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Pedro Sánchez: la amarga victoria

Fuentes: Rebelión

Quien escribe estas líneas se alegra de que haya al fin un gobierno donde no esté ni PP ni VOX. Pero, a la vista de la situación, no puedo ser optimista. Digamos que, para mí y para bastantes españoles más, por distintas razones, se trata de una AMARGA VICTORIA.

Ahora ya no es momento de echar la vista atrás, sino hacia adelante, preparándose para una legislatura extremadamente complicada, con una derecha y una extrema derecha echada al monte y, en el caso de esta última, dispuesta a todo, sea o no sea democrático y pacífico. No obstante, solo por el puro juego de lo que pudiera haber sido y no fue, y de paso ofrecer información que para muchos seguramente ya debe ser muy muy lejana, vamos a tratar de imaginar qué habría ocurrido si en 2014 hubiera sido Eduardo Madina quien hubiese ganado las primarias del PSOE. A este juego jugó el periodista Pablo Batalla el pasado 16/11/23 en el diario Público.

Pues hagamos un poco de historia. En aquellas primarias de 2014, José Antonio Pérez Tapias era el candidato de “izquierdas”, Eduardo Madina era el de “centroizquierda” y Pedro Sánchez era el de la “derecha” (tres familias que cohabitan dentro del PSOE con mayor o menor ruido). Sánchez, conviene recordarlo, decía tener de referentes a Matteo Renzi o Justin Trudeau y el aparato socialista le bendecía por ello. Cuando Sánchez ganó las primarias, realizó un mitin con una bandera rojigualda detrás de proporciones gigantes. En aquellas primarias se especuló entre los militantes socialistas que el tercero en discordia, el candidato José Antonio Pérez Tapias, repentinamente apoyado por muchos avales, pudo ser una operación orquestada para fragmentar el voto del ala izquierda del partido, dividida entre Tapias, de la corriente marxista y republicana Izquierda Socialista, y Madina, abiertamente republicano, de centroizquierda, y que demandaba en el PSOE afrontar el debate sobre la monarquía.

Por entonces, el rey del Bribón, Juan Carlos I, acaba de abdicar ante un cúmulo de escándalos insoportables para la institución monárquica. Este hecho también sirvió para especular. ¿Había abdicado el Borbón justo antes de las primarias socialistas, para que el leal Alfredo Pérez Rubalcaba le asegurase una abdicación cómoda, sin muchos sobresaltos, que preservase su inviolabilidad (talón de Aquiles del monarca corrupto), evitando la incertidumbre que podría representar la victoria de Eduardo Madina? Ciertamente, con el triunfo de Sánchez la monarquía no se ha cuestionado en ningún momento en el aparato socialista durante todos los años que lleva como Presidente de la nación.

El periodista Pablo Batalla dice textualmente en su artículo que en las primarias «ganó el pícaro Sánchez al intelectual Madina». A partir de ahí, las hemerotecas, las terribles y tozudas hemerotecas, han recogido en buena medida los principios y las posturas que Sánchez ha ido adoptando a lo largo del tiempo. Para muchos, Sánchez es el paradigma de esa perversa idea que se concreta en una conocida frase de Marx (Groucho): «Estos son mis principios y si no le gustan tengo otros». En honor a la verdad, hay demasiados políticos que podríamos identificar con el contenido de esta frase (Alberto Núñez Feijóo, Felipe González, José María Aznar, Albert Rivera, etc.). Pero no es un consuelo.

Algunos ejemplos de los cambios de opinión de Pedro Sánchez, que luego se tuvo que tragar para poder alcanzar la Moncloa, son:

1.- El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, firman en 2016 un pacto de Gobierno de progreso y reformista para investir al candidato socialista. El pacto no prosperó.

2.- En octubre de 2017, bajo el gobierno de Mariano Rajoy, se aplicó el artículo 155 en Cataluña, aprobado en el Senado con los votos de PP, PSOE (de Pedro Sánchez), PSC, Ciudadanos, UPN, Foro y Coalición Canaria; votaron en contra Unidas Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, EH Bildu y Compromis.  

