Hay que felicitar a la ciudadanía que con su voto ha hecho posible la realización de este Congreso Fundacional de PODEMOS, y a los militantes que han trabajado, debatido y decidido la creación del partido. Felicitar a sus dirigentes y cuadros por su liderazgo inteligente y precavido; a Pablo Iglesias por su carisma político. Felicitar […]
Hay que felicitar a la ciudadanía que con su voto ha hecho posible la realización de este Congreso Fundacional de PODEMOS, y a los militantes que han trabajado, debatido y decidido la creación del partido. Felicitar a sus dirigentes y cuadros por su liderazgo inteligente y precavido; a Pablo Iglesias por su carisma político. Felicitar a los pueblos y gentes del Estado español porque esta semana de noviembre ha nacido una esperanza.
No va a ser fácil. PODEMOS ha asumido un importante reto al presentarse como alternativa al régimen corrupto de la monarquía parlamentaria: fundar un nuevo orden constitucional, más justo y democrático. No será fácil conseguirlo, pero la necesidad de regeneración es sentida por una abrumadora mayoría en el Estado español. Sin ser la única alternativa, PODEMOS ha nacido para vencer, porque tiene la importante misión de devolver la esperanza a millones de españoles, cuyo futuro se ha desvanecido ante la profundidad de la crisis económica y la gestión neoliberal de la misma. En este país hay millones de personas lanzadas a la marginación, que no tienen nada que hacer, excepto luchar por la sobrevivencia que este orden social les niega. Especialmente los cinco o seis millones de personas sin trabajo, y sin ninguna perspectiva de poder vivir dignamente de su esfuerzo. Y también tanta gente joven que no ha podido trabajar nunca; esa juventud de futuro hipotecado por décadas, con sus vidas grabadas de antemano por la deuda del billón de euros, defraudados por los chorizos en funciones de gobierno.
Es sabido por todos, no es ningún secreto; las encuestas del CIS muestran la clara conciencia de la situación que tienen los ciudadanos. Hay suficientes publicaciones mostrando el desastre económico en el que nos encontramos, y no voy a repetirlas; gentes con conocimientos económicos nos explicarán los detalles según diferentes perspectivas. Pero quiero mostrar cuáles serán a mi juicio las consecuencias políticas de todo esto, y qué acontecimientos podemos esperar para los próximos años.
No es de extrañar que los jóvenes hayan creado este extraordinario movimiento político, que está destinado a arrasar con todo lo viejo que todavía se sostiene en precario sin derrumbarse. Por doquier en este país se puede escuchar la protesta, rechazando el sistema político que ha dejado pasar todo lo que ha pasado: corrupción, desmantelamiento industrial, desarrollismo sin futuro, financiarización de la economía, etc. Pronto solo bastará un pequeño empuje de la nueva generación, para que el tingladillo se derrumbe en las próximas elecciones generales como el famoso castillo de naipes del refrán. Entonces nos daremos cuenta que el capitalismo es un tigre de papel, que solo asusta a los niños y a las viejas glorias corrompidas de la política española.
Lo que pase de aquí a las elecciones generales en el 2016, o el 2015 si se adelantan, está ya descontado: hundimiento definitivo del bipartidismo en un año o año y medio; emergencia de una nueva sociedad civil y apertura de un proceso constituyente. Pero como suele decirse el diablo está en los detalles: lo importante está en cómo se realice el proceso. En esos detalles estará la supervivencia o el hundimiento de la monarquía española -mala suerte para aquellos izquierdistas, que siempre calculan grosso modo sin tener en cuenta las sutilezas de la táctica y la estrategia en política-.
El escenario que hemos de considerar, tiene algunos presupuestos: 1. Cuenta en primer lugar con que la crisis económica no se va a solucionar en los próximos años en Europa y los otros países capitalistas desarrollados -de hecho ya se está anunciando una nueva recesión en el 2015, e incluso si no se produjera, los indicadores de actividad económica se mantendrán bajo mínimos-. 2. Además se toman en serio los pronósticos de la emergencia de una nueva hegemonía mundial a partir del BRICS (bloque de países compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), lo que dificulta o hace imposible cargar la crisis capitalista sobre otros países colonizados. 3. En tercer lugar, el deterioro ecológico es un factor que opera a largo plazo, condicionando la supervivencia del capitalismo.
Un primer escenario, que llamaremos la Segunda Transición, debe contemplar la permanencia de la monarquía parlamentaria, como forma política más funcional para la oligarquía financiera en España. Esa continuidad es el objetivo de los conservadores; pero también es considerado imprescindible por esa izquierda timorata compuesta por intelectuales orgánicos y semi-orgánicos del régimen liberal. El hecho de que la dirigencia de PODEMOS esté compuesta por brillantes universitarios -con todos sus prejuicios de élite intelectual-, puede facilitar la maniobra de captación por parte de la monarquía borbónica, que hará lo indecible por sobrevivir como representante de la clase dominante en el Estado español. La maniobra es fácil de prever:
1. Primera fase: las elecciones generales de 2016, se adelantarán al 2015 si lo aconsejan las circunstancias y todo permite suponer que así será; el fuerte ascenso de PODEMOS, obligará a formar un gobierno PP-PSOE, que sufrirá un fuerte desgaste durante su mandato.
