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A propósito de la edición de MUJERES Y REVOLUCION, un regalo de la Federación de Mujeres Cubanas a Fidel en su 80 cumpleaños

Palabras compartidas

Fuentes: Granma

La discusión comenzó cuando apenas caía la tarde y se prolongó hasta la llegada de la madrugada. Durante siete horas el Comandante en Jefe debatió con la tropa la entrega de armas a un destacamento formado por mujeres. Muchos no lo comprendían. Pero esa noche del 4 de septiembre de 1958 -en las inmediaciones del […]

La discusión comenzó cuando apenas caía la tarde y se prolongó hasta la llegada de la madrugada. Durante siete horas el Comandante en Jefe debatió con la tropa la entrega de armas a un destacamento formado por mujeres. Muchos no lo comprendían. Pero esa noche del 4 de septiembre de 1958 -en las inmediaciones del hospital de La Plata, en la Sierra Maestra- los argumentos contra la discriminación de la mujer, defendidos con vehemencia por Fidel, fructificaron en la creación del legendario pelotón Mariana Grajales.

 

Pero más allá de la anécdota, resulta revelador que precisamente, a ese episodio se refirió Fidel en su primera alocución al pueblo el Primero de Enero de l959, en Santiago de Cuba, cuando enumeró los males que la Revolución naciente enfrentaría para lograr construir una sociedad justa: «Yo quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados y que existían muchos prejuicios… con relación a la mujer, y que la mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros aspectos de la vida».

 

Con fragmentos de esta alocución -que evidencian la presencia del tema de la discriminación de la mujer identificado de manera particular dentro de la desigualdad estructural que caracterizaba la sociedad cubana durante la República neocolonial- comienza el recorrido del libro Mujeres y Revolución editado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y que recoge, en sus más de 400 páginas, las ideas expresadas por Fidel sobre el tema en sus discursos desde 1959 hasta marzo del 2005.

 

En el substancial ensayo que sirve de introducción al volumen, las compiladoras Yolanda Ferrer Gómez y Carolina Aguilar Ayerra articulan el ideario de Fidel a los ejes fundamentales acerca de la igualdad de género en las condiciones histórico concretas de Cuba. Y ofrecen claves indispensables para la lectura tanto de los iniciados en los temas de género, como para la población en general.

 

Mujeres y Revolución resulta un importante aporte para el estudio del pensamiento humanista, martiano y marxista del líder de la Revolución cubana en una arista que, en mi opinión, no ha sido suficientemente explorada y que se constituye, sin embargo, en un aspecto ineludible para comprender los cimientos de justicia social sobre los que se erige la construcción del socialismo en Cuba.

 

El propio Fidel lo señaló así al afirmar: «Cuando se juzgue a nuestra Revolución en los años futuros, una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será por la forma en que hayamos resuelto en nuestra sociedad y en nuestra Patria los problemas de la mujer, aunque se trate de uno de los problemas de la Revolución que requieren más tenacidad, más firmeza, más constancia y más esfuerzo».

 

UNA REVOLUCIÓN DENTRO DE OTRA REVOLUCIÓN

 

La lectura de las páginas de Mujeres y Revolución evidencia que un proceso tan genuino y auténtico como el cubano, que ha demostrado que en su originalidad reside su fortaleza ante embates de todo signo, también ha sido muy creativo y singular en la manera en que ha asumido el tema de la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres como parte de su doctrina humanista y su concepción política revolucionaria.

 

A diferencia de los que postulaban que con la eliminación de la explotación capitalista se produciría de manera transitiva la desaparición de la discriminación de la mujer, Fidel afirmaba en 1962: «Las mujeres dentro de la sociedad, tienen intereses que son comunes a todos los miembros de la sociedad; pero tienen también intereses que son propios de las mujeres. Sobre todo, cuando se trata de crear una sociedad distinta, de organizar un mundo mejor para todos los seres humanos; las mujeres tienen intereses muy grandes en ese esfuerzo, porque, entre otras cosas, la mujer es un sector que en el mundo capitalista en que vivíamos estaba discriminada. En el mundo que estamos construyendo, es necesario que desaparezca todo vestigio de discriminación de la mujer».