3.- En 2019, Pedro Sánchez trata de formar gobierno con el apoyo de Albert Rivera, de Ciudadanos, mientras los simpatizantes socialistas coreaban desde la calle Ferraz, ¡Con Rivera, no, con Rivera, no!

4.- Tras las elecciones de abril de 2019, y después de la oferta de Unidas Podemos para formar el primer gobierno de coalición, Pedro Sánchez dijo en La Sexta: «si acepto, sería un presidente de Gobierno que no dormiría por la noche, junto con el 95% de los ciudadanos de este país, que tampoco se sentirían tranquilos».

5.- Tras repetirse las elecciones, en noviembre de 2019, Sánchez telefoneó urgentemente a Pablo Iglesias con el fin de formar un gobierno de coalición. Para llegar a la Moncloa, necesitaba a Unidas Podemos.

6.- Sánchez mantuvo durante 2015, 2016 y 2019 que nunca pactaría con EH Bildu, criterio que también mantuvo con ERC. Cosa que evidentemente no ha cumplido transcurrido un tiempo.

7.- En 2014 y en 2019, siendo secretario general del PSOE y líder de la oposición, Sánchez criticó al Gobierno de Rajoy por haber utilizado el indulto más de lo deseable. En su opinión, «los indultos políticos debían acabar en nuestro país» (2014). En octubre de 2019, conociéndose ya la sentencia del procés,siendo ya presidente del Gobierno, aseguró que los condenados cumplirían toda la condena, «el acatamiento de la misma significa su cumplimiento. Reitero, significa su íntegro cumplimiento».

8.- En 2021, Sánchez anunciaba que iba a proponer al Consejo de Ministros otorgar el indulto a los nueve condenados del procés, que estaban en la cárcel por sentencia del Tribunal Supremo. El cambio de opinión, según dijo, era en nombre de la concordia.

9.- En 2014 y 2016, en sus primeros pasos en la política con mayúsculas, Sánchez se oponía al actual sistema de elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Llegó a manifestar que «lo consideraba unas de las comodidades del bipartidismo», mostrándose «dispuesto a recortar el poder de decisión del PSOE en todos los órganos judiciales». Aseguró que había propuesto a Mariano Rajoy, entonces presidente del Gobierno, que no fueran los partidos los que propusieran a los candidatos.

En la campaña electoral de junio de 2016, cuando cerró la puerta a cualquier pacto de Gobierno con Podemos, entre otros motivos, según dijo, por las preferencias que Pablo Iglesias tenía para solucionar un problema como la instrumentalización de las instituciones públicas, como los jueces, los fiscales, la Policía y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como se pudo ver con Rajoy y su ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. La solución, según Sánchez, no podía ser darle los jueces, fiscales, Policía, y los espías, a Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. Recordemos que en su reciente pacto con Junts per Catalunya, en noviembre de 2023, Pedro Sánchez incluyó el concepto de lawfare, siendo criticado por ello por todas las asociaciones, conservadoras y progresistas, de jueces y fiscales.

10.- En 2021, Pedro Sánchez lidera una coalición con Unidas Podemos, el sistema de elección de CGPJ sigue intacto, tras retirar la propuesta de reducir la mayoría necesaria para renovarlo, y el Ejecutivo negocia con el PP la designación de los vocales del órgano de gobierno de los jueces. Sí conviene puntualizar que el PP se niega a renovar este órgano de manera injustificada, llevando ya cinco años caducado, e incumpliendo por su parte lo que dice la Constitución y lo que el propio Comisario de Justicia de UE manifiesta.

11.- En noviembre de 2016, el Ejecutivo de Rajoy nombraba fiscal general del Estado a José Manuel Maza. Pedro Sánchez y el PSOE protestaron el nombramiento por el itinerario profesional conservador del elegido. «La trayectoria conservadora de Maza puede dejar en una posición de subordinación al Ministerio Fiscal frente al Gobierno y no parece la persona indicada para trabajar en favor del consenso requerido en una legislatura sin mayorías absolutas».

