Toribia de García falleció ayer en el hospital Luis Chicho Fabregas, en la provincia de Veraguas, anunciaron fuentes médicas y sus familiares. La mujer fue internada en un centro de atención en enero último porque tomó un fármaco envenenado. Tras la noticia, el Comité de Familiares con Derecho a la Salud y la Vida exigió […]
Toribia de García falleció ayer en el hospital Luis Chicho Fabregas, en la provincia de Veraguas, anunciaron fuentes médicas y sus familiares.
La mujer fue internada en un centro de atención en enero último porque tomó un fármaco envenenado.
Tras la noticia, el Comité de Familiares con Derecho a la Salud y la Vida exigió justicia y reiteró su pedido de renuncia del ministro de Salud, Camilo Alleyne, y del director de la Caja de Seguro Social (CSS), René Luciani.
Entretanto, la fiscalía continúa las investigaciones sobre las muertes por ingerir los fármacos envenenados, que incluye las próximas exhumaciones de ocho cadáveres de personas que se presume fallecieron por esa causa.El fiscal cuarto superior, Dimas Guevara, señaló que las exhumaciones forman parte de las recomendaciones realizadas por el Instituto de Medicina Legal.
A mediados de este mes, el Ministerio Público desenterró 11 cuerpos, y en dos de ellos se encontraron restos de la sustancia industrial dietilenglycol.
Según el director del Instituto, José Vicente Pachar, de los 80 expedientes clínicos de víctimas sospechosas examinados, en más de la mitad hay suficientes evidencias que confirman el consumo de dietilenglycol.
En apenas un 10 por ciento se descartó su presencia, manifestó el funcionario.
Aunque el gobierno reconoce hasta la fecha 51 muertes por la crisis de salud, Guevara señaló recientemente que ha recibido más de 400 denuncias de personas afectadas por el tóxico, de las cuales unas 350 murieron.
El problema sanitario comenzó el 2 de octubre último, cuando las autoridades decretaron alerta epidemiológica por seis decesos, cuyas causas entonces se desconocían.
De acuerdo con las instigaciones, la firma española Rasfer S.A vendió al consorcio panameño Medicom S.A 40 barriles de 209 litros cada uno de supuesta glicerina pura, utilizada como materia prima para producir fármacos, pero en realidad contenían dietilenglycol.
Medicom suministró en julio de 2003 ese lote a la CSS para su utilización en la producción de medicamentos.