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Neoliberalismo y modelo cubano: lo definible y lo verificable

Fuentes: El Estado como tal (Blog)

Se ha afirmado que el neoliberalismo es una de las ideologías contendientes en las propuestas de cambio para el país y que tal ideología ha estado presentándose de manera no confrontacional. Sin embargo, la discusión sobre este interesante tema no parece haber tomado como base los textos concretos donde ello pudiera constatarse. Es una lástima, […]

Se ha afirmado que el neoliberalismo es una de las ideologías contendientes en las propuestas de cambio para el país y que tal ideología ha estado presentándose de manera no confrontacional.

Sin embargo, la discusión sobre este interesante tema no parece haber tomado como base los textos concretos donde ello pudiera constatarse. Es una lástima, porque todos los interesados en impedir la influencia del neoliberalismo en la sociedad cubana pudiéramos beneficiarnos si pudiera sostenerse un debate racional asentado en evidencias.

Existe un segundo problema: los comentaristas que abordan el tema no ofrecen comúnmente una definición analíticamente útil de lo que debería entenderse por neoliberalismo, en el contexto nacional. Es decir, no se han establecido los criterios que permitirían saber cuáles ideas y propuestas -relativas a Cuba- serían distintivamente neoliberales y cuáles no.

Por ejemplo, ¿sería neoliberal la propuesta de establecer empresas privadas medianas y pequeñas (PYMES), pero no lo sería la contratación de trabajadores extranjeros para la construcción de hoteles?; ¿sería neoliberal sugerir la reducción de impuestos a los segmentos de menores ingresos del sector no estatal, pero no sería neoliberal exonerar al inversionista extranjero del pago de impuestos?

Para poder sostener un diálogo intelectual serio sobre el tema habría que establecer alguna definición acerca de qué es el neoliberalismo. No se trata de arribar a un concepto científicamente preciso, algo que muchos destacados analistas concuerdan en señalar que es imposible alcanzar respecto al neoliberalismo, pero al menos se requiere una delimitación de contornos que permitiese diferenciar lo que es específicamente neoliberal de lo que no lo es.

¿Y la evidencia?… ¡bien, gracias!

En relación con el primer problema, todavía no he podido localizar un texto de tipo no confrontacional que contenga una propuesta neoliberal para Cuba. No digo que no pudiera existir. Simplemente expreso mi extrañeza por el hecho de que quienes se refieren al neoliberalismo en Cuba no hayan aportado evidencia concreta respecto a una afirmación de tal calibre político.

Aclaro que me refiero únicamente a escritos que pudieran clasificar como intentos «disimulados» y no confrontacionales para tratar de promover el neoliberalismo en Cuba. No se incluyen aquí los planteamientos que pudieran haber sido presentadas por autores que abiertamente se oponen al socialismo en Cuba.

No existen datos que permitan verificar que los planteamientos manifiestamente «alternativos», es decir, contrarios al socialismo cubano, sean neoliberales o de cualquier otro tipo, encuentren resonancia en las discusiones políticas actuales, y que pudieran contar con receptividad o apoyo por parte de una «masa crítica» de ciudadanos del país.

Considero que lo anterior es importante porque cualquier discusión acerca de un programa neoliberal -o de propuestas sueltas basadas en esa ideología- es esencialmente un asunto político, aunque pudiese tener una dimensión académica. Por esa razón, se ha adoptado aquí la premisa de descartar textos que, dada su condición abiertamente anti-socialista, no han demostrado tener «tracción» en el actual contexto político nacional.

Si no es ese tipo de textos, ¿en cuáles pudieran estarse generando entonces una influencia neoliberal «solapada»? En principio, habría que considerar al menos dos potenciales zonas: En primer lugar, la posibilidad de que ello se originase en los medios legalmente formalizados de difusión académica o en los de otro tipo (dirigidos a un lector no especializado) que tuviesen -por su prestigio profesional o por las escalas de su diseminación- posibilidades reales de influir en la opinión pública del país. En segundo lugar, habría que prestar atención a la posibilidad de la existencia de textos neoliberales que pudieran haber aparecido en las plataformas de pensamiento -individuales y colectivas- que se han incorporado al debate público nacional, principalmente a través de internet.