12.- Poco después de ser investido presidente en 2020, tras las elecciones del 10-N, Sánchez nombró fiscal general del Estado a quien había sido ministra de Justicia hasta hacía un mes en el gobierno de coalición, Dolores Delgado. Esta fiscal había formado parte del nuevo Consejo de Ministros, constituido tras la moción de censura contra Mariano Rajoy que salió adelante el 1 de junio de 2018. La vida pública de Dolores Delgado ha estado ligada a diversos avatares que le han dejado en entredicho, por ejemplo, sus “perversas amistades” con el comisario jubilado José Manuel Villarejo, príncipe de las tinieblas de las cloacas del Estado.

13.- En 2015 y en 2017, Pedro Sánchez se convirtió en abanderado de la causa de los inmigrantes que llegaban sin papeles y de los refugiados, prometiendo que, cuando él gobernase, se terminarían las devoluciones en caliente. «El Gobierno debe parar las devoluciones en caliente y garantizar que a nadie se le niegue la protección internacional». Dos años después, en 2017, exigió la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, la norma que recoge la modificación de la Ley de Extranjería sobre estas devoluciones.

En mayo de 2021, Pedro Sánchez era presidente del Gobierno, y Ceuta vivió una crisis migratoria sin precedentes. Sánchez reivindicó los rechazos en frontera (devoluciones en caliente). «Mi prioridad como presidente del Gobierno de España en estos momentos es proceder a la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente en Ceuta y Melilla».

¿Cuál fue la posición de Sánchez y de Grande-Marlaska, su ministro de Interior, en la tragedia del 24 de junio de 2022 en las vallas de Melilla? Mirar para otro lado y justificar el papel de los guardias fronterizos, ante una tragedia que se saldó con casi 40 muertos y un buen número de heridos, además de aplaudir la brutal represión de los guardias marroquíes con estas personas. «Hay que reconocer el trabajo que ha hecho el Gobierno marroquí para tratar de frenar un asalto violento que pone en cuestión nuestra propia integridad territorial».

14.- En 2018, siendo ya presidente del Gobierno, Pedro Sánchez dijo: «Vamos a avanzar en derechos derogando la Ley Mordaza (promulgada por el PP), porque ninguna sociedad realmente libre persigue la libertad de expresión». Antes, estando en la oposición, lo había prometido hasta la saciedad. Pero no, sigue sin derogarla, y cuando ha dicho que iba a hacerlo, se refería únicamente a algunos artículos de la ley.

15.- Otro tanto ocurrió con la derogación de la Reforma Laboral del PP de 2012, siendo ministra del Trabajo Fátima Báñez. Sánchez prometió que si llegaba a ser presidente del Gobierno la derogaría por completo. Tampoco fue así. La Reforma Laboral de Yolanda Díaz, siendo Sánchez presidente de Gobierno, si bien es cierto que mejoró mucho las condiciones laborales del trabajador, no fue una reforma total y dejó en la estacada a algunos colectivos, además de no cambiar cosas fundamentales que se perdieron con el PP. Por ejemplo, en la reforma de 2021, se ha mantenido la indemnización por despido impuesta por el PP de 33 días con un tope de 24 mensualidades; antes era de 45 días con un tope de 42 mensualidades. Tampoco en la reforma de 2021 se ha recuperado la autorización administrativa para los ERE. Las empresas podrán seguir realizando expedientes de regulación de empleo en las mismas condiciones que impuso la reforma del PP. Y tampoco se han recuperado los salarios de tramitación. Y no se ha modificado el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores que sigue permitiendo a los empresarios la modificación sustancial de las condiciones de trabajo, como jornada, turnos y salarios.

16.- Hipócrita es alardear de tener un país que es un referente internacional en materia de igualdad y no defender a la ministra de Podemos que ha protagonizado esta importantísima mejora, impulsando una ley. Pedro Sánchez incluso pactó con PP para hacer una reforma quirúrgica en la Ley del Solo Sí es Sí, que ha dinamitado la columna vertebral de dicha ley en opinión de bastantes juristas y de partidos de izquierdas, como ERC y EHBildu.

17.- Cuando estalla la guerra en Ucrania, la primera posición de Pedro Sánchez es que España solo enviará material de asistencia humanitaria. Pocos días después, cambia de posición y dice en el Congreso que «España entregará a la resistencia ucraniana material militar ofensivo», decepcionando a los sectores pacifistas y a sus socios de Gobierno de Unidas Podemos.

