Un trabajador indio barre la calle entre la niebla tóxica que envuelve las calles de Nueva Delhi el 31 de octubre de 2016, un día después de la gran fiesta hindú del Diwali. AFP / Money Sharma Nueva Delhi amanece envuelta en una niebla tóxica este lunes, un día después de la gran fiesta hindú […]
Un trabajador indio barre la calle entre la niebla tóxica que envuelve las calles de Nueva Delhi el 31 de octubre de 2016, un día después de la gran fiesta hindú del Diwali. AFP / Money Sharma
Nueva Delhi amanece envuelta en una niebla tóxica este lunes, un día después de la gran fiesta hindú del Diwali, en la que es costumbre hacer estallar petardos y fuegos artificiales.
Una espesa humareda impedía la visibilidad y se asomaba incluso al interior de los hogares y a los túneles del metro.
Por primera vez en la capital india, el récord de 1.000 microgramos de partículas finas por metro cúbico de aire (μg/m3) fue superado en un barrio del sur, el RK Puram. El dato es diez veces superior a los máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si bien las concentraciones contaminantes disminuyeron con el paso de la noche, por la mañana seguían por encima de los 700 μg/m3 en varios barrios de la capital.
La fiesta hindú de las luces -Diwali- es conocida por la contaminación resultante de los petardos.
El aire contaminado supone un «serio riesgo» de problemas respiratorios para los habitantes de Nueva Delhi, advirtieron las autoridades, que aconsejaron evitar las actividades físicas en el exterior.
La calidad del aire de Delhi se ha degradado en los últimos años, debido a la rápida urbanización y a las emisiones industriales.
Una semana antes de la próxima ronda de conversaciones sobre el cambio climático, que tendrán lugar en Marruecos del 7 al 18 de noviembre, Unicef publicó un estudio sobre el peligro de la contaminación atmosférica para la salud de los niños.
Unos 300 millones de niños en el mundo viven en lugares con contaminación atmosférica que causa daños físicos serios, incluyendo problemas de desarrollo cerebral, según Unicef.