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Nueva York aún es multicultural

Fuentes: IPS

La última novela de la escritora estadounidense Jessica Jiji intenta demostrar que, tras la campaña de desprestigio de la comunidad musulmana tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, esta ciudad sigue siendo multicultural y tolerante, pese a todo. Después de los ataques atribuidos a extremistas árabes y musulmanes, las librerías neoyorquinas se inundaron […]

La última novela de la escritora estadounidense Jessica Jiji intenta demostrar que, tras la campaña de desprestigio de la comunidad musulmana tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, esta ciudad sigue siendo multicultural y tolerante, pese a todo.

Después de los ataques atribuidos a extremistas árabes y musulmanes, las librerías neoyorquinas se inundaron con estudios que intentaban explicar el fenómeno del terrorismo, trazando vínculos con el Islam y Medio Oriente.

A pesar de que algunos expertos advertían sobre los peligros de perpetuar el mito del «choque de civilizaciones» y consolidar la noción de «nosotros y ellos» en las relaciones entre Oriente y Occidente, muchos libros procuraban enardecer los sentimientos contra los árabes y musulmanes.

No obstante, es un hecho que la ciudad sigue siendo símbolo de respeto mutuo y tolerancia a las diferencias culturales y religiosas.

«Muchas novelas presentan a Nueva York como si sólo fuera un lugar donde las rubias se pasean por la Quinta Avenida, pero en realidad es una ciudad multicultural», afirmó Jiji, autora de «Diamonds Take Forever» («Los diamantes no llegan nunca»), publicada por la editorial Harper-Collins el mes pasado.

Centrada en una historia de amor, la novela explora cuestiones étnicas, el orgullo y la individualidad, de forma simple y sincera, pero también artística y colorida.

En el complejo escenario urbano neoyorquino, las personas se llevan bien entre sí, sin importar las diferencias de religión y de tradiciones.

La protagonista es Michelle, una joven de unos 30 años que nació y fue criada en Nueva York por una madre atea y un padre judío procedente de Marruecos.

El padre tiene una tienda de alimentos exóticos en Manhattan para satisfacer el insaciable apetito de los neoyorquinos por los deliciosos platos árabes.

La protagonista tiene un novio llamado Joe, de origen hispano y ex infante de marina.

Otros personajes de la historia son el mejor amigo de Joe, procedente de África, y el confidente de Michelle, un joven gay.

Michelle es un ser abrumado por las dificultades de la vida diaria. Preocupada por encontrar un esposo ideal antes de que sea «demasiado vieja», y de un lugar decente donde vivir en la ciudad que ama.

La joven está siempre obsesionada por conservar su trabajo de periodista radial para la Canadian Broadcasting Corporation.

«Es mucho más representativa de la ciudad real en la que vivimos», dijo Jiji sobre su novela, en la que destina muchas páginas a destacar la generosidad y riqueza de la cultura árabe, en especial a través de los diálogos entre Michelle y su padre judío, cuyo principal amigo resulta ser musulmán.

En la historia, ambos hombres se refieren a Jerusalén como «tierra santa», en un intento deliberado de la escritora para subrayar los puntos de igualdad entre las personas, aun cuando se consideren rivales.

Jiji, una neoyorquina de madre húngara y padre iraquí, lamenta la forma en que los medios de comunicación estadounidenses presentan la cultura árabe, «simplista y limitada», pero además «injusta».

En la novela, la forma de condenar estos estereotipos es sutil, pero reveladora.

«La mejor boda en la que he estado fue en una cabaña de madera al final de una sucia y desconocida carretera en la Alabama rural», dice en una ocasión el futuro esposo de Michelle.

El narrador nos revela que, en ese momento, ella se dice a sí misma: «Me imagino a mi tío Saleh intentando llegar allí sin ser confundido con un terrorista y detenido».

Jiji señaló que su padre le enseñó a respetar los valores y la riqueza de la cultura árabe.

«Cuando mi padre se refería a árabes ‘típicos’ no lo hacía en una forma despectiva. Para él, los árabes ‘típicos’ eran los generosos, afectuosos y humanistas. Ésa ha sido siempre mi visión del mundo árabe», explicó.

Además de la dimensión multicultural, la novela de Jiji también ofrece un examen crítico a las políticas de género de la sociedad contemporánea estadounidense, mostrando que, a pesar de las varias leyes, la dominación masculina sigue siendo aceptable.

Esto se refleja en el novio de Michelle, un ex soldado que se muestra cruel con las mujeres, ama las armas y aspira a convertirse en policía antinarcóticos.

Michelle espera que algún día su novio le regale un diamante, pero en cambio él le rompe el corazón.

Según Jiji, el personaje de Joe representa la dominación militar estadounidense sobre un mundo débil.

«Creo que la realidad es que vivimos en un país muy militarizado, y que hay un trasfondo bélico en todo lo que hacemos (los estadounidenses). Toda obra de arte honesta reflejará eso», señaló la novelista.

Jiji afirma que su obra es una metáfora sobre las dificultades y luchas que uno debe atravesar para obtener fuerza de carácter y madurez, como sucede a la protagonista.

«Para volverse fuerte como el diamante hay que luchar mucho», señaló…

http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=36139