Muchas veces he dicho que la política de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba no beneficia a nadie, incluyendo a los intereses de los propios Estados Unidos. Se mantiene por tozudez, por arrogancia y por prepotencia del establishment; como la Ley Helms-Burton , creada en complicidad con círculos de la extrema derecha miamense y mantenida […]
Muchas veces he dicho que la política de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba no beneficia a nadie, incluyendo a los intereses de los propios Estados Unidos. Se mantiene por tozudez, por arrogancia y por prepotencia del establishment; como la Ley Helms-Burton , creada en complicidad con círculos de la extrema derecha miamense y mantenida por legisladores cubanoamericanos que imponen políticas vengativas a través de funcionarios ubicados en puestos claves del gobierno de turno en la Casa Blanca. Y dije también que a pesar de todas sus promesas de cambio la política del presidente Obama hacia Cuba iba a chocar contra esos obstáculos en su primer mandato y contra su propio miedo, o cautela, ante la reelección. Pero algunas cosas han cambiado y muchas otras empiezan a cambiar.
En primer lugar el presidente Obama fue reelecto el pasado noviembre. Ganó el voto de los colegios electorales por los estados, el voto popular, el voto de la Florida, el voto del Condado Miami Dade y ganó el voto cubanoamericano en un por ciento inimaginable hasta por los más optimistas. Tiene las manos libres y lo que haga o no haga en relación con una normalización de relaciones con Cuba dependerá de cualquier cosa menos de la presión de la perdedora derecha cubanoamericana. Ojalá sus asesores sean capaces de indicarle que la nueva y ya mayoritaria emigración cubana de los últimos tiempos anhela un cambio como el que él puede hacer.
En segundo lugar, el tradicional paquete de representantes cubanoamericanos Republicanos del sur de la Florida al congreso de los Estados Unidos se ha quebrado con la victoria del Demócrata Joe García en el Distrito 26 sobre el titular David Rivera, quien ni siquiera ha dado la cara después de la derrota; a lo mejor la justicia sabe donde se encuentra. Discrepo en muchas cosas con Joe García y él lo sabe porque se lo he dicho personalmente y confieso que a veces pienso que también puede ser un adversario menos evidente que David Rivera y en tal sentido más peligroso; pero Joe García me parece una persona decente y como político creo que agredir a Cuba en lo físico no será su mayor interés. Fueron reelectos los conocidos extremistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Diaz Balart; pero la influencia de Ileana está por el piso al tener que dejar la jefatura de la comisión de relaciones exteriores del congreso, mientras en algunos círculos, incluyendo el más cercano a ella misma, se comenta que pudiera no aspirar a reelegirse más temprano que tarde. El sucesor de Ileana en la comisión de relaciones exteriores del congreso es Ed Royce, Republicano por California, un estado que tiene una política de relaciones con Cuba más racional que otros estados norteamericanos, incluyendo por supuesto a la Florida, donde se acostumbra pasar por politiquería las legislaciones anticubanas más absurdas. Ante esta situación Mario Diaz-Balart sabe que debe andarse con cuidado, de momento está ocupado en ganarse el voto hispano para próximas contiendas y nadie cree que se atreva a pasar una legislación tan anticubana como aquella enmienda que proponía restringir los viajes y remesas a Cuba como en la era Bush; algo que intentó siendo Obama presidente y que le fue criticado por falta de visión política hasta por su propio hermano y mentor Lincoln Diaz-Balart.
Pero el muro anticubano ha recibido más golpes. En New Jersey el senador Demócrata Bob Menéndez tiene en juego su puesto por varios escándalos. Según el libelo llamado «Libre», el más anticubano de todos los libelos de Miami, dirigido por Demetrio Pérez Junior (que no se pierde un grupo derechista para integrar), en un artículo de Lionel Rodríguez de la Torre en el número del martes 18 de diciembre, Menéndez está siendo nuevamente emplazado a que conteste las revelaciones de un periódico de Puerto Rico que asegura que tuvo relaciones con una prostituta dominicana a la que luego se negó a pagarle. Mientras Menéndez no aclare esa situación (su vocera Tricia Enright dijo que Menéndez no respondería) los rumores seguirán creciendo y ya hay quien dice que esa no es una práctica aislada sino un comportamiento habitual en el senador cubanoamericano, cosa que por supuesto no se reporta en Miami. Citando a AP ( http://www.washingtonpost.com/politics/ap-exclusive-govt-arrests-illegal-immigrant-registered-sex-offender-working-for-us-senator/2012/12/12/ea7b1fbe-448e-11e2-8c8f-fbebf7ccab4e_story.html ) «Libre» dice además que «desde arriba dieron órdenes de aguantar hasta después de las elecciones el arresto de un peruano indocumentado y registrado como ofensor sexual que hacía una pasantía en la oficina de Menéndez en Newark» y que «se divulgó que habían condenado a cinco años de prisión a un contable de Jersey City que desde mayo se sabía estaba acusado de burlar el pago de impuestos y de hacer trucos para ocultar contribuciones de $98,000 a las campañas de Menéndez». Todo esto lo dice una publicación de la propia derecha cubanoamericana de Miami, y si es así, Menéndez podría tener problemas para ocupar la jefatura de la comisión de relaciones exteriores del Senado que puede dejar disponible John Kerry, e incluso podría tener problemas para reelegirse como senador por su estado.
