España es una gran productora de pollos pero con los trasiegos del comercio mundial, somos a la vez exportadores de pollos e importadores de pollos. Los pollos que nos llegan de fuera son en primer lugar de Francia y en segundo lugar, pollos que vienen volando desde Brasil. Podemos calcular que como media un españolito […]
España es una gran productora de pollos pero con los trasiegos del comercio mundial, somos a la vez exportadores de pollos e importadores de pollos. Los pollos que nos llegan de fuera son en primer lugar de Francia y en segundo lugar, pollos que vienen volando desde Brasil. Podemos calcular que como media un españolito comemos 1 kilo de pollo «canarinho» al año.Siempre es la misma historia: se está especializando a los países del Sur a conseguir producciones de lo que sea a los precios más bajos posibles. ¿Y cómo consigue Brasil poder competir con la avicultura industrializada europea? Brasil ha aprovechado la caída de la producción asiática desde que se detectó la gripe aviar y ya es el primer país exportador de pollos.
La fórmula es idéntica a la que permite a China liderar el sector textil o Ecuador el de bananos. No por ninguna ventaja comparativa (en lenguaje neoliberal) sino simplemente por explotación inhumana de su población. O si no díganme como llamarían ustedes el trabajo de Simona en una de las plantas productoras de pollo en Santa Catarina.
Simona, desde los 14 años, iniciaba su jornada de trabajo a las 3.30 de la madrugada y terminaba a las 13.30, con un intervalo de media hora para comer. Los pollos, que cuelgan enganchados de una cadena que mueve a los animales sacrificados alrededor del área de procesamiento, pasan frente a Simona y sus compañeras a gran velocidad la cual determina en gran parte la ganancia de la operación.
La humedad contiene muchos contaminantes químicos y biológicos. El procesamiento consiste en sacrificar, eviscerar, cortar, ordenar, pesar y empacar los pollos a un paso muy rápido. Las cuchillas son muy afiladas y cada uno realiza su tarea cientos de veces y hasta más de mil veces en un turno. Trabajaba enferma, y pensaba que moriría allí dentro porque el dolor era terrible». Hoy, con 34 años, Simone está jubilada desde hace seis meses como consecuencia de la patología conocida como Lesiones por Esfuerzos Repetitivos (entre las más comunes las lesiones del túnel carpiano).
En Brasil los sindicatos de trabajadores están exigiendo a sus gobernantes normativas que regulen este tipo de trabajo a la vez que quieren que se conozca a nivel internacional para tener más fuerza en sus negociaciones.
Ustedes ya conocen la historia de Simona y eso será positivo: existe otra enfermedad trasmitida por los pollos: la pobreza.
Gustavo Duch Guillot
VETERINARIOS SIN FRONTERAS
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