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Entrevista a Serge Latouche, defensor del decrecimiento

«¡Necesitaremos treinta planetas como éste!»

Fuentes: La Vanguardia

Tengo 67 años, nací en Vannes y vivo en París. Soy profesor emérito de Economía en la Universidad París-XI. Estoy casado y tengo tres hijos y cuatro nietos. ¿Política? Alternativa, abogo por un cambio de modelo: ¡soy un objetor del crecimiento!Soy agnóstico. El actual crecimiento económico es insostenible: hay que frenarlo y decrecer – ¿Se […]

Tengo 67 años, nací en Vannes y vivo en París. Soy profesor emérito de Economía en la Universidad París-XI. Estoy casado y tengo tres hijos y cuatro nietos. ¿Política? Alternativa, abogo por un cambio de modelo: ¡soy un objetor del crecimiento!Soy agnóstico. El actual crecimiento económico es insostenible: hay que frenarlo y decrecer

– ¿Se define usted como
objetor del crecimiento?
– Sí. Yo objeto contra la imperante religión del crecimiento económico. Se venera el crecimiento como fin en sí mismo, se persigue siempre crecer por crecer. ¡Es algo irracional y suicida!

– Yo creía que crecer era bueno.
– ¿Sí? En Europa, el producto interior bruto en 200 años se ha multiplicado por treinta. Y pregunto: ¿somos hoy treinta veces más felices?

– Entendido.
– Consumimos 20 o 30 veces más, ¡eso sí! La lógica imperante es: ¡más, más, siempre más! Eso nos conduce a una colosal presión sobre los recursos naturales, a agotarlos.

– ¿Y a qué ritmo crecemos hoy?
– El crecimiento económico europeo, según el PIB, es de un 2% cada año.

– No parece tanto…
– Crecer un 2% anual sobre la ya altísima cota de producción y consumo europea ¡es muchísimo! Los recursos son limitados.

– Explotaremos más bolsas de petróleo.
– Queda menos petróleo cada día. Y su explotación es cada día más costosa. Dentro de unos quince años, un barril costará 400 dólares: ¡eso hará inviable la aviación civil!

– Hallaremos nuevas fuentes de energía.

– Los científicos no son tan optimistas al respecto. Por hoy, producir un kilo de carne de vaca europea exige ¡seis litros de petróleo!

– ¿Cómo calcula eso? – Sume el petróleo necesario para fabricar piensos, abonos, para mover tractores y la industria agroalimentaria del ramo, y el matadero, el transporte de la carne…

– Entonces la carne se encarecerá…
– Además, esas vacas son viables porque fuera de Europa se usan territorios – para cultivar sojas y otros forrajes para sus piensos- cuya superficie equivale a ¡siete veces la de Europa! A cambio, les exportamos residuos.

– Carne por mierda.
– ¡Un 20% de los habitantes del planeta consume un 86% de los recursos del planeta! Yen la cúspide estamos la llamada clase consumidora mundial:600 millones de personas (cifra que coincide con los automóviles que circulan en la Tierra), distribuidas así: 300 millones en Europa, 200 millones en EE. UU. y 100 millones en Japón y China.

– ¡Y todo el resto de la humanidad anhelando entrar también en este club!
– Por eso la única salida sensata es decrecer. ¡Fomentar el crecimiento es insensato, sólo conduce a la debacle global!

– ¿En qué medida cada repunte de crecimiento mina recursos naturales?
– Lo medimos por la llamada impronta ecológica,que consiste en el impacto que nuestro nivel de vida tiene en el espacio bioproductivo de la Tierra.

– ¿Qué entiende por espacio bioproductivo?
– Es el espacio que nos surte de alimentos, energía, recursos: el planeta tiene 51.000 millones de hectáreas, de las que 12.000 millones son bioproductivas. ¡De ellas dependemos todos los habitantes del planeta!

– ¿Qué parte de ese espacio me nutre a mí?
– Dada la actual población de la Tierra, cada uno deberíamos sostenernos con 1,8 hectáreas de ese espacio bioproductivo.

– Dice «deberíamos»… ¿No es así?
– El actual nivel de vida de los españoles: necesita ¡4,5 hectáreas por persona/ año! para sostenerse. Si todos los habitantes del planeta quisieran vivir como los españoles…, ¡harían falta dos planetas y medio!

– ¿Y si quisieran vivir como los franceses?
– Serían necesarios tres planetas.

– ¿Y como los estadounidenses?
– Seis planetas.

– ¡Seis planetas!
– De seguir creciendo al 2% anual, en el año 2050 la humanidad necesitaría ya explotar ¡30 planetas! como la Tierra para sostener tal crecimiento. Ahora consumimos el patrimonio acumulado por la Tierra en miles de años: hoy quemamos en un año lo que la fotosíntesis tardó 100.000 años en producir.

– ¿Qué deberíamos hacer para frenar esto?
– Volver a una impronta ecológica igual a 1 planeta y no más: o sea, sostenernos con 1,8 hectáreas por persona y año.

– Dicte tres medidas para conseguirlo.
– ¿Sólo tres? Bien. Una: optimizar el uso de la energía, pues el grupo de estudiosos Nega-wat en un informe ha demostrado que en Francia podríamos consumir ¡cuatro veces menos energía! con similar rendimiento.

– Dos.
– Volver a una agricultura ecológica, con abonos naturales y sin pesticidas, y fomentar el localismo agropecuario. Y tres: dejar de derrochar cada año ¡500.000 millones de dólares en publicidad! Esto por higiene espiritual y material: en papel supone 50 kilos de bosque por persona y año.

– ¿Quiénes son los beneficiario del actual sistema?
– Grandes transnacionales como Monsanto. Y todos nosotros somos a la vez víctimas y verdugos…

– ¿Ha visto la película de Al Gore?
– Sí, y aconsejo verla porque te conciencia. Aunque no analiza la lógica del sistema, no denuncia la lógica perversa del crecimiento. No señala responsabilidades.

– ¿Podemos ser ricos de modo sostenible?
– Si vinculamos riqueza a consumo material, no. Por eso nuestro mayor desafío actual consiste en redefinir la idea de riqueza: entenderla como satisfacción moral, intelectual, estética, como empleo creativo del ocio.

– ¿Y lo lograremos, profesor?
– Lo lograríamos si todos pensásemos como piensa mi amigo el poeta Castoriadis, que siempre me dice: «Yo prefiero adquirir un nuevo amigo a un nuevo coche».

http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/20070309/51310728507.html