Como recoge Julio Anguita («El tiempo y la memoria» Ed Esfera de los libros -2006-) la mentira de «la pinza» le hizo mucho daño a IU. A mediados de 1995, una encuesta del CIS en Andalucía recogía la posibilidad de que este movimiento político-social casi adelantara a los socialistas, lo que hubiera significado una auténtica […]
Como recoge Julio Anguita («El tiempo y la memoria» Ed Esfera de los libros -2006-) la mentira de «la pinza» le hizo mucho daño a IU. A mediados de 1995, una encuesta del CIS en Andalucía recogía la posibilidad de que este movimiento político-social casi adelantara a los socialistas, lo que hubiera significado una auténtica catástrofe para el PSOE, enfangado en la corrupción. Así, decidió disolver el Parlamento, adelantar las elecciones de 1996 para hacerlas coincidir con las generales y lanzar la campaña de la pinza. La vergonzosa campaña de los medios afines al PSOE aseguraba que IU y PP se aliaban contra éste, gracias a la afinidad en el rechazo al PSOE y la buena sintonía entre Anguita y Aznar. Estas afirmaciones calaron en la sociedad y la campaña tuvo éxito. IU perdió 7 diputados en las elecciones andaluzas y continuaría bajando en la siguiente. Pero la realidad era otra: en la inmensa mayoría de las votaciones parlamentarias el PSOE y el PP habían sido buenos compañeros de cama, siempre «por el bien de España», para aplicar las mismas políticas de privatizaciones y recortes de derechos laborales y sociales.
En las últimas legislaturas la conjunción de intereses ha llevado a socialistas y populares a plantear una ficticia pelea de perros, no sólo sin morderse, sino que se han puesto el mismo collar y han ido juntos todas las votaciones trascendentales para el futuro de nuestro país. Veamos:
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En 1997 aprobaron la ley de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud (privatización de la sanidad).
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En el año 2000 aprobaron el conocido como «Pacto por las libertades y contra el terrorismo«, que incluía duras críticas a los partidos nacionalistas vascos que hicieron imposible su apoyo.
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En 2005 rechazaron conjuntamente el «Plan Ibarretxe.
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En 2009 aprobaron en el Congreso el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) o plan de rescate de los bancos y cajas.
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En Agosto de 2011 reformaron el artículo 135 de la Constitución, que daba prioridad al pago de la deuda por encima del pago de los servicios sociales.
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En 2012 impidieron que se retiraran las dietas por alojamiento (1823 € mensuales) a los diputados, a pesar que 60 de ellos tienen vivienda en Madrid.
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En 2015 firmaron el «pacto contra el yihadismo«.
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Los dos partidos votan juntos el 73 % de las iniciativas de la UE.
En este largo camino histórico desde la transición, el PSOE ha estado al servicio de los poderosos, traicionando sistemáticamente sus principios ideológicos, sus propuestas electorales y sus votantes. Es necesario recordar que el PSOE con Felipe González a la cabeza, tiene a sus espaldas casos muy graves de corrupción (Filesa, Matesa, Times Export, Fondos reservados) y crímenes de Estado (Gal) que llevó a la cárcel a un ministro y a altos cargos y a la dimisión de varios miembros del Gobierno.
No nos puede extrañar la opción política que ha tomado el PSOE, después de las elecciones del 20D. El PP le resulta demasiado incómodo debido a la corrupción endémica del propio partido por lo que, siguiendo con su trayectoria político-social, el PSOE ha optado por pactar un acuerdo de Gobierno con Ciudadanos, que recordemos era marca blanca del PP, según decía Pedro Sánchez. El PSOE se ha apoyado en esta nueva derecha que ha sacado tajada del acuerdo a costa de un proyecto de Gobierno que, según Albert Rivera, recoge el 80 % de su programa electoral. Son 200 puntos que reflejan la continuidad de las políticas de austeridad impuestas por la Troyka, que no mejora las condiciones de vida de los millones de personas en situación de exclusión social y precariedad y que no deroga ninguna de las nefastas leyes impuestas por el Gobierno del PP en estos cuatro años de legislatura. Sólo le hacen un lavado de cara a la Reforma Laboral, que ha potenciado la precariedad y el despido fácil, a la Ley de Seguridad Ciudadana (Ley Mordaza) que ha debilitado el derecho a las manifestaciones, la libertad de expresión y derecho a la huelga y a la Ley de Educación (LOMCE) que margina a la escuela pública y facilita el adoctrinamiento católico en las escuelas.