A propósito de esto recomiendo la lectura de un artículo de Sarah Stephens titulado «Kerry and Hagel Offer Obama a Way Forward on Cuba», publicado el pasado lunes 17 de diciembre en «The Huffington Post» ( http://www.huffingtonpost.com/sarah-stephens/kerry-hagel-cuba_b_2304675.html ), donde habla de las implicaciones favorables en el sentido de un mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que podría tener la confirmación de lo que ya es vox populi: una casi segura designación por el presidente Obama del Senador John Kerry como Secretario de Estado y del ex senador Chuck Hagel, considerado un Republicano moderado, al frente de la Secretaría de Defensa.
Comentaba en el programa «La Tarde se Mueve» de ayer martes 18 que Kerry se ha opuesto a la irracionalidad de la política de la USAID de financiamiento a la llamada oposición interna cubana para cambiar el gobierno de la isla con dinero de los contribuyentes y ha pasado a la acción contra el inútil despilfarro. El senador Kerry ha parado temporalmente la asignación de millones de dólares como fondos a la contrarrevolución, y aunque después ha tenido que ceder y liberar parte de ellos por esos compromisos a que obliga la politiquería, al menos ha demostrado que es capaz de entender la absurda política que Estados Unidos ha seguido contra Cuba, incluyendo las transmisiones ilegales de las mal llamadas Radio y Televisión Martí. Prefiero mil veces a Kerry como Secretario de Estado a la embajadora Susan Rice, que me daba mala espina en lo referente a Cuba. Claro, Kerry no será la única influencia que en este nuevo periodo tenga la administración Obama en su política hacia Cuba. Recientemente Ricardo Zúñiga fue movido hacia la Casa Blanca para sustituir a Dan Retrepo como funcionario principal del Consejo Nacional de Seguridad para la política hacia Latinoamérica. Zúñiga, de origen hondureño, ocupó el llamado cargo de «supervisor de derechos humanos» en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana cuando James Cason era el jefe. Más de una vez Cuba protestó sus intromisiones en asuntos internos que no eran de su competencia. Pero esto no es un problema mayor: comparado con políticos de la talla del senador John Kerry, funcionarios como Zúñiga no tienen relevancia alguna.
Pero de la condición política del Senador Kerry y de una singular visita que realizó a La Habana les puede hablar mejor un dirigente cubano que conoce muy bien a los Estados Unidos, me refiero al presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba Ricardo Alarcón a quien entrevisté en la ciudad de Nueva York en el año 2005. Voy a citar el fragmento de esa conversación que compartí en «La Tarde se Mueve» y al final de la cita les dejo los links por si desean leer la entrevista completa y escuchar el programa:
«EDMUNDO GARCIA: Dígame algo, ¿de verdad le gustaba John Kerry para presidente?
RAICARDO ALARCON Fíjate, me lo preguntas ahora. Si me lo hubieras preguntado antes te hubiera dicho que no, porque podía afectarlo. Da la casualidad de que yo, personalmente, lo he conocido. Lo conocí y pude conversar con él, así como estamos haciendo tú y yo ahora.
EG: ¿Dónde?
RA: En La Habana. No tuvo nada que ver ni con Cuba ni con los Estados Unidos. El Senador Kerry estaba involucrado -él fue muy activo en eso- en varios temas relacionados con el sudeste asiático. Y en un momento dado, él quería comunicarse, él quería ver algunos dirigentes del sudeste asiático. Y se encontró con que en La Habana había una conferencia en la que estaban participando todas esas personas: el Secretario General de la ONU, que él quería verlo, y los gobernantes de China, Malasia, Camboya. Entonces él pidió una visa para ir y aprovechar la oportunidad. Y en La Habana vio a toda esa gente. Fue entonces que nos encontramos. Conversamos de una manera muy relajada. El no iba en una misión relacionada con Cuba, y me dio la impresión de ser un tipo serio.»
(Entrevista con Ricardo Alarcón: http://lanochesemueve.us/Entrevista%20a%20Ricardo%20Alarcon%20con%20introduccion.pdf . Programa «La Tarde se Mueve»: http://lanochesemueve.us/la_noche_se_mueve_005.htm y http://rprogreso.com/index2.html )
Volviendo al referido artículo de Sarah Stephens, quien es Directora del «Center for Democracy in the Americas», la llegada de Chuck Hagel al Pentágono significaría la presencia al frente de la Secretaría de Defensa de una persona que mientras fue senador consideró un sin sentido mantener la política hostil de los Estados Unidos hacia Cuba; alguien que fue invitado por el ex Presidente Jimmy Carter a acompañarlo en su visita a Cuba en el 2002, pero por tener que participar en un importante debate en el senado no pudo asistir, a pesar de su interés; un político de experiencia que ha abogado por sostener relaciones comerciales con Cuba y copatrocinado proyectos al respecto; que ha pedido levantar las restricciones de viajes de norteamericanos a la isla, como también lo ha hecho Kerry.
Como se puede comprobar el muro de la extrema derecha cubanoamericana está quebrado y Barack Obama puede llevarse en su legado ser el Presidente que inauguró una nueva época de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.