Hubo una novedad climática en Nature (1) esta semana, incluyendo una portada mostrando una tera-tonelada de peso, presumiblemente significando estar hecha de carbón, pendiendo de un hilo sobre el planeta, y conteniendo dos nuevos artículos, (Allen et al (2) and Meinshausen et al (3)), una nota «News & Views» (4) escrita por dos de nosotros […]
Hubo una novedad climática en Nature (1) esta semana, incluyendo una portada mostrando una tera-tonelada de peso, presumiblemente significando estar hecha de carbón, pendiendo de un hilo sobre el planeta, y conteniendo dos nuevos artículos, (Allen et al (2) and Meinshausen et al (3)), una nota «News & Views» (4) escrita por dos de nosotros y un par de comentarios, urgiéndonos a «prepararnos para adaptarnos al menos a 4ºC» (5) y pensar sobre lo que el peor escenario (6) (de 1000 partes por millón de CO2) podría parecer.
En el corazón de esto hay dos artículos que calculan las probabilidades de exceder el umbral predefinido de 2 ºC como función de las emisiones de CO2. Ambos descubren que la cantidad más directamente relevante es la cantidad total de CO2 finalmente emitida, más que una concentración atmosférica de CO2 o una tasa de emisión. Este un resultado tremendamente útil, ya que nos da una clara indicación de cómo nuestros objetivos políticos deben ser enmarcados. Tenemos una cuota de emisión total; si continuamos ahora, tendremos que recortar más rápidamente después.
Hay una incertidumbre en la sensibilidad del clima de la Tierra y en la respuesta del ciclo de carbón, y los artículos son extremadamente útiles en la forma en la que propagan estas incertidumbres a las probabilidades de diferentes cantidades de calentamiento. Justo estudiando al resultado medio del modelo, mucha gente concluye que un moderadamente optimista pero un escenario no terriblemente agresivo tal como el del IPCC B1 evitaría 2ºC de calentamiento relativo al periodo preindustrial. Pero cuando tienes en cuenta la incertidumbre, descubres que hay una alarmante alta probabilidad (tono gris de la gráfica) de no hacerlo.
Ambos documentos llegan a la misma conclusión, resumida en nuestra figura, de que si la humanidad no pisa los frenos, rápida y firmemente (por ejemplo, reducciones globales del 80% para 2050), nos enfrentamos a una alta probabilidad de llevar el clima más allá del umbral de los 2ºC tomados por ambos estudios como el «límite del peligro». Comparar ambos documentos es complicado por las unidades diferentes; masa de carbón versus masa de CO2. Pero descifrando las matemáticas, descubrimos que los dos artículos son ampliamente consistentes. Ambos concluyen que la humanidad está ya a mitad de camino de emitir suficiente carbono para alcanzar con probabilidad los 2ºC y que la mayoría de los combustibles fósiles (el carbón, en particular) tendrá que permanecer en el suelo. |
Nos sentimos obligados a hacer notar que incluso un calentamiento «moderado» de 2ºC mantiene una gran posibilidad de provocar como respuesta sequías y tormentas que podrían desafiar la sociedad civilizada, llevando en potencia a conflictos y a sufrimiento que se producirían por naciones hundidas y migraciones en masa. Un calentamiento global de 2ºC llevaría a la Tierra a su estado más cálido en millones de años, a la alteración de las condiciones climáticas que han sido estables durante más tiempo que la historia de la agricultura humana. Dada la sequía que ya afecta Australia, el hielo marino del Ártico hecho pedazos y el incremento en los daños por tormentas después de sólo 0.8ºC de calentamiento hasta ahora, llamar al límite del peligro 2ºC nos parece muy arrogante.
También, hay peligro en las emisiones de CO2 más allá del pico, como la larga cola de perturbación de CO2 (7) que dominará la respuesta última del nivel del mar, y la acidificación del océano. Un edificio quizás podría ser seguro respecto a los terremotos pero si es susceptible a fuegos todavía puede ser considerado inseguro.
El tipo de recorte en las emisiones que son necesarias son tecnológicamente posibles, si construyéramos centrales eólicas en lugar de centrales térmicas, una red eléctrica integrada nacional o global y emprender un programa rompedor de eficiencia energética. Pero, poner a todo el mundo de acuerdo en esto es la parte descorazonadora. El comentario de Parry et al nos avisa para que nos preparemos para adaptarnos a un cambio en el clima de al menos 4ºC incluso aunque reconozcan que podría no ser posible comprar nuestra salida a la mayor parte del daño (a los sistemas naturales, por ejemplo, y a las especies animales). En cualquier caso, ¿Cómo nos «adaptamos» a un tren descarrilado? Hay también un asunto de justicia, en la que los beneficiarios de la energía fósil (los países ricos hoy) no son los que pagarán los costes (menos ricos dentro de unas décadas). Nos preguntamos porque no estamos avisados para prepararnos a adaptarnos a una enorme reducción de las emisiones de CO2, lo que nos suena considerablemente menos aterrador.
Traducido por Mario Cuéllar para Globalízate
http://www.globalizate.org/real030509.html
Artículo original:
http://www.realclimate.org/index.php/archives/2009/04/hit-the-brakes-hard/langswitch_lang/sp#more-677
Referencias:
(1) http://www.nature.com/climatecrunch
(2) http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/nature08019.html
(3) http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/nature08017.html
(4) http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/4581117a.html
(5) http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/4581102a.html
(6) http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/4581104a.html
(7) http://www.realclimate.org/index.php/archives/2009/02/irreversible-does-not-mean-unstoppable/langswitch_lang/pr