Recomiendo:
1

Masculinidad, crisis y extrema derecha

No es solo el odio al feminismo, es la economía: la caída de ingresos y empleo radicaliza a los hombres jóvenes

Fuentes: https://www.eldiario.es

Un estudio señala que la extrema derecha está capitalizando la “frustración” de los hombres jóvenes asociada a la pérdida de independencia económica y empleo, dos grandes señas de identidad de la masculinidad tradicional, y que tienen que ver con el aumento de la desigualdad o la automatización.


Es una de las preocupaciones actuales que más conversaciones ocupa: la radicalización de los hombres jóvenes y la manera en la que la extrema derecha está consiguiendo captarles. Frente a la explicación que señala al antifeminismo y la influencia de redes y espacios online, un paper ahonda en otra razón: el declive económico que han sufrido especialmente los varones jóvenes en las últimas décadas.

Según el estudio De proveedor a precario: cómo el declive económico alimenta la reacción antifeminista, del European Policy Center, la extrema derecha estaría capitalizando esa “frustración” de los hombres asociada a la pérdida de independencia económica y empleo, dos grandes señas de identidad de la masculinidad tradicional. Por contra, los movimientos progresistas no estarían siendo capaces ni de evitar el declive económico de los jóvenes ni de ofrecer una masculinidad alternativa a la tradicional que resulte atractiva.

El informe describe el contexto actual: la reacción antifeminista que vive Europa, tanto a nivel político, como cultural y mediático, y el auge de partidos políticos de extrema derecha, especialmente entre los hombres jóvenes. La brecha ideológica entre mujeres y hombres jóvenes es más pronunciada que nunca, pero también es paradójica. Por un lado, el paperdice que los hombres jóvenes tienen menos comportamientos sexistas y muestran más apoyo a la igualdad que los hombres más mayores. Pero, al mismo tiempo, los jóvenes se oponen más a las políticas y discursos feministas. El resultado es que las mujeres jóvenes son más progresistas y sus homólogos varones, más conservadores, una diferencia que se evidencia en las preferencias electorales de unas y otros.

Un declive de renta, educación y salud mental

¿A qué se debe esta deriva masculina y esta brecha ideológica de género? La reacción antifeminista y la socialización de los jóvenes a través de redes sociales y espacios online en los que los discursos antifeministas y alarmistas, los bulos y la desinformación campan a sus anchas son dos de las razones más mencionadas. El informe del European Policy Center señala que son respuestas incompletas y abunda en otra: el deterioro económico de los hombres jóvenes, un factor que explicaría por qué, a pesar de ser más favorables a la igualdad que los varones mayores, votan más a la derecha que ningún otro grupo poblacional.

Ese declive, prosigue el investigador Javier Carbonell, autor del estudio, se ha producido en términos de renta, riqueza, tasas de empleo, poder adquisitivo, tasas de educación universitaria y salud mental. “Estas tendencias tienen poco que ver con el avance de las mujeres y más bien están relacionadas con cambios económicos estructurales más profundos, como la automatización o el aumento de la desigualdad”, dice.

Mientras que algunos problemas económicos como el acceso a la vivienda o la caída de poder adquisitivo respecto a las generaciones anteriores afecta a mujeres y hombres jóvenes, el estudio asegura que otros fenómenos económicos les apelan más a ellos. El estudio pone algunos ejemplos, como que las tasas de empleo ya son mayores entre las mujeres, o al menos iguales entre sexos, en muchos países occidentales. O que el porcentaje de mujeres con estudios superiores -un factor relacionado con mejores ingresos y capital cultural- supera con creces al de hombres. También que el porcentaje de chavales que ni estudian ni trabajan ni están en búsqueda activa de empleo no ha parado de crecer. 

“En el Reino Unido, Francia, España y Canadá, los hombres jóvenes superan ahora en número a las mujeres fuera de la población activa por primera vez en la historia. Este descenso es más pronunciado entre los hombres sin titulación universitaria, ya que dominan los trabajos manuales, sectores que se han reducido en las últimas décadas debido a la automatización y la globalización”, relata el informe. Todos estos factores han hecho que en algunos países europeos, la brecha salarial se haya corregido e incluso dado la vuelta. En esos lugares, las mujeres jóvenes ya cobran, de media, algo más que los hombres. En general, sin embargo, son ellos los que siguen estando por encima salarialmente y, de hecho, los datos muestran que la llegada de los hijos penaliza laboral y económicamente a las mujeres pero no a los hombres.

Reconfortar a la masculinidad de siempre

Este declive económico no tendría por qué implicar el escoramiento hacia la extrema derecha, pero el hecho es que en la última década es quien está explotando ese descontento. ¿Por qué? “En primer lugar, aunque el declive económico de los hombres jóvenes es real, su respuesta a él está determinada por normas culturales y de género. La masculinidad sigue estando fuertemente vinculada al papel de ‘proveedor’ o ‘sostén de la familia’, y la identidad masculina sigue definida por el trabajo. Así, la incapacidad económica para cubrir esas expectativas ha superado los cambios en la comprensión cultural de lo que significa ser un hombre”, explica.

La frustración que produce no poder cumplir con las expectativas económicas de la masculinidad “afecta a la salud mental y el estatus de los hombres”. “En este contexto, los llamamientos de restaurar el papel de proveedor culpando a otros grupos es más fácil que la ardua tarea de redefinir la propia masculinidad”, añade. Además, el declive económico de los jóvenes ha coincidido con el progreso en los derechos y las condiciones de las mujeres, un hecho que la extrema derecha ha aprovechado para generar un enemigo. Así, apelan a los hombres jóvenes por la pérdida de su estatus y reivindican la visión tradicional de la masculinidad. 

El estudio propone reforzar las políticas económicas para la gente joven, mientras se promueve otra masculinidad. Hacer esto último sin mejorar las condiciones materiales, aseguran, no será suficiente por muy poderosos que sean los discursos. Una política de vivienda que incluya controles de los precios en los centros urbanos, promover el empleo estable e ingresos dignos para las personas menores de 25 años, reforzar las estructuras y permisos de cuidados o aumentar los recursos y la importancia de la educación profesional son algunas de las medidas que plantea.

En cuanto a las normas culturales y de género, el informe sugiere programas de atención a la salud mental de los hombres, la creación de centros donde ofrecer actividades y acciones que moldeen una masculinidad diferente, o complementar la crítica al modelo tradicional de hombre con alternativas concretas y reales a las que los jóvenes puedan aspirar.


Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/no-odio-feminismo-economia-caida-ingresos-empleo-radicaliza-hombres_1_12203209.html