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Pongamos que hablo de Dolores

Fuentes: Rebelión

Nosotros, los comunistas, sentimos una especial devoción por Dolores Ibárruri La Pasionaria. En el Olimpo de nuestros dioses revolucionarios, Dolores ocupa un destacado lugar, al abrigo de tanto señor barbudo, de extraño acento y maneras decimonónicas. Santa laica de la causa republicana, anatemizada por trotskistas y fascistas, imagen sempiterna de la mujer española, de luto […]

Nosotros, los comunistas, sentimos una especial devoción por Dolores Ibárruri La Pasionaria. En el Olimpo de nuestros dioses revolucionarios, Dolores ocupa un destacado lugar, al abrigo de tanto señor barbudo, de extraño acento y maneras decimonónicas.

Santa laica de la causa republicana, anatemizada por trotskistas y fascistas, imagen sempiterna de la mujer española, de luto riguroso por las desdichas y los pesares de la clase obrera.

Pasionaria catalizó el empuje antifascista de los españoles en los primeros meses de la contienda civil, contribuyendo como pocos al crecimiento exponencial del PCE y a la articulación de una fuerzas armadas eficaces, capaces de responder al desafío bélico de los sublevados.

Seducida por el estalinismo, toleró los tejemanejes soviéticos en la zona republicana, cimentando de paso su propia leyenda negra entre la extrema izquierda y el anarquismo. Calumniada por los esbirros del dictador durante décadas, ninguneada por su sucesor al frente de la secretaría general del PCE, el sin par Santiago Carrillo Solares.

Madre amantísima de Rubén Ruiz Ibárruri, Héroe de la Unión Soviética, muerto en la batalla de Stalingrado, amiga de Irene Falcón, amante de Francisco Antón, cocinera de tortillas de patatas para María Teresa de Borbón-Parma, la princesa roja del carlismo. Pionera de tantas Pasionarias, mujeres insobornables, heroínas de pueblos hermanos: Angela Davis, Gladys Marín, Rigoberta Menchú,…

Elevada a los altares del comunismo español, reducida a objeto de culto, fue devorada por la Transición, que domesticó a los indomables magistralmente, sin que lo notaran siquiera.

En estos instantes, en Alcalá del Valle, en la serranía de Cádiz, están inaugurando una residencia de ancianos que lleva su nombre, un proyecto público de un Ayuntamiento republicano, el sincero homenaje de la gente decente a la comunista que, entonces, en el fragor de las trincheras, nos señaló el camino a seguir.

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