Pescadores del oriental estado indio de Orissa se ven forzados a violar la prohibición de faenar en aguas del santuario marino de Gahirmatha y están diezmando la población de tortugas golfinas, una especie amenazada de extinción. Aunque según el gobierno desde noviembre «no más de 800» de estas tortugas (Lepidochelys olivacea) resultaron muertas, los ambientalistas […]
Pescadores del oriental estado indio de Orissa se ven forzados a violar la prohibición de faenar en aguas del santuario marino de Gahirmatha y están diezmando la población de tortugas golfinas, una especie amenazada de extinción.
Aunque según el gobierno desde noviembre «no más de 800» de estas tortugas (Lepidochelys olivacea) resultaron muertas, los ambientalistas sostienen que la cifra real de víctimas entre estos diminutos animales asciende a 5.000.
El problema ilustra la situación que confronta Orissa y otros estados costeros en India. La protección del ambiente y la naturaleza es una preocupación importante, pero también lo es brindar un medio de vida sostenible a los pobres de esas zonas.
Si esto se suma a la infraestructura costera y al desarrollo industrial, la situación empeora exponencialmente.
«Estamos a favor de la seguridad de las tortugas, pero también se debe tener en cuenta los intereses de los pescadores», dijo Narayan Haldar, presidente del Sindicato de Pescadores Tradicionales de Orissa, resumiendo la situación que enfrenta el estado.
Por lo menos 40 por ciento de los 480 kilómetros de la franja costera de Orissa está fuera del alcance de los pescadores entre noviembre y junio. La prohibición de pescar durante esos siete meses es parte de las medidas adoptadas para conservar los santuarios marinos de Orissa.
Luego hay otros dos meses en que se advierte a los pescadores que no se internen en el mar a causa de los recurrentes sistemas de baja presión en la adyacente Bahía de Bengala.
«Estas áreas están experimentando una drástica reducción de los ingresos, una emigración a gran escala, enfrentamientos por las zonas de pesca e incluso suicidios», dijo Trilochan Das, líder de otro grupo de pescadores.
Esos nueve meses al año en que los pescadores no pueden realizar su trabajo, «peces más baratos, criados en agua dulce en el vecino estado de Andhra Pradesh, se apoderan del mercado pesquero de Orissa», se lamentó Haldar.
«El gobierno debe racionalizar la prohibición de siete meses anuales en una vasta área del mar y ofrecer opciones alternativas de sustento a la comunidad de pescadores», dijo.
Este asunto que involucra a los pescadores, la administración de recursos pesqueros, los ambientalistas y los constructores es ahora objeto de abordaje.
El Ministerio Federal de Bosques y Ambiente inició un Proyecto Integrado de Manejo de la Zona Costera, que es financiado por el Banco Mundial y probado en cuatro áreas desde junio de 2010.
Estos cuatro proyectos piloto, uno nacional y tres estaduales (en Orissa, Gujarat y Bengala Occidental), están diseñados para abordar los problemas costeros, cada vez más intensos. Este desafío se ve exacerbado por frecuentes desastres naturales y riesgos inducidos por el clima.
Las lecciones aprendidas se utilizarán para futuras iniciativas del Proyecto en otros estados costeros del país.
Aunque las cuestiones ambientales, la mejora de los medios de sustento y la protección de las comunidades constituyen prioridades para el Proyecto, «es de rigor la participación de la comunidad en todos los procesos de toma de decisiones; incluir políticas sensibles al género, la pobreza y la equidad también está al principio de la lista», dijo Ajit Kumar Pattnaik, director del Proyecto en Orissa.
El costo total del Proyecto será de 286 millones de dólares.
Más de la mitad de los pobres de Orissa, pertenecientes a la casta dalit («intocables») residen en las 641 aldeas de pescadores que se extienden a lo largo de la costa del estado. Sesenta de estas aldeas se beneficiarán del proyecto piloto.
Las áreas costeras seleccionadas son las más ricas en recursos ecológicos y económicos, y han sido las más vulnerables a la explotación. Mientras que el lago Chilka es uno de los más grandes de agua salada en el mundo, Bhitarkanika, que alberga el santuario de biodiversidad de Gahirmatha, es el segundo ecosistema de manglares más grande de Asia.
En las 60 aldeas se promueven actividades como el engorde de cangrejos y la cría de corvinas y langostinos como medios de vida alternativos para que los pescadores dependan menos de la pesca.
Estas actividades también aspiran a reducir la presión de la pesca sobre los ya atribulados ecosistemas.
Para reemplazar la elaboración tradicional de pescado salado y desecado, que solía estar exclusivamente en manos de las esposas de los pescadores, el programa brinda espacios higiénicos para el desecamiento a grupos de autoayuda de mujeres. La producción láctea y la cría de cabras son otros medios de sustento alternativos.
«Grupos de pescadores que se formaron antes no recibieron el apoyo adecuado», dijo la líder del grupo de autoayuda de mujeres, Satyabhama Das, de 60 años.
«No se brindó protección real contra los cocodrilos, y la gente realmente necesitada es quien debería ser apoyada, no quienes tienen influencias», opinó esta mujer al participar en una consulta con los involucrados regionales. El área de Bhitarkanika es hábitat de cocodrilos.
Integrar patrimonio y ecoturismo a los medios de sustento de la comunidad rural es otra opción que va tomando forma.
El Proyecto aborda los principales desafíos ambientales y sociales que enfrentan Orissa, Gujarat y Bengala Occidental: la pérdida de biodiversidad y de ecosistemas marinos a medida que más tierras costeras se destinan a grandes industrias y obras de infraestructura.
En los últimos tiempos, la construcción de estructuras para la irrigación y el suministro industrial de agua en Orissa asfixió el flujo de agua dulce, crucial para mantener la salinidad requerida para la supervivencia de los manglares.
La fragilidad costera también se ve exacerbada por prácticas pesqueras cada vez más destructivas. Con el aumento de la población costera y de las obras de infraestructura, los impactos de desastres naturales como ciclones, tormentas e inundaciones son más severos. El peor de estos eventos fue el ciclón de 1999, que dejó 10.000 muertos en Orissa.
Hasta ahora, los gobiernos han buscado abordar la situación mediante regulaciones que carecen de la coordinación necesaria entre departamentos que apuntan a objetivos similares.
El Proyecto Integrado de Manejo de la Zona Costera también está estructurado para integrar a varias agencias en su formulación e implementación.