Una revisión de los principales medios legalmente formalizados de divulgación académica y de otro tipo del país arrojaría un resultado previsible: la «no observación» de un sesgo neoliberal en los textos publicados. Es decir, cualquier supuesta propuesta neoliberal no habría sido capaz de pasar la fina malla -académica y política- de los medios legalmente formalizados en Cuba.

Habría que fijarse entonces en lo publicado en las otras plataformas de pensamiento accesibles en internet, pero hasta donde conozco, los comentaristas que han expresado la existencia de ideas neoliberales «solapadas» -o como fuesen- en esos medios no han logrado apoyar sus opiniones con referencias a textos concretos.

Es un asunto que ya he comentado anteriormente. (Ver, Pedro Monreal, «Desideologización de lo económico y neoliberalismo en Cuba: ¿de verdad?», El Estado como tal, 23 de agosto de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/08/23/desideologizacion-de-lo-economico-y-neoliberalismo-en-cuba-de-verdad/)

Lo político en el neoliberalismo

Conviene identificar una definición de neoliberalismo que pudiese tener utilidad para los análisis sobre la realidad concreta de Cuba. No se trata de incursionar de manera general en la teoría critica acerca del neoliberalismo sino de poder contar con una base conceptual mínima, pero adecuada, que permita entender si el pensamiento neoliberal tiene alguna presencia demostrable en el actual debate del modelo económico y social de Cuba, y que permita comprender si esa presumida presencia pudiera tener probabilidades de influir en la práctica política del país.

Presentaré mis consideraciones de manera muy sucinta. Naturalmente, quedarían abiertas a una polémica que quizás pudiera ayudar a la discusión sobre el tema.

Para empezar, el neoliberalismo -un concepto elusivo que casi siempre es utilizado por sus detractores y no por sus defensores- se utiliza para definir cuatro fenómenos relacionados, pero distintos: una estrategia política, una ideología, una teoría, y un período histórico.

A los efectos de esta breve nota, me concentraré en las definiciones relativas a las dos primeras dimensiones (estrategia política e ideología), las cuales considero que son las que tienen una relación más directa con el tema de un presunto posicionamiento «solapado» de ideas neoliberales en Cuba. Las dos otras dimensiones pudieran ser abordadas en una nota posterior.

El neoliberalismo es, ante todo, un proyecto político consistente en reducir el poder de la clase trabajadora, principalmente debilitando las bases de la organización de esa clase y los medios legales que le permiten tener un poder de negociación frente al capital. Los mecanismos utilizados para esos fines son variados: desde la exacerbación de la movilidad del capital hasta la utilización de todos los poderes del Estado para modificar la redistribución de ingresos y deslegitimar la acción política de los trabajadores.

El neoliberalismo no es un proyecto político al cual se llegó simplemente mediante la lectura de textos neoliberales (Friedrich Hayek, Ludwig von Mises, Milton Friedman, Michael Oakeshott, Robert Nozick, o James Buchanan) sino como resultado de procesos políticos específicos. En sus momentos iniciales (finales de los 60s e inicios de los 70s del pasado siglo), fue un proyecto político anti-trabajador y contrarrevolucionario que fomentó la solidaridad capitalista para vencer una creciente resistencia de los trabajadores (no necesariamente radical) en países desarrollados y una oposición al capital en ciertas áreas del Tercer Mundo.

Un autor como David Harvey ubica el nacimiento del neoliberalismo como proyecto político en Estados Unidos en el «Memoradum Powell», escrito por Lewis Powell en agosto de 1971, un «manifiesto» político al que se le ha atribuido un impacto práctico en la manera en que poderosos lobbies articularon el proyecto político neoliberal en ese país (Ver, «Neoliberalism Is a Political Project. An Interview with David Harvey», Jacobin Magazine, 23 of July 2016, https://www.jacobinmag.com/2016/07/david-harvey-neoliberalism-capitalism-labor-crisis-resistance/)

Con el paso del tiempo, la construcción de la solidaridad capitalista parece haber perdido parte del énfasis inicial porque la movilidad del capital y el éxito en desestructurar la organización de los trabajadores han facilitado la operación del proyecto.

