Las elecciones quedaron en segundo plano ante la cuestión de fondo en el debate, inédito en esta campaña organizado por «Berria». ¿De dónde venimos? Joseba Egibar indicó que «el Estado nos gana terreno», y Arnaldo Otegi le recordó que el PNV tiene que ver algo en ello. ¿Adónde vamos? El temor cambió entonces de bando. […]
Las elecciones quedaron en segundo plano ante la cuestión de fondo en el debate, inédito en esta campaña organizado por «Berria». ¿De dónde venimos? Joseba Egibar indicó que «el Estado nos gana terreno», y Arnaldo Otegi le recordó que el PNV tiene que ver algo en ello. ¿Adónde vamos? El temor cambió entonces de bando. Otegi advierte un intento de enterrar Lizarra. Egibar lo niega: «No tiene sentido que el PSOE negocie un `estatuto light'».
Iba a ser un debate electoral, interesante ya de por sí debido a la posibilidad inusual de ver a un referente de la proscrita izquierda abertzale sentado en la mesa. Pero tuvo un valor aún mucho mayor. Se habló de ilegalización, pero sobre todo de la situación actual y las opciones de futuro. Porque aunque no vayan a estar en el próximo Parlamento de Gasteiz, Arnaldo Otegi dejó muy claro que «vamos en el coche y tenemos encendidas las luces largas».
La mesa redonda dejó flotando una enorme paradoja. Otegi, el ilegalizado, habló de futuro y de ilusión; Egibar, el gobernante, duda de sus fuerzas. «El PNV no tiene masa crítica para condicionar al Estado -apuntó en un momento de las más de dos horas de charla-. Y tampoco la tiene ETA. Ahora el Estado le ha puesto nuevas condiciones, ha ganado terreno».
Mikel Arana (EB) y Mikel Basabe (Aralar) se mostraron básicamente de acuerdo con ello. Otegi se revolvió, algo enfadado, en la réplica: «Sí, el Estado ganó terreno el sábado en Bilbo», respondió a Egibar, recordando las trabas de la Ertzaintza contra quienes pedían democracia. «Algunos ayudan para eso», le espetó. Pero enseguida cambió de tono: «No quiero ser demasiado dramático. Hace dos años ha habido un proceso de negociación en el medio de Europa, y yo no diría que ha fracasado, sino que el acuerdo no ha sido posible. Hay condiciones, y estoy convencido de que la izquierda abertzale volverá a tomarle la medida al Estado», aseguró Otegi. «Al Estado… y a los partidos que lo apoyan», matizó en una respuesta posterior.
Lizarra y «estatuto `light'»
Con el desarrollo de la charla, las diferencias de diagnóstico se fueron acortando un tanto. Otegi dio por bueno que el Estado va poniendo «topes» y que las fuerzas que se reunieron en Lizarra no han sabido superarlos para hacer «el tránsito a un marco democrático». Así que aseguró que la clave ahora es «optimizar esas condiciones sociales», y enumeró cinco elementos para ello: clarificación ideológica entre las fuerzas soberanistas, acumulación de fuerzas, confrontación con el Estado, negociación posterior y apoyo europeo.
El resto de contertulios se enrocaron en torno a la cuestión de la lucha armada. Basabe dijo que eso no ha existido «en Escocia, en Groenlandia, o en Catalunya». Onintza Lasa (EA) incidió en los derechos humanos, pero puso sobre la mesa también que «hay que mantener la tensión» en el debate político, y lamentó que «el discurso de hace unos años ha desaparecido». Egibar no expuso estrategias concretas y llegó a asumir que «entre la violencia, la Ley de Partidos… en el abertzalismo no tenemos una alternativa real». Defendió, eso sí, que las claves de la solución «están en el preámbulo del nuevo Estatuto», ése que Lasa denunció que ha sido abandonado por el PNV.
A corto plazo, tras el paso por las urnas, la cuestión a ventilar es qué pasa con el capital acumulado en estos diez años. «Decimos que el marco está agotado, pero parece más bien que es un marco agotador», bromeó Otegi, aludiendo a la incapacidad de cambiarlo. El político independentista subrayó que temen que los criterios fijados en Lizarra se diluyan ahora en alguna «regeneración estatutaria». Egibar salió rápidamente al paso de esta afirmación-acusación. Lo hizo subrayando que el PSOE no ha querido negociar un acuerdo político con el PNV, pero sí lo hizo con ETA: «No tiene ningún sentido que negocien un estatus light con el PNV si eso no va a traer la paz», concluyó el presidente del GBB.
Para entonces, el público ya tenía claro que aquella discusión esconde más miga que las que se vayan a escuchar en el próximo Parlamento de Gasteiz.