El 13 de septiembre de 1971 la guardia civil asesinó a Pedro Patiño, militante de CCOO y del Partido Comunista de España. Su delito era llevar panfletos a los albañiles como él convocando a la Huelga General. En el intento de no dejar que se cerrase el caso sin más, el abogado Jaime Miralles en […]
El 13 de septiembre de 1971 la guardia civil asesinó a Pedro Patiño, militante de CCOO y del Partido Comunista de España. Su delito era llevar panfletos a los albañiles como él convocando a la Huelga General.
En el intento de no dejar que se cerrase el caso sin más, el abogado Jaime Miralles en defensa del compañero asesinado mandó al Fiscal del Tribunal Supremo y a los ministros de justicia y el Ejército un escrito donde se recogían las pruebas d lo acontecido, con declaraciones de los guardias civiles que intervinieron, el médico al que le llevaron y los comentos que se adjuntaron falsificando lo que hicieron. El resultado fue que a Jaime Miralles, el abogado de Pedro Patiño, los franquistas lo detuvieron, lo procesaron bajo la acusación de propaganda ilegal, y le encarcelaron.
A Pedro Patiño lo asesinaron, y a los tres compañeros que iban con él los metieron en la cárcel. En la sentencia (como esas sentencias ilegales que siguen manteniendo los gobiernos que han dirigido y dirigen el Estado) justificaban el crimen y los encarcelamientos diciendo: «arrojaron y esparcieron en obras y caminos indeterminado número de hojas ciclostiladas, tamaño cuartilla, unas, pie de Comisión Obrera Provincial de la Construcción de CCOO… otras, pie del Comité de Madrid del Partido Comunista de España». En el texto de las octavillas se decía «compañeros se acerca la hora de la lucha. Del 13 al 20 de septiembre huelga general de la construcción, ¡todos a una, compañeros, para sacarle nuevamente de la cárcel y conseguir nuestros derechos» (en la sentencia había evitado decir el nombre del compañero que debía salir de la cárcel, tanto miedo tenían, se trataba de Francisco García Salve).
El gobierno actual sigue sin reconocer la ilegalidad del régimen franquista y sin declarar ilegales las condenas del franquismo a los demócratas, y sin declarar a los asesinados por el franquismo como víctimas del terrorismo franquista, como lo fue Pedro Patiño. Los derechos de las víctimas del terror fascista son reconocidos por la Comisión de Derechos humanos de la ONU, por el Derecho Internacional, por las organizaciones de Defensa de los Derechos Humanos. A lo que hay en el Estado español los gobernantes le llaman democracia, y no lo es. Los crímenes del franquismo no prescriben.
Sin embargo, en Alemania, aunque han transcurrido 66 años desde el final de la 2ª guerra mundial, se continúa persiguiendo y juzgando a los criminales nazis. La Central de Investigaciones de los Crímenes Nazis en Alemania se encarga de estudiar la documentación de los sospechosos. El objeto es castigar a los criminales no juzgados antes de que desparezcan, para ello ahora van a llevar sus investigaciones a donde se cree que se han ocultado algunos de ellos, Brasil, Grecia, y hasta Rusia, que sufrió 25 millones de muertos a causa de la guerra declarada por los nazis. El último de éstos asesinos juzgados y condenados lo fue en 2009 y se llama John Demjanjuk, un colaboracionista en los campos de exterminio.
Visto lo visto ¿a quién protege el gobierno español que se autodenomina democrático? ¿a quién considera igual a si mismo?
La Plataforma Contra la Impunidad del franquismo continúa, jueves tras jueves, diciendo al pueblo: levántate y ven con nosotros, ven a frenar al nuevo fascismo, no olvides, no abandones, porque olvidar es dejar que la injusticia se instale y crezca como base de la sociedad en la que vives. Tú sabes que quienes se han hecho dueños del pasado dirigen el presente y proyectan el futuro. No abandones la justicia social; tu falta es un retraso en la conquista de la Verdad, la Justicia y la Reparación.
Los jueves, de 8 a 9 de la tarde nos manifestamos en la Puerta del Sol de Madrid.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria ([email protected])
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