Como proyecto político, el neoliberalismo no consiste en desmantelar el Estado (una ensoñación abstracta de ciertas teorías neoliberales) sino en utilizar la fuerza del Estado, y aumentarla cuando es preciso, para modificar la correlación de fuerzas políticas en favor del capital. Las intervenciones estatales que se observaron como parte de la más reciente crisis para «salvar» bancos y empresas que eran «demasiado grandes como para que quiebren» ilustran esta cuestión.

Un autor como John Gray lo ha sintetizado del siguiente modo: «Los neoliberales no son anarquistas que objetan cualquier forma de gobierno, ni libertarios que desean limitar el Estado a la provisión de la ley, el orden y la defensa nacional. Un Estado neoliberal puede incluir un Estado de Bienestar, pero uno de tipo limitado… Reducir el Estado ha sido imposible en la práctica, por eso los neoliberales han intentado utilizar el Estado para reconfigurar las instituciones sociales a semejanza del modelo del mercado, una tarea que no puede ser acometida por un Estado pequeño… El incremento del poder estatal ha sido siempre una lógica inherente del neoliberalismo, porque inyectar el mercado en cada rincón de la sociedad no es una tarea que pueda ser realizada por un Estado pequeño» (John Gray, «The Neoliberal State», New Stateman, 7 January 2010).

Una ideología ambiciosa, radical, agnóstica y relativista

El proyecto político neoliberal no tiene detrás una teoría unificada, tema que abordaremos en una próxima nota, pero en cambio sí posee una ideología coherente que proporciona una justificación al intento consciente de redefinir las relaciones de poder. Hay, por lo menos, tres puntos esenciales, interconectados, que definen la ideología neoliberal:

  • La competencia como característica determinante de las relaciones humanas. Los ciudadanos son redefinidos como consumidores cuyas opciones democráticas se ejercen esencialmente cuando compran y venden en el mercado.
  • El neoliberalismo «ancla» la modernidad en el mercado. Lo económico se asume como la medida del progreso y la razón. La economía es «amplificada» para abordar asuntos que normalmente se considerarían como de orden político o sociológico. En el plano de las políticas públicas, la ideología predominante es la de considerar solamente como racional y moderno lo institucional que se basa en el mercado.
  • El agnosticismo respecto a las soluciones a los problemas sociales y el relativismo de los valores se concibe de una manera mucho más radical que como lo hizo anteriormente el liberalismo. Un autor como William Davies lo ha sintetizado de la siguiente manera: «La virtud de la competencia, desde una perspectiva neoliberal, no es que maximice el bienestar (como asumen los economistas ortodoxos) sino que es agnóstica respecto a la solución de los problemas institucionales, culturales y políticos…no podemos conocer con antelación lo que funciona, lo que somos, o en qué invertir, pero tampoco podemos ignorar que hay que enfrentar esas opciones. El papel del Estado es el de reconstituir la sociedad a partir del reconocimiento de esa realidad, mediante la competencia y la provisión de información (como las advertencias del contenido de los alimentos o el ranking de las universidades) como los mecanismos más importantes para hacerlo«. (William Davies, «The difficulty of ‘neoliberalism'», Open Democracy, 6 January 2016, https://www.opendemocracy.net/will-davies/difficulty-of-neoliberalism)

La concatenación de los tres elementos antes descritos (la centralidad de la competencia en lo humano, el mercado como ancla de la modernidad y el relativismo/ agnosticismo de lo normativo) es un rasgo distintivo -exclusivo- de la ideología neoliberal. No se encuentra en otras ideologías que hacen la apología del capitalismo. Es algo distintivamente neoliberal.

Sugerencias para intentar hacer el debate sobre el neoliberalismo

A continuación, se apuntan, muy esquemáticamente, algunas sugerencias que pudieran facilitar la identificación de aspectos específicamente neoliberales en los textos que contienen análisis y propuestas sobre el modelo económico y social de Cuba. Siguiendo lo expresado anteriormente, las sugerencias se refieren a la valoración de posibles ideas neoliberales planteadas de modo no confrontacional.

Sugerencia # 1: No toda propuesta que incluya la inserción del mercado y de la propiedad privada en el modelo es pro- capitalista. De hecho, eso ya es parte de la «conceptualización» del modelo socialista cubano.