a) Existe una alternativa mejor para el régimen, que fue anunciada por El País, al mismo tiempo que los resultados de aquella encuesta de Metroscopia; según ésta, PODEMOS se constituía como primer partido en intención de voto directa. La mejor opción para el poder político actual sería una coalición PSOE-PODEMOS, realizando una transición suave hacia el nuevo orden político; pero eso no es aceptable para una ciudadanía que lleva ya dos años protestando por la corrupción de los actuales partidos políticos. Además la crisis no va a permitir paños calientes, las soluciones tendrán que ser más drásticas.
b) La actitud secesionista del pueblo catalán agudizará las tensiones políticas, y constituirá una excusa perfecta para movilizar tanto al ejército y los cuerpos represivos del Estado en defensa de la unidad de la patria, como a la extrema derecha con la creación de cuerpos paramilitares a partir de los sectores marginales desmoralizados. Ésta será la piedra de toque de una formación política de izquierdas: o se apoya la movilización popular o se apoya la represión estatal. Precisamente la especificidad de Cataluña hace que la fuerza de PODEMOS aquí sea débil por el momento, debido al fuerte ascenso del nacionalismo catalán y su contraparte españolista; pero la tentación para PODEMOS sería crecer recogiendo los votos de los españolistas descontentos con el bipartidismo y que al mismo tiempo no acepten el radicalismo derechista de Ciutadans; sería una equivocación.
c) La experiencia histórica nos permite predecir que, ante el peligro de ver comprometida su hegemonía social, la clase dominante comenzará a emplear tácticas políticas antidemocráticas, con uso de la violencia política para entorpecer el proceso de renovación social y evitar que el cambio político afecte a las estructuras de dominación; complementariamente la manipulación del mercado, especulando con los precios y creando carestías artificiales, servirá para someter a la ciudadanía a los imperativos económicos de los poseedores de capital. Todo ello apoyándose naturalmente en el capitalismo internacional y en la OTAN.
2. Segunda fase: el fuerte desgaste del gobierno PP-PSOE conducirá a una grave crisis política, que solo podrá resolverse mediante un gobierno de PODEMOS, acompañado de un proceso constituyente. En esas circunstancias intervendrá la monarquía, ostentando la representación política de la oligarquía española; y desde su posición de fuerza, como detentadora de la jefatura de las fuerzas armadas y de los cuerpos represivos del Estado español, hará un chantaje directo a los pueblos peninsulares: o se mantiene el orden monárquico y la ciudadanía acata la estructura de clases establecida, o el ejército toma el poder y se hace cargo del gobierno directamente. Evidentemente ante la mera posibilidad de sufrir un nuevo genocidio, que repita los luctuosos acontecimientos del siglo XX, se abrirán los ojos de la ciudadanía y se despejará el camino para el entendimiento entre los pueblos peninsulares y el Estado español; PODEMOS se convertirá en el partido favorito de Felipe VI, y el PP-PSOE formará el partido de la leal oposición.
Esto sería una repetición de lo que sucedió en la década de los 70 del siglo XX, cuando según estaba previsto por la franquista Ley de Sucesión, Juan Carlos I accedió al trono. Sin embargo, ese conocido guión no se puede repetir hoy en día. ¿Por qué no parece posible esa Segunda Transición? Hay algunas diferencias con lo que pasaba hace 40 años. Si bien aquélla fue también una época de crisis económica, ésta no tenía ni mucho menos la profundidad de la de ahora; pues ésta afecta a los principales países capitalistas que están perdiendo la hegemonía mundial. Además hace 40 años la URSS era un Estado que comenzaba su descomposición, mientras que hoy el BRICS es una potencia emergente. En tercer lugar, el desarrollo de conciencia ecologista afecta a los científicos y las clases medias de una forma radical, mostrando la inviabilidad del capitalismo a largo plazo. En definitiva, la coyuntura histórica actual se parece más a la macro-crisis de principios del siglo pasado -y especialmente la depresión del 29-, que a la mini-crisis de la década de los setenta.
Por tanto, pasemos al segundo escenario, ¿podría llegar la Tercera República? Todo dependerá de la fuerza moral de una ciudadanía capaz de resistir los chantajes de los capitalistas y la derecha política, para crear una sociedad alternativa fundada en los principios democráticos y republicanos. Las condiciones para ello serían:
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La ruptura con el euro como medida indispensable para reestructurar la deuda ilegítima creada durante estos años, poniendo las bases para una reconstrucción de la economía nacional desde la planificación pública participativa, con el Estado controlando los sectores estratégicos de la economía, para alcanzar la sostenibilidad ecológica sobre la base del conocimiento científico y el desarrollo cultural.
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Un cambio de alianzas internacionales hacia el nuevo bloque emergente, para el que nuestro país tiene circunstancias favorables, puesto que Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador y Brasil -naciones que mantienen fuertes vínculos culturales con los pueblos peninsulares-, podrían ayudarnos a reconstruir ese nuevo posicionamiento en el concierto de las naciones.
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Un orden confederal republicano, como única manera de satisfacer los deseos de soberanía de catalanes y vascos, sin destrozar de nuevo la geografía peninsular con una nueva guerra civil; lo que además tendría la ventaja de poder formar una Confederación Ibérica con los portugueses.
La alternativa se planteará con toda crudeza en los próximos dos años -coincidiendo aproximadamente con el aniversario de la revolución rusa-. El tiempo para prepararla es escaso, pero los procesos históricos aceleran la toma de conciencia y la velocidad de los acontecimientos en los momentos de la revolución. El proceso constituyente ha sido ya puesto en marcha y cuajará en el próximo año; si la voluntad popular constituida es lo suficientemente fuerte, ese proceso revolucionario será imparable.
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