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Popper, Wittgenstein, el atizador y su traducción

Fuentes: El Viejo Topo

La exquisitez y prudencia de Víctor Méndez Baiges son, probablemente, causa de que en su excelente reseña del libro de David J. Edmonds y John A. Eidonow, El atizador de Wittgenstein (El viejo Topo núm.160-161, pp. 109-110) no hiciera referencia a una cuestión, sin duda lateral, que ha surgido a partir del comentario de Isidoro […]

La exquisitez y prudencia de Víctor Méndez Baiges son, probablemente, causa de que en su excelente reseña del libro de David J. Edmonds y John A. Eidonow, El atizador de Wittgenstein (El viejo Topo núm.160-161, pp. 109-110) no hiciera referencia a una cuestión, sin duda lateral, que ha surgido a partir del comentario de Isidoro Reguera (El País, 13.10.2001) sobre la citada obra. Comentaba Reguera que la «traducción podría haber sido mejor en general, pues hay cosas repartidas por todo el texto que suenan o que se entienden mal en castellano». Citaba Reguera, entre otros ejemplos, la versión de la primera proposición del Tractatus, el uso de expresiones como «tablas de veracidad», «falseabilidad» o «principio de falsificación».

En carta posterior a El País, la autora de la traducción -Maria Morrás Ruiz-Falcó- defendía su trabajo haciendo referencia a la jerga especializada instaurada en el gremio filosófico y al hecho de que, en varias ocasiones, efectivamente, había traducido correctamente por falsabilidad lo que en otros pasajes había vertido por falsificación.

Sea como sea, sea cuestión del texto original inglés o de su versión castellana, creo que, sucintamente, vale la pena avisar al posible lector de la dificultad de comprensión que presentan algunos pasajes como los siguientes:

1) «De la cosecha de los jóvenes académicos, el más innovador en el terreno intelectual era Kurt Gödel, un hombre delgado con gafas y socialmente torpe, cuyos teoremas inconclusos…» (p. 161). No hay tales teoremas inconclusos sino teoremas de incompletud.

2) La fórmula lógica de la p. 236 que simboliza la proposición «El rey de Francia es calvo» presenta un mal uso de paréntesis y corchetes.

3) La proposición 1 del Tractatus es citada en la página 237 como «El mundo es todo de lo que hay que tratar». En la antigua y discutida traducción de Tierno Galván se vierte como «El mundo es todo lo que acaece» y en la excelente versión catalana de Josep Maria Terricabras se traduce como «El món és tot el que s´escau».

4) «El Tractatus goza todavía de una amplia difusión y algunas de las innovaciones lógicas que contiene, tales como la utilización de «tablas de veracidad»…» (p. 242). Debería decir, como es sabido, «tablas de verdad» (sin comillas en el texto traducido).

5) «Aunque no el propio Marx, a quien Popper tenía el máximo respeto y quien realmente hizo predicciones, si bien Popper las consideraba falsificadas…» (p. 248). Debería decir «las consideraba falsadas». De la misma forma, en la pág. 254, «…de hecho, que algunas grandes teorías han sobrevivido a una falsificación temprana», cuando debería decir a «una falsación temprana» o, tal vez, » a una falsación ingenua».

No se trata de cansar al lector y señalo, explícitamente, que no debería verse esta breve nota como crítica o descalificación de trabajo alguno. Nadie ignora las condiciones laborales y las urgencias a las que están sometidos (o sometidas) muchos traductores hispánicos. Nadie sabe todo ni, incluso, nadie está obligado a conocer detalles alejados de su ámbito normal de trabajo, pero sí que tal vez las empresas editoriales, algunas empresas editoriales con más precisión, deberían reducir en un infinitesimal (pongamos, el 0,01%) su cuenta de resultados y completar los trabajos de traducción con revisiones técnicas realizadas por personas del ámbito del tema traducido y conocedoras del idioma original.