Traducido del inglés para Rebelión por S. Seguí
Una evaluación decisiva, realizada por la ONU sobre el estado del medio ambiente del planeta, nos ofrece la más espeluznante visión del futuro de nuestro planeta. El aviso es tajante: el futuro de la Humanidad está en peligro a menos que se adopten medidas urgentes. En los últimos 20 años, casi todos los indicadores del planeta han empeorado. Al mismo tiempo, la riqueza de los particulares en los países más ricos ha crecido en un tercio.
El Informe, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), previene de que los vitales recursos naturales que hacen posible la vida en la Tierra se han deteriorado significativamente desde 1987, año de la publicación del primero de estos informes del PNUMA. No obstante, el progresivo agotamiento del capital natural del mundo ha coincidido con avances económicos sin precedentes de los países desarrollados, lo que, para mucha gente, ha enmascarado la crisis creciente.
Casi 400 expertos de todo el mundo aportaron su contribución al Informe, en el que se advierte de que incluso la misma la Humanidad podría correr peligro si no se hace nada por abordar los tres principales problemas ambientales: el crecimiento de la población mundial, el cambio climático y la extinción en masa de animales y plantas.
El Informe es fruto de cinco años de trabajo de destacados científicos, y es el cuarto de una serie iniciada en 1987 con la publicación de Nuestro Futuro Común ( Our Common Future ), obra de una comisión internacional sobre el estado del medio ambiente planetario presidida por la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland.
Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA, ha afirmado que el objetivo del último informe no es el de presentar un «escenario oscuro y desesperanzado» sino el de fundamentar una llamada urgente a la acción. Sin embargo, el lastimoso estado de casi cada uno de los aspectos del bienestar del planeta indica que en estos 20 años se ha registrado una pérdida constante de oportunidades.
Steiner afirmó ayer, con ocasión del lanzamiento del Informe, que resulta revelador que en los últimos 20 años la riqueza del planeta haya aumentado drásticamente en casi un tercio. No obstante, señaló: «Al mismo tiempo, nos alecciona: gran parte del capital ‘natural’ del que dependen en buena medida tanto el bienestar humano como la actividad económica -agua, suelos, aire y atmósfera, biodiversidad, recursos marinos- siga en un declive aparentemente imparable.»
Entretanto, la respuesta política a esta situación de emergencia creciente ha sido limitada. «Sin un esfuerzo acelerado de reforma del modo cómo llevamos colectivamente nuestros asuntos en el planeta Tierra, en breve estaremos en una situación comprometida, si es que no lo estamos ya,» declaró Steiner.
«El número de señales de alarma ha sido suficiente y espero sinceramente que esta sea la última. La destrucción sistemática de los recursos naturales de la Tierra ha alcanzado un punto en el que la viabilidad económica de las economías está amenazada, y la factura que pasarán a nuestros hijos puede resultar imposible de liquidar,» señaló también.
El cuarto informe del PNUMA, después del seminal de 1987 de la Comisión Brundtland, revela una marcada continuación del declive del medio ambiente. La «huella» medioambiental de la Humanidad ha aumentado espectacularmente en 20 años, con una población creciente y un mayor uso de recursos naturales: energéticos, del suelo y otros.
El Informe GEO-4 (Global Environement Outlook 4, en español Perspectiva Ambiental Global 4) del PNUMA señala que la demanda que los humanos hacemos al planeta indica que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. La actual huella equivale a 22 hectáreas por persona, mientras que la capacidad natural de la Tierra es de menos de 16 hectáreas por persona, se indica en el Informe.
Al mismo tiempo, la economía mundial ha tenido un crecimiento espectacular, con un PNB global per cápita que ha pasado de 6.000 dólares a 8.000 dólares estadounidenses. Pero, esta mayor riqueza ha ido a parar al mundo desarrollado y, a la vez, se ha conseguido a costa de un enorme coste ambiental. El acopio de agua potable disponible se ha reducido drásticamente desde la década de 1980; por ejemplo, en Asia occidental ha pasado de 1.700 metros cúbicos por persona y año a 907 metros cúbicos en la actualidad. A mediados del presente siglo podría reducirse aún más, hasta 420 metros cúbicos por persona y año. En los últimos 20 años, la proporción de poblaciones de peces que se han agotado se ha doblado, pasando del 15% al 30%. Al mismo tiempo, la proporción de poblaciones que se estima que están sobreexplotadas ha pasado del 20% al 40%.
