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Entrevista al documentalista lech kowalski

«No quiero gustarle a todo el mundo»

Fuentes: Diagonal

Prácticamente desconocido para el gran público, el documentalista británico Lech Kowalski ha dedicado gran parte de su filmografía a registrar el lado más salvaje de la vida, regalándonos tremendas crónicas sobre el punk y los ambientes underground. La trilogía de Lech Kowalski (1950) sobre el punk es una referencia esencial para el registro audiovisual del […]

Prácticamente desconocido para el gran público, el documentalista británico Lech Kowalski ha dedicado gran parte de su filmografía a registrar el lado más salvaje de la vida, regalándonos tremendas crónicas sobre el punk y los ambientes underground.

La trilogía de Lech Kowalski (1950) sobre el punk es una referencia esencial para el registro audiovisual del ‘movimiento sucio más limpio del mundo’. D.O.A. Dead on arrival, donde filma la apocalíptica y definitiva gira de los Pistols por EE UU; Born to lose: the last rock´n´roll movie, sobre el integrante de New York Dolls Johnny Thunders; y Is Dee-Dee home?, acerca del bajista de Ramones, son el legado de este singular cronista para recordar aquel cisma cultural. Su filmografía abunda en situaciones límite, lumpen en territorios fronterizos que luchan por la supervivencia y continuas reinvenciones de su propia manera de filmar. Director de cine documental autónomo y delictivo, le pedimos un autógrafo sobre una multa de los Transportes Metropolitanos de Barcelona y le hacemos entrega de un hermoso canuto, un «present for you». Accede con gusto a ambas cosas.

DIAGONAL: Me gustan las películas documentales porque me gusta el mundo de la gente real con sus alegrías y sus problemas. Pero no soy alguien plagado de sueños, no soy un creyente. ¿Cuál es tu consejo para mí?

LECH KOWALSKI: Es una pregunta divertida, no sé si quieres preguntar como cineasta o como persona perdida en el mundo. Si quisieras ser un artista por lo menos debes tener un poco de optimismo. No puedes llegar a la gente si no es con un poco de esperanza. De lo que se trata es de dar a conocer ese otro mundo. Da igual si se trata de yonquis o de cualquier otro problema. El objetivo de una película es conseguir que quien la está viendo tenga algún tipo de nueva experiencia. El cine documental debe ser algo que te salga de dentro, tienes que interiorizarlo para saber qué es lo que te deprime o qué es lo que te hace feliz. Es el por qué del cine. En ese momento no es documental ni ficción, es puro cine y eso es en lo que estoy interesado, en las emociones, en hacer sentir a la gente… ¡algo!

D.: Tus historias no hablan sobre héroes, no hay idealización en tus películas…

L.K.: Yo tomo decisiones sabiendo que la película no va a ser para todos los públicos. No todo el mundo disfruta de las cosas que hago. Pero espero que cierto tipo de personas, gente que busca algo fuera de la televisión o del cine comercial, disfrute con ellas. Yo no quiero gustarle a todo el mundo, me tiene sin cuidado…

D.: ¿Crees que tus películas no son políticas?

L.K.: Políticas… políticas… en el sentido del objeto que se estudia y no en el de una estructura. No tomando partido por la derecha o la izquierda. Nunca creí en partidos políticos. Ni siquiera el punk. La gente dice que el punk es político pero yo no soy ni de izquierdas ni de derechas. Ésa es la muerte del arte. Ellos estaban de mala hostia simplemente.

D.: Para mí eres un tipo que está siempre jugando con fuego, siempre en el borde, ¿no piensas que puedes llegar al final de ese camino?

L.K.: La idea es tratar de encontrar un sujeto que inquiete al público, que moleste a la gente. No sé si visteis East of paradise; la gente se molesta cuando ve la imagen del chico muerto en la morgue. Yo puedo mostrar a este cabrón porque es mi amigo, fue colega 12 años. Yo tenía que enseñar de qué va la muerte. De eso trata toda la película, de cómo evitar la muerte, cómo morir y a la vez de ser fuerte y sobrevivir. La gente sólo ve el chico muerto en la morgue. Estando vivo me propuso hacer una película porque tenía sida. Cuando murió descubrí su cuerpo por accidente en el hospital. Bueno, pues si no quieres ver la película es tu problema. No tengo ninguno en mostrarlo. Yo lo conocí muy bien, si tú no quieres mirar es tu problema. Son estas cosas en las que pienso, el tipo de imágenes que disparo.

D.: Es la historia de enfrentarse al poder, la historia del do it yourself de los punks, ¿es ése tu tipo de trabajo?

L.K.: Creo que no tengo otra opción. Si decides hacer una película en este sentido tienes que llegar hasta el final. Mucha gente subestima el sentirse a gusto consigo mismo. No hay por qué hacer mucho dinero. Mucha gente quiere una recompensa rápida, tener una novia agradable, un buen coche. No me interesa nada de esto. Porque al final del día reflexionas, ¿para qué sirve? Yo tengo que vivir conmigo mismo. Si piensas que tu idea es buena, haz algo con ella. Si te dicen que no lo es, pueden estar equivocados o pueden estar en lo cierto. Pero tú ya no eres un niño. Tienes que pelear. Si crees en ello hazlo fuera del sistema. Tienes que encontrar una manera de hacerlo, tu propio camino. Si tratas de seguir las reglas todo el tiempo es difícil…

D.: ¿Qué pasó en Sundance con Rock soup?

L.K.: Lo que pasó es que yo invité a dos autobuses llenos de ‘sin techo’. La gente del certamen estaba muy molesta porque hubiera invitado solamente a ‘sin techo’ y tuve una fuerte discusión. Hice una película con ellos y les invité, ¿necesito un permiso oficial para que les dejen entrar? A la mierda. Es verdad que ellos no olían muy bien (risas)… pero la película trataba acerca de ellos.