Pero el PSOE tiene poderosas razones para buscar un socio que cuadre con su política económica y social, que sea aceptado por los poderes económicos y empresariales, que no hurgue demasiado en la corrupción y que sea del agrado y beneplácito de los barones del PSOE. Estos «bienhechores» (González, Guerra, Susana Díaz, Jordi Sevilla, Solana,…) de esta falsa izquierda corrupta son los que marcan las condiciones: lo aconsejable es la gran Coalición: PSOE, C´s y PP. A Podemos lo odian con todas sus fuerzas, por eso piden pactar con la derecha. Siento vergüenza y no voy a recoger los calificativos de estos dirigentes, algunos corruptos como ya he recogido, al partido morado.
Está claro que Pedro Sánchez está marcado y condicionado por la historia de su propio partido. Podemos no puede ni quiere ser un convidado de piedra de un pacto con título rimbombante (Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso), que representa una continuidad de todas las desastrosas políticas que en los últimos años han empobrecido y hundido en la miseria a una gran parte de la ciudadanía.
Pablo Iglesias en el discurso del día de la investidura pidió no continuar con las políticas del pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE que están provocando los efectos más duros de la crisis, la derogación de las citadas nefastas leyes del PP, acabar con los desahucios y exigir las cinco medidas de la PAH, una reforma fiscal progresiva, la recuperación del poder adquisitivo de las pensiones, la reforma de la ley de asilo de 2009, una nueva regulación de la generación y distribución de la energía eléctrica en nuestro país, en definitiva, una nueva política española y europea que defienda a la ciudadanía y no a los mercados. Estas propuestas marcan el camino para un cambio real de nuestra sociedad, base para acordar un necesario y posible pacto de la izquierda (si se le puede llamar así al PSOE) y con el apoyo de algunos nacionalistas, el único posible para transformar la dura realidad que viven millones de personas en nuestro país.
Después de perder las dos votaciones para investirse Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y sus acólitos, como vaticinó Julio Anguita en el libro reseñado, refiriéndose a la pinza «está ahí presta a utilizarla de nuevo, en caso de hacer falta«, han puesto en marcha aquella mentira que tan buen resultado les dio: «Podemos ha votado con el PP para impedir un Gobierno reformista». De nuevo la pinza. No se dan cuenta que eso ya no cuela. El contexto social y político ha cambiado. El PSOE ya no controla tantos medios de difusión, pues su pérdida de poder político y su enorme corrupción lo han relegado a un segundo plano. En los últimos años han aparecido medios de comunicación alternativos que son capaces de contrarrestar en una parte importante las mentiras y manipulaciones que desde los medios oficialistas promueven. Además, la proyección política de Podemos, con 69 diputados y más de cinco millones de votantes, con una base de respaldo muy concienciada y una gran influencia en la calle no acepta, ni se cree la difusión masiva de ese mensaje polarizador.
En contra de la investidura de Pedro Sánchez votaron Podemos y toda la izquierda (por su programa de derechas), los nacionalistas (por no aceptar el referéndum) y el PP porque, aunque comulgue con los acuerdos firmados con Ciudadanos, se cree en el derecho de tener la Presidencia por ser el partido más votado.
Podemos no sólo es muy incómodo para el PSOE, ya que amenaza la supremacía de la izquierda, sino muy peligroso para los poderes económicos y empresariales que han defendido tanto los socialistas como el PP. Por eso, su consigna es hundir al partido morado. Hay que acabar con Podemos. De ahí la enorme movilización de los medios de información oficialistas planteando campañas de descrédito mediante la mentira y la manipulación de sus dirigentes y actuaciones. Pero estas estrategias de intoxicación, con lo que está cayendo de corrupción en el PP y el PSOE, ya no van a ser tan eficaces en una población cada vez más preparada e informada, que conoce quiénes son los culpables de la penosa situación que padece la inmensa mayoría de la ciudadanía.
Todo proceso de cambio real, político y social es lento. Pero en nuestro país resulta sorprendente que con los cinco millones de parados, los miles y miles de desahucios, los millones de excluidos sociales, la pérdida de derechos laborales y sociales, las privatizaciones de servicios básicos, las bajadas de salarios y pensiones, la corrupción institucionalizada… todavía una mayoría social no haya reaccionado y quitado del poder político a tanto sinvergüenza. Esperemos que ante una nueva cita electoral los votantes opten por cambios políticos que posibiliten un gobierno que recupere los derechos sociales y laborales perdidos y sea capaz de mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población.
Juan García Ballesteros. Presidente del Colectivo Prometeo y miembro del FCSM
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