Recomiendo:
0

Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal

«Para poder criticar a Marx y a Hegel honestamente es preciso haber comprendido y entendido cabalmente lo que querían decir»

Fuentes: Rebelión

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán, ex profesor, es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano. *** Decías que te «gustaría traer aquí a consideración otros muchos pasajes de la misma obra». Hablamos de […]

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán, ex profesor, es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.

***

Decías que te «gustaría traer aquí a consideración otros muchos pasajes de la misma obra». Hablamos de El Capital. Pues adelante, lo que pienses oportuno.

El deslumbrante paso en que Marx nos explica el paso de la «subsunción formal a la subsunción real del trabajo al capital, en el capítulo XlV, por ejemplo. Una transformación/subsunción que nunca aparece en los libros de economía, ni tan siquiera en los que trabajan la sociología y la historia de la materialidad económica, o los cambios tecnológicos. Una explicación que parte de la noción de aufhebung -«subsunción»- y que pone por delante las relaciones sociales. Una vez unas las nuevas relaciones sociales interhumanas se instauran, éstas, desde esta nueva realidad, retroaccionan sobre todo el legado pasado y lo retransforman. Las relaciones sociales, no las fuerzas productivas y sus «evolucionismos seculares» a partir de instituciones ahistóricas por ser transhistóricas -el «mercado»-, es lo que explica la historia del capitalismo. Y Marx suele ser acusado por esta argumentación de argumentar post hoc, ergo propter hoc, y de ser culposo de hegelianismo. Cierto, y de aristotelismo: la polis, que es lo que nos permite vivir como seres humanos, es «anterior» a la aldea y la familia. Pero solo «lógicamente», esto es, y según el significado que adquiere aquí «lógico», en la realidad operativa actual, en la medida en que el proyecto polis, su producción y reproducción, es el que orienta o dirige la actividad de la totalidad de los miembros de esa comunidad; porque Aristóteles sabe y declara que, en el tiempo, éstas fueron anteriores. Y también: «el acto es anterior a la potencia» y también «nos hacemos citaristas tocando la cítara y constructores de casas, construyendo casas». Una vez llegamos a este último caso, que revela, al poner dos ejemplos, que estamos hablando de ontología no de relaciones analíticas entre predicados de x -para todo x del que se predica ser círculo, es un x del que se predica ser redondo, o se predica ser no cuadrado-, el razonamiento se nos hace de sentido común y vemos que no cae en absoluto en la auto contradicción eso de que el post hoc retroaccione y se ponga como fundamento, como propter hoc, de la nueva realidad emergente. Pero es que desde la lógica analítica que relaciona predicados entre sí, no sujetos, no entidades, es imposible explicar la historicidad humana.

Y por supuesto, este paso de Marx es también filosófico.

Remarco lo que acabas de señalar: «desde la lógica analítica que relaciona predicados entre sí, no sujetos, no entidades, es imposible explicar la historicidad humana». Me esperaba lo del Marx filósofo.

Y lo es también el estudio sobre los verdaderos orígenes del capital, que no tiene nada de económico…O esa admirable definición, que nunca veremos en ningún trabajo de ciencia económica, pero que es la que explica la verdadera fundamentación extraeconómica del mundo económico capitalista, según la cual el plusvalor es una creación ¡ex nihilo!… ex nihilo del capital: la fuerza de trabajo «Genera plusvalor , que le sonríe al capitalista con todo el encanto cautivante de algo creado de la nada «frase que está en el capítulo Vlll, y cuyo subrayado pongo yo. La disciplina económica no puede trabajar intelectualmente en los fundamentos anteriores, más allá, de la realidad entitativa objeto de su estudio. Etcétera.

En la obra de Marx hay mucha, mucha ciencia, y hay muchas ciencias. Su articulación unitaria es la de un tratado de filosofía crítica, praxeológica, de inspiración hegeliana, tal como Marx, convicto, él mismo confiesa.

Vale, de acuerdo. «Mucha ciencia y muchas ciencias», un buen lema. Pero, ¿y Althusser? Estaba la obra y su mala interpretación, ese era el tema.

Bueno, una vez me he explicado sobre esto, creo que lo que puedo decir respecto de Althusser, y de todos los reduccionismos cientifistas de la obra filosófica de Marx, incluidos los que consideran a Marx un discípulo aventajado de Ricardo, lo dijo en su día mucho mejor que yo Edward Palmer Thompson.

¡Nada menos!

Althusser es la miseria de la teoría.

El título de su obra. Un poco fuerte en mi opinión.

También el gran Román Rosdolsky escribió cosas muy valiosas en este mismo sentido contra el cientifismo marxista anglosajón, en especial el de Joan Robinson. Puede verse el apéndice dedicado a ella, dentro de la última parte, «Ensayos críticos» al final de la célebre, extraordinaria, obra de Rosdolsky, Génesis y estructura de El Capital de Marx.

