El Concejo de Manejo Forestal (FSC) se reúne en Sudáfrica La Asamblea General del Concejo de Manejo Forestal (FSC) se está reuniendo en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, del 3 al 7 de noviembre. Coincidiendo con la apertura del evento, se está distribuyendo a los miembros del FSC una carta abierta en la que se les […]
El Concejo de Manejo Forestal (FSC) se reúne en Sudáfrica
La Asamblea General del Concejo de Manejo Forestal (FSC) se está reuniendo en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, del 3 al 7 de noviembre. Coincidiendo con la apertura del evento, se está distribuyendo a los miembros del FSC una carta abierta en la que se les insta «a resolver con la mayor urgencia el grave problema de la certificación de monocultivos de árboles».
Wally Menne, de la sudafricana Coalición Timberwatch explica que «el FSC fue creado para la certificación de bosques. Las plantaciones nada tienen en común con los bosques y por lo tanto nunca deberían haber sido incluidas en el mandato del FSC. Es hora de que el FSC deje de certificarlas».
Otro activista de Sudáfrica -Philip Owen de la organización Geasphere- agrega que «las plantaciones de árboles han resultado en el agotamiento de los recursos hídricos, volviéndolas propensas a incendios devastadores tales como los recientemente ocurridos en Sudáfrica y Swazilandia, que resultaron en varias personas muertas y muchas que quedaron sin hogar». Enfatiza que «¡esas mismas plantaciones estaban certificadas por el FSC!»
«Al certificar a estas plantaciones, el FSC está fortaleciendo a grandes empresas madereras -que son miembros del FSC- y debilitando a las poblaciones locales que luchan para defender su tierra y recursos», dice Marcelo Calazans de la ONG brasilera FASE, quien agrega que «con la certificación de tales plantaciones, el sello FSC ha perdido totalmente su credibilidad».
Nhlanhla Msweli de GeaSphere Swazilandia comentó: «En nuestra experiencia, las plantaciones no han beneficiado a las comunidades locales y, por el contrario, han resultado en dolor y dependencia». Resumió la situación expresando que «las plantaciones de árboles resultan en pobreza a nivel local; expulsar a la gente de su tierra es criminal, pagarles salarios miserables es explotación, no ser ambientalmente responsables está mal y no asumir la responsabilidad por los daños causados sobre el ambiente es mostrar una irresponsabilidad total».
Nathalia Bonilla, de Accion Ecologica en Ecuador manifiesta su «frustración porque, a pesar de toda la evidencia documentada sobre sus impactos sociales y ambientales, las plantaciones de FACE-PROFAFOR y las de Endesa/Botrosa aún están certificadas por el FSC». Agrega que «la empresa certificadora GFA está ahora en Ecuador haciendo la evaluación de estas plantaciones y tememos que la opinión de las poblaciones locales no sea tomada en cuenta y que Endesa Botrosa conserve su ‘sello verde’ para continuar con impunidad con su destructivo modo de actuar».
«Durante muchos años hemos estado documentando los impactos de los monocultivos de árboles y publicando estudios detallados sobre una amplia gama de países (Brasil, Camboya, Chile, Ecuador, Indonesia, Uganda, Uruguay, Sudáfrica, Swazilandia, Tailandia y otros). En vez de tratar de aprender de los mismos, el FSC eligió ignorar la evidencia producida y ha continuado certificando plantaciones incertificables»,explica Ricardo Carrere del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales.
La carta abierta, firmada por más de 3600 organizaciones y personas de todo el mundo, exhorta «a los miembros del FSC que comparten nuestro deseo de proteger a las poblaciones locales y la Naturaleza contra los daños causados por la expansión de las plantaciones de árboles, a levantar su voz en la próxima asamblea general para contribuir así al logro del cambio necesario».
La urgencia de tal cambio es expresada en la carta diciendo:»Ha llegado el momento de que los miembros del FSC y, en particular, los de las cámaras ambiental y social, decidan qué partido van a tomar: permitir que todo siga como hasta ahora o luchar por un cambio; proteger los intereses de las grandes corporaciones papeleras y forestales o los derechos de las comunidades locales y la Naturaleza; seguir aceptando que las plantaciones son «un tipo de bosque» o reconocer que plantaciones y bosques no tienen nada en común; dar apariencia ecológica a un uso de la tierra sumamente perjudicial, u oponerse a la destrucción ambiental y social.
Carta abierta a los miembros del FSC
Los abajo firmantes desean instar a los miembros del Forest Stewardship Council (FSC) a resolver con la mayor urgencia el grave problema de la certificación de monocultivos de árboles durante la asamblea general de este organismo que tendrá lugar en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Dado que uno de los puntos a discutir será la Revisión de los Principios y Criterios del FSC, la asamblea tendrá la oportunidad de modificar dichos principios de modo que queden excluidas de la certificación las plantaciones de árboles en régimen de monocultivo.
Los miembros del FSC, y particularmente los de las cámaras ambiental y social, deben tomar conciencia de que la certificación de estas plantaciones no sólo erosiona la credibilidad del FSC sino que, más importante aún, socavan los derechos y la lucha de las poblaciones locales que se oponen a ellas.
Estas poblaciones se esfuerzan por proteger las mismas cosas que las organizaciones ambientalistas y sociales acordaron que debían ser protegidas cuando adhirieron al FSC: los derechos y medios de vida de las comunidades indígenas, tradicionales y campesinas, los bosques, praderas y humedales, el agua, el suelo y la biodiversidad.
Todas las plantaciones de árboles a gran escala tienen un fuerte impacto sobre casi todo, cuando no sobre todo lo anteriormente mencionado. Existe ahora más que suficiente evidencia documentada de dichos impactos en numerosos países, que van de Sudáfrica y Swazilandia a Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Uruguay, España, Irlanda y otros.
La conclusión evidente es que las plantaciones industriales de árboles no pueden ser certificadas.
A pesar de ello, una y otra vez los certificadores acreditados por el FSC les han otorgado el sello de dicha institución, sin que importara en absoluto que las comunidades locales se opusieran a ellas ni que ese sello fortaleciera aún más a poderosas corporaciones cuyas actividades destruyen la Naturaleza y los medios de vida de los pueblos.
Cuatro años después de haberse iniciado la revisión de la certificación de plantaciones por parte del FSC, nada ha cambiado. A pesar de la abundante documentación que demuestra los efectos sociales y ambientales negativos de las plantaciones, ya han sido certificadas al menos 8,5 millones de hectáreas, sin contar las muchas plantaciones, de una superficie no especificada, que se esconden en los 37,7 millones de hectáreas de la categoría «plantaciones semi-naturales y mixtas y bosques naturales».
Ha llegado el momento de que los miembros del FSC y, en particular, los de las cámaras ambiental y social, decidan qué partido van a tomar: permitir que todo siga como hasta ahora o luchar por un cambio; proteger los intereses de las grandes corporaciones papeleras y forestales o los derechos de las comunidades locales y la Naturaleza; seguir aceptando que las plantaciones son «un tipo de bosque» o reconocer que plantaciones y bosques no tienen nada en común; dar apariencia ecológica a un uso de la tierra sumamente perjudicial, u oponerse a la destrucción ambiental y social.
Exhortamos entonces a los miembros del FSC que comparten nuestro deseo de proteger a las poblaciones locales y la Naturaleza contra los daños causados por la expansión de las plantaciones de árboles, a levantar su voz en la próxima asamblea general para contribuir así al logro del cambio necesario.
Firmar la carta:
http://www.wrm.org.uy/actores/FSC/Asamblea.html#for