La intensidad con la que se trabaja el suelo agrícola ha aumentado también, y con ella la carga de erosión de los suelos, la escasez de agua, el agotamiento de nutrientes y la contaminación. En 1987, una hectárea de tierra cultivada producía un promedio de 1,8 toneladas, pero debido a la intensificación el rendimiento ha aumentado a 2,5 toneladas.
El consumo de energía en los países desarrollados ha aumentado notablemente. En Canadá y EE UU, por ejemplo, la demanda de energía ha aumentado en 19% desde 1987. Por su parte, las concentraciones de dióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, son cerca de una tercera parte más altas que hace 20 años.
Se estima que las especies de animales y plantas están desapareciendo a un ritmo 100 veces más rápido que el registrado históricamente, en gran parte como resultado de las actividades humanas. Los biólogos dan los siguientes porcentajes de especies amenazadas: anfibios, 30%; mamíferos, 23%; aves, 12%.
Una creciente población humana, que se espera alcance los 9.000 millones a mediados del siglo, producirá una creciente presión sobre la tierra, el agua y la biodiversidad. La tierra habrá de cultivarse de manera más intensiva, o bien habrá de cultivarse una mayor extensión. «En cualquiera de los dos casos, la biodiversidad sufrirá,» señala el Informe.
Con un telón de fondo de creciente degradación de los suelos y los océanos, de incremento de la población y de extinción de las especies, aparece el espectro del cambio climático, una de las principales amenazas que acechan a la Humanidad en este siglo XXI. Existen ya pruebas «visibles e inequívocas» de que el calentamiento global está teniendo otras repercusiones en el medio ambiente planetario, se indica en el Informe GEO-4.
Mike Childs, director de campañas de Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), ha señalado que en el Informe queda claro que es precisa una acción política internacional concertada con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y de poner fin a la pérdida de vida animal y ecosistemas. «Este informe demuestra claramente que también necesitamos cambios drásticos en la compresión de que la degradación persistente del medio ambiente mundial amenaza el bienestar de todo el mundo en el planeta,» ha afirmado.
«Nuestra respuesta a esta emergencia planetaria debe fundamentarse en el aprovechamiento sorprendente ingenio humano con el fin de hacer de las próximas dos décadas una época de innovación y de determinación para crear un mundo más justo y verde.»
Veinte años de fracaso medioambiental
Desde 1987, cuando el decisivo informe de las Naciones Unidas Nuestro Futuro Común , supervisado por Gro Harlem Brundtland, previó la necesidad de realizar acciones concertadas para garantizar el futuro de la Humanidad, el estado del medio ambiente global ha empeorado en muchos aspectos:
· la disponibilidad de agua potable se ha reducido drásticamente. Por ejemplo, en Asia occidental, el agua potable disponible ha pasado de 1.700 m3 por persona y año a 907 m3, en gran medida a causa de la contaminación y la demanda;
· los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han aumentado en una tercera parte, y la demanda de energía de países como Estados Unidos y Canadá es ya casi una quinta parte más alta que en 1987;
· en 1987, se consideraba que alrededor del 15% de las poblaciones de peces del mundo estaban agotadas, y que un 20% adicional estaba sobreexplotado. En la actualidad, se ha agotado el 30% de las especies y un 40% más está sobreexplotado;
· el número de especies amenazadas de extinción se ha incrementado. Desde 1987, ha habido un declive del 50% de las poblaciones de determinados animales de agua dulce, y de un 30% de las especies terrestres y marinas.
· la intensificación agrícola de la tierra cultivada ha aumentado, lo que ha producido un mayor impacto en términos de contaminación, agotamiento de nutrientes y uso del agua. Una hectárea de tierra cultivada producía en 1987 alrededor de 1,8 toneladas, mientras que en la actualidad produce 2,5 toneladas.
· la población humana se ha incrementado en un tercio desde 1987. Al mismo tiempo se ha multiplicado por tres el comercio global, y el ingreso per cápita ha crecido en promedio en un tercio, con un PNB global que ha pasado de 6.000 dólares a un total de 8.000 dólares estadounidenses hoy.