 

El acercamiento a las concepciones de Fidel sobre la problemática de la subordinación de las mujeres que brinda Mujeres y Revolución permite constatar, además, la inconsistencia de cierta polémica que establece una relación dicotómica y excluyente entre la participación y defensa de la Revolución por parte de las cubanas y las reivindicaciones específicas de género.

 

Este tipo de análisis asume que los procesos sociales pueden estructurarse en un orden matemático y no toma en cuenta que se realizan en un proceso dialéctico y sistémico, donde se presuponen y relacionan de manera multidimensional.

 

En varios de sus discursos recogidos en este volumen, Fidel se refiere a los procesos de participación de las mujeres en la Revolución de manera paralela e integrada a su emancipación de los mandatos impuestos por las construcciones tradicionales de lo femenino, en 1966 afirmaba: «…esta es una Revolución que significa para la mujer dos revoluciones, que significa para la mujer una doble liberación: la mujer formando parte de los sectores humildes del país, de los sectores explotados del país; y la mujer, además, discriminada, no ya como trabajadora, sino discriminada como mujer…»

 

Otro aspecto que tipifica el proceso cubano por la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades entre mujeres y hombres, y que se revela con fuerza en muchas de las valoraciones de Fidel, fue la creación de la Federación de Mujeres Cubanas.

 

La conjunción del ideario de Fidel, la impronta creadora y la audacia de Vilma, combatiente de la clandestinidad y de la Sierra, quien preside la FMC desde sus inicios, y la decisión de las cubanas propiciaron el protagonismo de la organización en la vida del país: «…estimamos que la decisión de desarrollar este movimiento femenino, de crear esta Organización que nació el 23 de agosto de 1960, fue realmente una decisión acertada, puesto que las tareas que esta Organización ha desarrollado no habrían podido llevarse adelante por otros mecanismos. ¿Qué habría hecho el Partido sin esta Organización de mujeres? ¿Qué habría hecho la Revolución?»

 

En la revisión minuciosa de las páginas de Mujeres y Revolución se encontrarán referencias a varios temas polémicos de la actual agenda de género, me limitaré a citar dos de ellos: el sexismo en el lenguaje y el acceso a puestos de toma de decisiones.

 

Al respecto del primer tópico refería: «Y constantemente nos encontramos hasta con formas verbales, lingüísticas, de discriminación de la mujer (…) Hay el hábito lingüístico de colocar al hombre como centro, y eso es desigualdad, o refleja la desigualdad, refleja los hábitos de pensar, aunque lo menos importante en último término sería la lengua, lo menos importante serían las palabras. Hay veces que las palabras recuerdan cualquier cosa del pasado, sin que tengan ya ese sentido. ¡Lo realmente importante son los hechos!»

 

En cuanto al segundo, con la transparencia que lo caracteriza enfatiza en el II Congreso de la FMC: «Tiene que llegar el día en que tengamos un Partido de hombres y mujeres, y una dirección de hombres y mujeres, y un Estado de hombres y mujeres, y un Gobierno de hombres y mujeres. Y creo que todos los compañeros están conscientes de que esa es una necesidad de la Revolución, de la sociedad y de la historia».

 

PALABRAS FECUNDADAS

 

Mujeres y Revolución es un libro al que se regresará con frecuencia, pues expresa la sensibilidad profunda de un hombre excepcional, comprometido por luchar contra todas las formas de opresión y discriminación, de un revolucionario marxista con la visión política de articular lo general y lo particular, de asumir el papel de la subjetividad en la construcción de la sociedad nueva.

 

Pero sobre todo, Mujeres y Revolución es la expresión de la palabra germinada, pues las ideas que se enuncian en este recorrido de más de 45 años son realidad viva en lo alcanzado por las cubanas de varias generaciones.

 

«Siempre soñábamos con muchas cosas bellas para nuestra Patria cuando la Revolución triunfase, pero las realidades de la Revolución son todavía más bellas que todos los sueños pasados.»