He hecho referencia a la noción hegeliana de Wirlichkeit, que procede de Hegel, que se traduce como «realidad efectiva», y que procede de «wirken», en castellano, «acto»… y que es la denominación técnica que Hegel da a la sociedad, al «espíritu», intersubjetividad social organizada en actividad común, intersubjetividad auto productora o auto creadora de sí misma mediante su praxis elaborada en común. Esta palabra tiene, además, sus trastienda, claro: prioridad ontológica de la realidad social, del nivel relacional de la realidad social, como generadora de la antropogénesis y de la consciencia y la autoconsciencia. El «espíritu» solo emerge y nos auto constituye, nos auto genera como seres humanos, cuando estamos en comunidad, y surge, se genera, como resultado de la interacción en comunidad… pero lo vamos a dejar aquí.

La terminología hegeliana está empleada constantemente en toda la obra de Marx -«abstracto», «concreto», «Realidad efectiva»…- y no se puede entender la misma sin conocer el significado de tales términos.

No hay duda sobre eso.

No hay duda. Por eso, para concluir con ello, deseo proponer al lector un pequeño ejercicio de búsqueda como ejemplo empírico de esto que digo, y de cómo, sin tener en cuenta el sentido de las palabras empleadas, los textos de Marx no nos son accesibles por entero. El lector puede repasar las Tesis sobre Feuerbach, que es un escrito muy breve de Marx, y contabilizar las veces que Marx usa la expresión que, en las buenas traducciones -algunas-, aparece como «realidad efectiva», esa voz tan sumamente cargada de sentido específico. Esta voz, y, en un caso, un derivado de la misma, aparece siete veces en tan breve texto.

El lector puede contar a continuación, si lo desea, las veces que aparece en ese mismo breve texto la voz «abstracta/o/ión», que posee, tanto en esta obra como en El Capital, etc., un sentido hegeliano, muy diferente del habitual -dejamos ahora cuál sea aquel-. Y podemos pensar, ahora, si estamos aferrando cabalmente lo que Marx expresa en ese texto tan exiguo sin manejarnos con un utillaje que nos de explicación – a lo menos- del lenguaje hegeliano.

Dos preguntas sobre esta última reflexión. ¿Dónde está la grandeza de Rosdolsky en tu opinión? Antes aludías a ella. ¿Por qué su obra es tan extraordinaria, un ensayo, importante en su momento, que ahora apenas es citado?

Roman Rosdolsky es quizá el primer estudioso de El Capital de Karl Marx, que integra la parte del libro publicada por él y los borradores que Engels utiliza para publicar la segunda y tercera partes, como elementos que no son sino una parte dentro de una masa integral de trabajos que comienza con los manuscritos del 57 y 58, los que nosotros hoy día conocemos por Grundrisse.

Aquí fueron traducidos por Pérez Royo, si mi memoria no me falla, para las OME que dirigía Sacristán.

Sí, efectivamente. Una masa de borradores que constituyen una sola obra. Explica que Marx llega a escribir hasta cuatro veces la obra y que reformula el esquema de la misma en otras tantas ocasiones si mal no recuerdo. El Capital se nos presenta como un «ciclo» u obra compuesta de miles de páginas, todas las escritas desde el 57, hasta las notas tomadas en vísperas de su muerte. Habitualmente, para el primer volumen, el único publicado por el mismo Marx, manejamos la segunda edición, muy revisada y reescrita por el mismo Marx. Pero hay, por tanto, dos versiones del primer libro de El Capital. También hay una versión francesa de esta obra, en la que Marx introdujo elementos nuevos. Todo ese cúmulo de borradores escritos desde el 57 al 82, más estas ediciones, hoy día se publican, en la nueva edición de obras completas bajo el rótulo de El capital, en 15 volúmenes dobles.

Pues como introducción no está mal. Apenas cinco o seis años de estudio. ¡Al alcance todos y todas!

No es una edición de introducción. Bueno, es Rosdolsky el primero, según creo, que postula todo esto. Además para Rosdolsky esta obra de Marx es un libro de filosofía, en el que Marx integra ciertamente mucha investigación de ciencia económica propia así como historiografía etc. Y es una obra de filosofía, según Rosdolsky, empapada de filosofía hegeliana. Rosdolsky señala las influencias.

