El pasado martes, el Congreso aprobó por amplia mayoría una moción que presentábamos desde Unidos Podemos para reclamar al Gobierno que aborde de forma urgente la problemática que generan los plásticos en el medio ambiente, y, en especial, en el medio marino. El problema de la contaminación marina tiene un nombre: plástico. Los datos son […]
El pasado martes, el Congreso aprobó por amplia mayoría una moción que presentábamos desde Unidos Podemos para reclamar al Gobierno que aborde de forma urgente la problemática que generan los plásticos en el medio ambiente, y, en especial, en el medio marino.
El problema de la contaminación marina tiene un nombre: plástico. Los datos son contundentes: cada año se vierten 8 millones de toneladas de plásticos en los océanos (el equivalente a un camión de basura por minuto). A este paso, y si nada cambia, en 2050 habrá más plásticos en peso que peces en los mares. Ya hay cinco «islas» de plástico en los océanos, pero la siguiente masa de agua en concentración de plásticos es el Mediterráneo en el que, por cierto, España es el segundo país que más plásticos vierte.
El impacto en las criaturas marinas es enorme: ya tres de cada 100 ballenas mueren por ingestión de plásticos. Muchas playas de anidamiento de tortugas se encuentran cubiertas de plásticos que impiden a las tortugas llegar a la zona de desove. Miles de aves marinas mueren enganchadas en artes de pesca abandonadas. Hace unos días se conoció que los mosquitos pueden ser portadores e inocular microplásticos en los seres humanos.
El impacto económico también es grande; por ejemplo, el coste de limpieza de playas turísticas es incalculable. Por si fuera poco, los plásticos flotantes contribuyen al cambio climático al liberar metano y etileno.
La buena noticia es que hay mucha gente, muchas organizaciones públicas y privadas que están trabajando para resolver el problema.
Lo que está claro es que seguir como hasta ahora no sirve. El problema está ocurriendo ahora, y es ahora cuando tenemos que frenarlo. Estamos sin duda ante un problema global, pero hay muchas cosas que podemos hacer para solucionarlo desde lo local, o en este caso, de lo estatal.
Los puntos más relevantes de la moción aprobada en el Congreso, son:
1. Prevención
En la teoría, todos estamos de acuerdo: «el residuo que menos contamina es el que no se genera». Por ello hay que ir a la prevención como medida prioritaria. En limpiezas de playas realizadas en 2015 por Greenpeace, se recogieron una media de 320 objetos en cada 100 metros de playa, siendo el 75% objetos de plástico. ¿Queremos de verdad solucionarlo? A estas alturas esto pasa necesariamente por la prohibición de los objetos desechables de un solo uso que disponen de alternativas: bolsas, pajitas, tazas, vasos, cubiertos, bastoncillos, botellas. Esta propuesta coincide con la nueva estrategia de lucha contra los plásticos de un solo uso de la Comisión Europea y que incluye la futura prohibición de pajitas o cubiertos de plástico y obligaciones más estrictas para los productores. Por ello es urgente que demos pasos decididos.
Una vez que se ha producido el residuo, hay que evitar que pueda llegar al medio ambiente, y por eso planteamos un objetivo ambicioso de reciclaje: el 100% para el año 2030. Si hablamos de Economía Circular, entonces hay que cerrar el círculo, y esto para por un objetivo de residuo cero. Si no, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de Economía Circular?
2. Administraciones públicas
Algunas comunidades autónomas como Baleares o Navarra ya han decidido dar pasos para eliminar los plásticos de un solo uso. Pero hay mucho que las demás administraciones pueden hacer, tanto en las compras públicas (evitando residuos), como en las normativas a desarrollar. En el caso de los municipios, por ejemplo, en todo lo relativo a organización de eventos es imprescindible que se asuman principios de prevención de la contaminación.
3. Mejora de la gestión de residuos
La gestión de los residuos sigue siendo una asignatura pendiente en España. Si bien el sistema integrado de gestión (SIG) supuso en su día un avance con respecto a la situación anterior, lo cierto es que ahora llevamos muchos años estancados. Por eso es imprescindible abordar cambios.
En los últimos meses hemos sabido que China ha cerrado sus fronteras a los residuos españoles: esto supone que 200.000 toneladas de plástico ya no podrán ser exportadas.
Por otro lado hay una creciente preocupación por los numerosos incendios en plantas de reciclaje (unos 60 en 2017) que nos llevaron a denunciarlo ante la Fiscalía General del Estado.
Es necesario abordar una mejora en los sistemas de gestión de residuos de envases. Ese cambio debe tener muchos componentes, pero la propuesta aprobada en el Congreso es la de la introducción de Sistemas de Devolución y Retorno (SDDR) que pudieran complementar el actual sistema del cubo amarillo. Se trata del sencillo sistema de pagar al consumidor por el envase devuelto, que se aplica en muchos países europeos y tiene unas altas tasas de recuperación. Su aplicación garantizaría un aumento en la recuperación de envases usados.
4. Concienciación ciudadana
Siempre que hablamos de basuras es imprescindible contar con la complicidad ciudadana. De ahí que propongamos campañas de sensibilización y educación, para acabar con la cultura de usar y tirar.
5. Por un acuerdo internacional para una lucha global
Consideramos necesario que el Gobierno español apoye un acuerdo internacional contra la contaminación por plásticos. Estamos ante un problema de dimensiones globales, y ningún país puede dar la espalda a las soluciones.
Esperamos que la decisión tomada el martes por el Congreso de los Diputados sea efectivamente el primer paso para poner coto al problema que generan los plásticos de un solo uso.
Fuente. https://blogs.publico.es/ecologismo-de-emergencia/2018/09/27/plasticos-ballenas-y-mosquitos/