«Regenera instantáneamente tu piel» «Regenera instantáneamente tu piel», «una experiencia orgánica total», «lo que ahora necesita el mundo es amor». Esto dicen los fabricantes de algunos de los artículos cosméticos tratando de llamar tu atención. Lo que te será más difícil de encontrar son las sustancias tóxicas que contienen. Y si no, lee. La crema […]
«Regenera instantáneamente tu piel», «una experiencia orgánica total», «lo que ahora necesita el mundo es amor». Esto dicen los fabricantes de algunos de los artículos cosméticos tratando de llamar tu atención. Lo que te será más difícil de encontrar son las sustancias tóxicas que contienen. Y si no, lee.
La crema hidratante que «regenera instantáneamente tu piel» necesita absorberse para actuar, para lo cual contiene EDTA disodio, lo cual conduce a las otras sustancias a regiones profundas en la piel. Casualmente en su composición encontramos disruptores hormonales y cancerígenos potenciales.
El champú que te transportará a una «experiencia orgánica total» usa cuatro potenciales cancerígenos para dar color y fragancias sintéticas que se sabe que son irritantes cutáneos y neurotóxicos, además de potenciadores de penetración de otras sustancias, los cuales permiten a éstas penetrar más profundamente en la piel y en el torrente sanguíneo.
Y la colonia que sugiere que lo que realmente necesita el mundo es amor contiene 41 ingredientes, 80% de los cuales nunca se han sometido a pruebas para determinar sus efectos en salud en humanos. El resto son neurotóxicos, alergenos, irritantes y/o disruptores hormonales.
Estos tres artículos se pueden encontrar en cualquier droguería. Os invito a que los encontréis. Y mientras buscáis, leed las etiquetas y encontraréis que la mayoría de los cosméticos contienen sustancias que son tóxicas, cancerígenas o disruptoras endocrinas. Algunas de las más comunes son las siguientes:
4-metilbencilideno: Disruptor endocrino que provoca cambio de sexo en peces.
Aceites minerales: Posibles cancerígenos en humanos.
Aluminio: Se le relaciona con la aparición de Alzheimer y el cáncer de mama.
Antioxidantes sintéticos: Cabe mencionar el butilhidroxitolueno o BHT (también puede aparecer como E-321). Es bioacumulativo y puede modificar la acción de ciertas sustancias que pueden provocar cáncer.
Colorantes: Muchos de ellos han demostrado ser altamente cancerígenos en animales. Ejemplos: ACETANILID, HC Orange 3 (Acid red 73) o Pigment Green 7.
Cresol: La EPA estadounidense ha determinado que es posiblemente carcinogénico en humanos.
Dietanolamina (diethanolamine, DEA): Aplicada sobre la piel de ratas hace aumentar exponencialmente la incidencia de cánceres de hígado y de riñón.
Formaldehido: Es altamente cancerígeno por inhalación. Su uso está prohibido en cosmética, pero la industria se las ha ingeniado para crear sustancias que directamente no se pueden considerar formaldehídos pero que lo liberan: diazolidinil urea, imidazolidinil urea, poliximetileno urea, DM hidantoina, dimetil oxazolidino, armilacetato, metil aldehido, formalin, quaternium 15.
Fragancias artificiales: Algunas son bioacumulativas y se sospecha que puedan producir trastornos en los sistemas reproductor, nervioso y endocrino. Evita el acetil hexametil, bromocinnamal, tonalide y galaxolide.
Ftalatos: En general son reprotóxicos y disruptores endocrinos. Algunos de los más comunes son el DEHP, DEP, DBP.
Lauril sulfato de sodio: Está regulado como pesticida. Afecta al sistema inmune, interactúa con otros ingredientes favoreciendo la aparición de cáncer.
Mercurio: Es un metal pesado de elevada toxicidad. No se han detectado niveles seguros. En la etiqueta se puede encontrar bajo la nomenclatura tiosalicilato de etilmercurio. En tintes graduales puede aparecer como acetato de mercurio.
Octocrileno: Se sospecha que es un disruptor endocrino.
Oxibenzona: Es un disruptor endocrino que cambia el sexo en los peces.
Parabenos: Pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores.
PGE (glicolpolietileno): Contribuyen a eliminar el factor protector natural de la piel por lo que el sistema inmune queda más expuesto. Suele aparecer con las siglas PEG seguidas de un número que indica su peso molecular pero también se las reconoce por las letras eth al final como en steareth, ceteareth o sodium laureth sulfate.