras, visitantes individuales o en grupos. Ha sido escenario de incontables exposiciones de arte y de encuentros y reuniones científicas, conciertos y concursos de diverso carácter en los que han participado miles de jóvenes y niños.
El Memorial ha cumplido cabalmente su misión de acercarnos a Martí. A su vida, a su obra y a su ejemplo. Gracias a la dedicación de sus trabajadores, dirigidos siempre por la compañera Haydée Díaz Ortega, el Apóstol sobrevivió al combate de Dos Ríos y ha vuelto para acompañarnos y estar siempre junto con su pueblo.
Hacerlo regresar fue una idea que el Jefe de la Revolución concibió y comenzó a promover cuando Cuba atravesaba el momento más difícil de su historia, en la fase más aguda del período especial. Volvió Martí cuando más lo necesitábamos, a él que siempre estuvo allí donde lo llamaba el deber.
Martí es hoy más necesario que nunca para los cubanos y para el mundo. Cuba necesita de su patriotismo, su entrega total, sin límites, a la causa de la Patria, su antimperialismo irreductible, su humanismo integral, su lucha sin tregua para conquistar toda la justicia. Martí es la savia que nutre nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.
Los pueblos necesitan a Martí más que nunca para salvar la vida amenazada gravemente por la codicia, el egoísmo y el materialismo vulgar de un sistema cuya perversidad él fue capaz de descubrir y denunciar cuando apenas se manifestaban sus primeros síntomas.
Lo necesitan los pueblos de Nuestra América que ahora avanzan trabajosamente para construir un mundo nuevo, solidario y libre frente a las amenazas y los zarpazos de un imperialismo que él desenmascaró antes que nadie.
Necesitamos su ética del sacrificio, su espiritualidad, su inagotable convicción en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud. Lo necesitamos íntegro, vivo y esa es la decisiva tarea que ustedes, compañeras y compañeros, están convocados a hacer realidad. Que se siga cumpliendo su profecía:
«Mi verso crecerá: bajo la yerba
Yo también creceré»
Palabras en el acto por el aniversario 15 del Memorial José Martí. La Habana, 27 de enero de 2011.