Estas ideas se han hecho de curso común, al menos entre la minoría de marxólogos estudiosos de la obra de Marx. Pero es Rosdolsky quien lo explica por vez primera, y explica cuál es el papel de la ciencia económica en la obra capital de Marx. Una obra que es de crítica del capitalismo y en primer lugar de la escuela burguesa de economía que la estudia, la «economía política»

Deseo evitar reiteraciones, pero sí quiero añadir que esta obra no es un libro al uso de los de economía, que pretenden ayudar a pensar técnicas económicas de intervención en la realidad económica a través de los técnicos especializados. Es una obra que trata de ayudar al público a desnaturalizar su visión del mundo material, económico social, burgués, y a comprender que eso que parece naturaleza, cosa, no es sino actividad intersubjetivamente producida, que puede ser transformada intersubjetivamente

Robinson, si no ando errado, antes hablabas de ella, no se presenta propiamente como marxista, sino como inspirada en la obra de Piero Sraffa, el gran amigo de Gramsci, el que, según dicen, fue causa de un giro copernicano en la filosofía del lenguaje del autor del Tractatus. Por lo demás, ¿cuáles serían las principales críticas a su obra según Rosdolsky?

Es cierto, Robinson es una economista keynesiana; pertenece a lo que se ha dado en denominar una «keynesianismo de izquierdas». Tiene publicada, sin embargo, una interpretación sobre la obra de Marx, que ha sido difundida y uno de sus libros, al menos, se presenta como una obra de acceso al pensamiento marxista.

Sacristán habló de ella en una conferencia de la que ya hemos hablado: «El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia».

La crítica de Rosdolsky a Robinson, la que está traducida al castellano, y que yo conozco, es un artículo de unas veintitantas páginas, publicado en la parte séptima de su gran obra, Génesis y estructura de El Capital, de Marx, Ed Siglo XXl, México, 2004 (7ª edición. Primera edición en alemán, 1968) pp. 580-603. Esta parte es un apéndice, y se compilan en él ensayos de Rosdolsky que tratan sobre diversos debates habidos en relación con la obra económica de Marx, los neomarxismos, etc.

La crítica de Rosdolsky se centra en el intento de Joan Robinson de desmontar la teoría del valor trabajo de Marx. Rosdolsky muestra mediante citas que Robinson parte de un error de interpretación: Robinson cree que mediante la teoría del valor trabajo Marx trata de encontrar un patrón inalterable, ahistórico que le permita medir las magnitudes económicas: «una medida de valor inalterable» intrínseca a alguna realidad física. Es fácil de comprobar que Marx no trata de buscar nada semejante, sino que, según Marx, el propio valor, es una resultante de unas determinadas relaciones sociales, es, por ello mismo, una realidad relacional o social e histórica; inexistente en otras relaciones sociales previas e inexistente en otras posibles, posteriores. Y de ahí parte también la crítica de Rosdolsky contra la que Robinson trata de elaborar sobre la explicación de Marx, sobre conversión del valor en precios.

Un punto siempre citado.

Rosdolsky subraya que la liquidación de la teoría del valor sirve para convertir a Marx en un economista técnico, «fabianizado y keynesificado». Por el contrario, sostener la teoría del valor trabajo implica que éste es consecuencia de un orden sociohistórico que cosifica las relaciones sociales entre personas, y que la solución al mismo no está en la introducción de medidas técnicas en el orden o serie económica de actividades humanas, sino en que los agentes sociales explotados descubran que lo que parece relaciones entre cosas no son sino las relaciones sociales entre ellos, que asuman que este orden es histórico, y que ellos mismos, los que dan soporte a este orden, lo cambien, pues son los que pueden cambiarlo.

La causa fundamental de los errores de interpretación que Rosdolsky encuentra en Robinson -así lo declara desde el mismo comienzo de su texto- se fundan, precisamente en el desconocimiento del pensamiento de Hegel, sin cuyo conocimiento no es posible interpretar a Marx y por tanto, en la incapacidad de comprender el fundamento constitutivo de la obra de Marx.

Una de las tesis en que más insistes.

Sí. Me permito extraer un fragmento de la página 581 de la obra de Rosdolsky:

La razón [de la incomprensión de la obra de Marx por parte de Robinson] (…) radica en la propia manera en que [ella] encara su tarea. Pues un crítico de Marx que confiesa no apreciar en absoluto la metodología marxiana, desdeñándola de antemano como «tonterías y disparates hegelianos», también debe malentender forzosamente y malinterpretar incluso sus principios elementales. Comprenderá (quizá) lo que Marx dijera textualmente, pero jamás «lo que quiso decir en realidad».

Resulta, a mi juicio, mucha, la osadía de una Joan Robsinson que declara chatarra el hegelianismo de Marx, pero que se encontraría en graves dificultades si se le preguntara por el sentido preciso de las ideas y de las palabras que constituyen ese discurso; me remito al ejemplo puesto arriba sobre las Tesis sobre Feuerbach. Y es que, hasta para poder criticar a Marx, y también a Hegel, -«honestamente», habría que añadir- es preciso haber comprendido y entendido cabalmente lo que querían decir, sin lo cual no se puede ejercer crítica… y, antes, desde luego, es necesario haberlos leído. Claro.

Sí, sí, claro. Lo dejamos por ahora. ¿Te parece? Por hoy, seguro que los lectores me dan la razón, ya es bastante.

De acuerdo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.