18.- En 2022, Pedro Sánchez da un volantazo a la posición de España con el Sáhara que supone dejar en la estacada las reivindicaciones, amparadas en el Derecho Internacional, del pueblo saharaui. Este hecho crea un conflicto internacional con Argelia, ahonda en las diferencias ya existentes entre el PSOE y Unidas Podemos, que acusa a Sánchez de alinearse con las tesis estadounidenses y de blanquear al sátrapa Mohamed VI, un rey corrupto, que no respeta los Derechos Humanos. En comparecencias posteriores, Sánchez oculta mencionar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y al Frente Polisario como interlocutor válido.

19.- Cuando el Gobierno de Israel tras el monstruoso ataque de Hamás, en nombre del derecho a defenderse, ataca de manera inmisericorde al pueblo palestino, lo que está provocando un genocidio de dimensiones dramáticas y consecuencias impredecibles, Pedro Sánchez se limita a decir que Israel debe respetar el derecho internacional (bla, bla, bla). Pero, en cambio, y a diferencia con lo que defendió en el caso de Rusia y Putin, tras la invasión de Ucrania, ahora no defiende ni la intervención militar internacional, ni considerar a Benjamín Netanyahu un criminal de guerra. Es decir, tiene dos varas de medir, en función de lo que diga el amigo americano.

Por todo esto, lamento tener que reconocer que la caricatura que hacen las derechas de Pedro Sánchez no es del todo desacertada ni injusta. ¿Sánchez es un oportunista amoral, sin escrúpulos, capaz de adaptarse a cualquier circunstancia con tal de permanecer en la Moncloa? Pues, tal vez sí. Que Sánchez es un político sin grandes convicciones y poco coherente es indudable. ¿Inteligente? Sí, muy inteligente. Pero no es de fiar. Carece de principios o, peor aún, tiene varios («estos son mis principios y si no le gustan tengo otros»). Sus cambios de opinión en temas cruciales así lo confirman. Claro que tampoco el líder de la oposición, el popular Alberto Núñez Feijóo, es un ejemplo de coherencia. Ya conocemos sus medias verdades y sus mentiras. Sus declaraciones no suelen soportar la verificación de los datos.

Es penoso que muchos votantes de izquierdas se vean obligados a elegir entre lo menos malo. «O yo -nosha repetido insistentemente Sánchez- o la derecha y la extrema derecha de PP y VOX». Elegir entre el blanco y el negro, entre el azul y el rojo. Seamos prácticos y no hablemos más, esa es su conclusión. Esta disyuntiva nos condena a una especie de trágala, sin espacio para la crítica. Señor Sánchez, no sé si sabe usted, supongo que sí, que el pensamiento crítico es una de las grandes señas de identidad de la izquierda, ahora y siempre. Son las personas encuadradas en el pensamiento conservador y en la ideología de derecha quienes niegan la crítica. Usted, como presidente del Gobierno, está expuesto a la crítica. Es licito criticar, más en un sistema democrático. Habrá críticas desacertadas, las habrá torticeras (muchas de las que recibe de la derecha y la extrema derecha) y las habrá acertadas (basadas en datos y hechos contrastados). Su obligación es escucharlas todas y actuar en consecuencia.

Pedro Sánchez, el veleta, el que dice una cosa y la contraria, no nos ofrece ninguna confianza a muchos votantes de izquierdas. Yo personalmente, además de valorar la inteligencia (que le reconozco), valoro por encima de todo las convicciones y la coherencia. Habrá partidos que nos podrán gustar más o menos, igual que determinados líderes, pero son respetables porque mantienen sus posturas, que emanan de su ideología. Sobre el procés, los indultos y la amnistía, por poner solo un ejemplo, hay partidos y personas que siempre han defendido lo mismo (ERC, EHBildu, Podemos, BNG, etc.). Eso es coherencia y honradez de pensamiento. Es cierto que usted ha hecho bastantes cosas positivas en esta última legislatura con un Gobierno de coalición de PSOE-Unidas Podemos. Pero invito a todos los lectores que analicen los programas políticos de PSOE y Unidas Podemos, así como los acuerdos que firmaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y a partir de ahí que cada uno saque sus propias conclusiones.

Javier Díez Moro / Escritor y columnista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.