Sugerencia # 2: Pudieran existir propuestas pro-capitalistas (que el autor de esta nota no compartiría), que no fuesen necesariamente propuestas neoliberales. Las críticas a esas propuestas requieren un análisis preciso del proyecto político en el que se inscriben y de la ideología que las justificaría. No debería responderse igual -en el plano político- a un proyecto neoliberal que a uno socialdemócrata.

Sugerencia # 3: Los siguientes aspectos pudieran revelar la presencia de un proyecto político neoliberal en un texto. Un listado no exhaustivo pudiera ser el siguiente:

  • Mercados laborales no compatibles con un estándar de «trabajo decente» (concepto de la Organización Internacional del Trabajo).
  • Privatización de medios de producción fundamentales y de recursos naturales.
  • Enfoque formal, no sustantivo, de participación política de los trabajadores en materia de gestión empresarial y de políticas públicas.
  • Falta de transparencia informativa en temas de interés directo para el trabajador.
  • Redistribución regresiva del ingreso nacional, principalmente por la vía de la política fiscal, la política monetaria y la política cambiaria.
  • Mercantilización de derechos sociales relativos a la salud y la educación.
  • Reducción, eliminación y/o privatización de otras prestaciones sociales (jubilaciones, asistencia social, seguridad pública).
  • Oposición categórica a la posibilidad de establecer controles de precios y salarios.
  • Apoyo a tratados de «libre comercio».
  • Facilidades injustificadas a la operación del capital extranjero.

Sugerencia # 4: Los siguientes aspectos -especialmente cuando aparecen combinados- pudieran revelar la presencia de ideología neoliberal en un texto. Un listado no exhaustivo pudiera ser el siguiente:

  • Visión reduccionista que considera que solamente es «racional» lo que es «eficiente».
  • Equiparación de la «centralidad» de la competencia a leyes naturales (Darwin, ley de la gravedad, presión atmosférica, etc.).
  • Cualquier limitación a la competencia se trata como un atentado a la libertad.
  • La organización de los trabajadores es considerada como una distorsión del mercado que impide la formación de una jerarquía «natural» de ganadores y de perdedores.
  • Visión de la desigualdad como algo «virtuoso», como una recompensa a la «utilidad» y como algo que genera riqueza porque «gotea hacia abajo» para beneficiar a otros.
  • Los esfuerzos por crear sociedades menos desiguales son contraproducentes y moralmente reprobables (por ejemplo, la supuesta creación de «vagos» que viven del presupuesto nacional).
  • Quienes se enriquecen lo hacen solamente gracias a sus méritos, ignorando otras condiciones -como la educación pública- que hayan contribuido al éxito personal.
  • Trasmisión de la idea de que la pobreza es culpa del fracaso personal.
  • Rechazo de la planificación como un mecanismo válido para resolver problemas económicos, institucionales, sociales y culturales. Idea de que solamente el mercado produce soluciones eficientes a esos problemas.
  • Rechazo a la adopción de normas -como la justicia social- que sirvan para guiar la búsqueda de soluciones. Solamente la competencia entre alternativas en el mercado demostrará «lo que funciona» (relativismo y agnosticismo respecto a los valores y soluciones).
  • El socialismo, al prestarle atención a los valores, se embrolla en debates alrededor de estos que hacen que el sistema sea incapaz de asegurar el progreso.

Resumiendo, desde una perspectiva política e ideológica, no bastaría con «detectar» un presumible sesgo pro- capitalista en un texto. Para ser neoliberales, las propuestas tendrían que ser de un tipo específico.

Lo que convertiría un texto con propuestas para Cuba en algo distintivamente neoliberal sería la presencia de componentes identificables enfilados a reducir el peso político de los trabajadores en la formulación de las políticas públicas que determinan el funcionamiento de los mercados laborales y los procesos de distribución primaria y de redistribución del ingreso, así como la presencia de una visión ideológica radical, agnóstica y relativista que intente «colonizar» -desde lo económico- la interpretación de los problemas sociales, institucionales, políticos y culturales. Este sería un primer paso que antecedería el análisis detallado de los textos.

Fuente: http://elestadocomotal.com/2017/08/29/neoliberalismo-y-modelo-cubano-lo-definible-y-lo-verificable/