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Reseña de Tuits para el Siglo de la Gran Prueba, disparos con parábola, de Jorge Riechmann

Otra arista (importante) de un activista y pensador poliédrico

Fuentes: El Viejo Topo

El origen del libro está explicado en la contraportada. Jorge Riechmann dio el paso hacia @JorgeRiechmann en abril de 2015 (ignoro si aun sigue en esa ubicación) y desde una cuenta de Twitter fue disparando unas piezas breves, las del libro, algunas no tan breves («disparos con parábola en la medida en que hace falta […]

El origen del libro está explicado en la contraportada. Jorge Riechmann dio el paso hacia @JorgeRiechmann en abril de 2015 (ignoro si aun sigue en esa ubicación) y desde una cuenta de Twitter fue disparando unas piezas breves, las del libro, algunas no tan breves («disparos con parábola en la medida en que hace falta calcular esa trayectoria poco intuitiva para intentar acertar en el blanco -como cualquier artillero sabe bien-«). Han sido, además, reescritas para su publicación, reordenadas y completadas para construir este libro, donde, se afirma, «se ofrece una síntesis del pensamiento de este profesor, ensayista, activista y poeta madrileño viene desarrollando desde hace más de tres decenios».

Tres decenios no es mal cómputo (Riechmann empezó muy joven). El autor, por otra parte, no suele alardear de su lugar de nacimiento y no está mal visto que el libro ofrezca una síntesis -apretada como no podía ser de otra forma- de su pensamiento. Casi todos sus grandes temas -y son muchos- aparecen en estas páginas.

Mi conjetura, el punto en el que quiero poner énfasis en esta breve reseña:

No creo que a estas alturas nadie ponga en duda la importancia poética del autor. No creo que me equivoque si afirmo que cuando en el futuro se haga alguna historia documentada de la poesía española de finales del XX y del siglo XXI, el autor de Baila con un extranjero figurará en un lugar destacado en ella.

Lo mismo, en mi opinión, de su faceta de crítico literario, un aspecto no siempre recordado como se debiera.

Hay que sumar también su importante aportación como traductor. Especialmente de la obra, de la difícil obra de René Char (no es la única importante), uno de sus maestros como el mismo Riechmann ha señalado.

Como activista, como pensador ecosocialista, economunista, además de antinuclear, ha tenido y tiene un papel central. Sus obras se acumulan en este ámbito. Una de mis preferidas: Cuidar la T(t)ierra. Soy algo injusto por las muchas que debería citar.

Sus ensayos en el ámbito del pensamiento filosófico, algunos de ellos escritos al alimón con otro de sus maestros, Francisco Fernández Buey, son de cita obligada. También, por supuesto, sus aportaciones sobre la temática de los derechos de los animales.

Como profesor, puedo asegurarlo sin arriesgarme, no tiene parangón. Lo mismo si pensamos en su faceta de conferenciante.

Como lector, como ávido lector de mil temáticas, la nota es de excelente, matricula de honor. Basta comprobarlo, por ejemplo, en muchas de las notas que se incorporan a este libro.

Como matemático, Jorge Riechmann es licenciado en Matemáticas aunque sea doctor en Filosofía, no tiene, que yo sepa, aportaciones destacadas pero tiene, eso sí, una capacidad especial, y temperada como diría su citado maestro, para ver lo esencial de las reflexiones epistemológicas que él mismo ha cultivado con interesante aportaciones. En el libro hay varios ejemplos de lo que señalo.

En el ámbito de la política de la ciencia tampoco sus aportaciones son menores. Pensemos, por ejemplo, en sus artículos y libros sobre el derecho de precaución o sobre el tema de los transgénicos.

Hay más cosas. La lista debe finalizar en algún punto. Con injusticias, la cierro aquí.

Lo que, en cambio, no suele citarse tan a menudo o no es tan reconocido es la inmensa -digo bien- capacidad del autor de Una morada en el aire para el regate en corto, para el aforismo, para la máxima en ocasiones, para las reflexiones que tocan, para la construcción de hermosos disparos con parábola o incluso sin ella.

Este libro que comentamos es un ejemplo de esto último. Excelente en mi opinión de la primera a la última línea. Un ensayo breve, pero sustantivo, en absoluto menor, que recoge además reflexiones, notas o comentarios de otros autores que el autor ha leído y pensado. Se inicia, por ejemplo, con esta reflexión de Herberto Hélder. «Intento decir cómo todo es otra cosa…» ¡Otra cosa!

Finalizo señalando los cinco aforismos, los cinco disparos que a mí me han gustado más de este libro (no niego que es posible que sean otros en una segunda aproximación):

1) Transformar la naturaleza es una cosa; hacerle la guerra, otra bien distinta. No nos hemos dado cuenta de que hacer la guerra contra la naturaleza es hacérnosla a nosotros mismos…

2) La otra opción es la vida buena: buscar la calidad de las experiencias en vez de la cantidad de las vivencias, bailar sobre una baldosa, estar ahí. 

3) TINA (el tema thatcheriano There Is No Alternative) no era una oración descriptiva, sino performativa: estamos destruyendo las condiciones culturales, económicas y políticas de las posibles alternativas al capitalismo.

4) No hay la Verdad con mayúsculas, cierto. Pero sí que hay verdades; y sobre todo hay mentiras, engaños -y múltiples formas de autoengaño-.

5) Filosofía para el siglo XXI: necesitamos un poco más de cosmos y un poco menos de sujeto.

Al final de la introducción del libro señala el autor: «Durante toda la vida, aprendemos de nuestros mayores. Y a partir de cierto momento de la vida, aprendemos también de los jóvenes: nos enseñan los jóvenes maestros que pertenecen a la generación de los hijos…Doy gracias por haber podido compartir mi vida con esos maestros y maestras de todas las edades».

Nosotros debemos dar las gracias por compartir nuestra vida con un maestro como él que, además, punto importante, no ejerce de tal.

Fuente: El Viejo Topo, diciembre de 2017

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.