Muchas veces escuchamos que comprar abrigos de piel de animales de criaderos es una alternativa más «humana» frente a las matanzas descabelladas que llevan a cabo los cazadores furtivos con sus armas y cepos. Se nos cruza por la mente la frase «uso sustentable» para aliviar culpas. Pero, imagine por un momento que a usted […]
Muchas veces escuchamos que comprar abrigos de piel de animales de criaderos es una alternativa más «humana» frente a las matanzas descabelladas que llevan a cabo los cazadores furtivos con sus armas y cepos. Se nos cruza por la mente la frase «uso sustentable» para aliviar culpas.
Pero, imagine por un momento que a usted lo apresan en una confusa situación, lo encierran en una jaula donde acurrucado apenas puede levantar la cabeza, y que luego de pasar varias semanas sin poder moverse, sin luz natural y con miles de tipos encerrados al igual que usted, gritando a su alrededor; lo vienen a buscar, y le dicen que lo han elegido para hacer un abrigo con su piel, por lo que están deliberando que técnica emplearán para matarlo: rompiéndole el cuello, electrocutándolo, golpeándolo con un mazo en la cabeza, por medio de una inyección letal, ó una muerte lenta causada por monóxido de carbono.
¿Aliviará su dolor, el saber que la miserable vida que le han hecho vivir, no alteró el equilibrio natural?
Millones de animales mueren anualmente en manos de la industria peletera, por medio de trampas que les provocan una lenta agonía, pero también por medio de criaderos donde se «fabrican» en serie dentro de diminutas jaulas y viven años de desesperante hacinamiento antes de una muerte tremendamente dolorosa. Los criadores tienen que lidiar con el canibalismo y la automutilación por parte de los animales, como consecuencia de la insoportable tensión que sufren: no se les permite comportarse de forma natural, tanto animales que recorren varios kilómetros por día, como otros que los nadan, son restringidos de moverse, domesticados y manipulados genéticamente.
Para fabricar un abrigo son necesarios: 8 lobos, 8 pumas, 8 focas, 15 zorros, 15 nutrias, 15 linces, 15 ocelotes, 25 canguros, 30 castores, 35 mapaches, 50 hurones, 55 martas, 60 visones, 250 ardillas, y 300 chinchillas.
En la calle todavía se pueden ver abrigos de piel auténtica, para orgullo de sus dueñas, e indignación de la gran mayoría, que no ve en los tapados de piel un estandarte de poder y prestigio, sino una prueba más del atraso intelectual del Hombre, una vuelta a la época de las cavernas; la valiosa vida de un animal, malgastada como artículo de decoración.
Esta industria ya ha extinguido al visón de mar y al zorro de las Malvinas, entre otros. La nutria de mar, el lince, y el ocelote, todavía corren grave peligro.
¿Qué se puede hacer?
El mejor argumento es el boicot. No compre pieles auténticas sino sintéticas. No se deje engañar por la propaganda peletera consistente en mencionar «piel de origen controlado» o «ecológica». Ya se ha visto que los criaderos son extremadamente crueles, y que «ecológico» no es sinónimo de benevolente. Nuestra vanidad no puede justificar semejante nivel de tortura física y psicológica sobre inocentes animales. La tortura y la muerte de seres sintientes no puede, ni debe, medirse con parámetros ecológicos. Digan lo que digan, con las pieles no hay excusas.