Desde los años 80, en Estados Unidos y en Europa han sido concedidas, a gran escala, numerosas patentes sobre seres vivos. El proceso comenzó a tornarse maligno en el contexto de la ingeniería genética: las generaciones subsiguientes de plantas y animales que tenían herencia de genes artificiales introducidos por GM, podían detectarse fácilmente en la […]
Desde los años 80, en Estados Unidos y en Europa han sido concedidas, a gran escala, numerosas patentes sobre seres vivos. El proceso comenzó a tornarse maligno en el contexto de la ingeniería genética: las generaciones subsiguientes de plantas y animales que tenían herencia de genes artificiales introducidos por GM, podían detectarse fácilmente en la cadena alimentaria. Independientemente de si estas creaciones habían sido cultivadas o criadas en el campo o si eran procesadas dentro de alimentos, los, así llamados, inventores pueden identificar de manera fácil sus propiedades específicas. Por tanto, las patentes se convirtieron en una fuerza motriz detrás de la ingeniería genética. Permitieron organizar a los sectores de la agricultura, el cultivo y la cría dentro de un contexto económico completamente nuevo.
Patentes sobre semillas, plantas y animales convencionales
Un informe del año 1992 de la OECD sobre seguridad biotecnológica y alimentaria1 describe la estrategia de las empresas. Bajo el título «Estrategias y Coacciones industriales» expone lo siguiente: «El principal centro de atención de este sector ha sido la reorganización del mercado de semillas que conduce a una mayor integración con el sector agroquímico». Continúa diciendo: «Entre las estrategias de mercado para productos nuevos, la tradicional opción de suministro de tecnología genética se ha debilitado y está dejando el camino libre a una estrategia de control del mercado de semillas o, más importante aún, a una estrategia de movimiento hacia abajo en la cadena de producción, alcanzando los mercados de producción de plantas útiles para conseguir un valor industrial añadido.»
Desde aquel entonces, las estructuras del sector de las semillas han cambiado de forma dramática. Desde inicios del siglo XXI, casi todas las grandes empresas de semillas han sido adquiridas por empresas agroquímicas. En consecuencia, Monsanto, Syngenta, Dupont, Bayer y BASF se han convertido en los grandes actores en cuanto a semillas, mientras empresas como Pioneer, Seminis y DeKalb conservaron sus nombres pero cambiaron de propietarios. Otras empresas, sobre todo las más pequeñas, han desaparecido y fueron completamente integradas dentro de las empresas agroquímicas. Hasta el año 2005, la empresa multinacional estadounidense Monsanto ha gastado alrededor de 10.000 millones de dólares americanos durante 10 años, para apropiarse de las empresas del sector agrario, muchas de ellas empresas de semillas. Hoy en día, alrededor del 50% del mercado global de semillas está controlado por tan solo 10 empresas multinacionales.2
De forma paralela, el número de patentes sobre semillas aumentó, sobre todo, en Europa y en Estados Unidos. Las leyes europeas se enmendaron para reducir la prohibición de patentes sobre variedades de plantas (directiva de la CE 98/44), ya que las empresas no querían poseer solamente las patentes sobre los métodos de la ingeniería genética, sino también las patentes sobre los productos resultantes. Uno de los más conocidos ejemplos de los cientos de patentes sobre semillas que han sido concedidas es la patente de Monsanto sobre soja y otras plantas resistentes a herbicidas, que se concedió en 1997 en Estados Unidos (US 5, 627,061) y, finalmente, en 2005 en Europa (EP 546090). En consecuencia, en 1998 Monsanto empezó a demandar a los agricultores de los Estados Unidos y de Canadá por violación de sus exclusivos derechos de patente. Hasta enero de 2005 inició 90 pleitos contra agricultores estadounidenses, que involucran 147 campesinos y 39 pequeñas empresas o empresas agrarias. El Centro de Seguridad Alimentaria estima que Monsanto ha recibido más de 15 millones de dólares americanos gracias a los fallos dictados a su favor. El pago individual más grande registrado por un agricultor fue de 3.052.800 dólares americanos.3
Muchas patentes no abarcan únicamente el uso de las semillas, sino el uso de toda la planta y de su cosecha. La patente de Monsanto sobre soja genéticamente manipulada (EP 546090), por ejemplo, abarca el gen específico, la célula, toda la planta y su cultivo. Basándose en su patente, Monsanto ha presentado varias demandas contra importaciones de soja a Europa con el objetivo de obtener derechos de patente adicionales que no había sido capaz de reunir en países como Argentina, donde se cultivan las semillas pero las patentes no se acreditan.
Los cambios en la tecnología y el rechazo público de la ingeniería genética…
…conducen ahora a un mayor interés en las patentes sobre plantas y semillas normales
Debido a que la opinión pública, especialmente en Europa, pero también en Asia y en muchas otras regiones del mundo, ha continuado mostrándose muy escéptica acerca de la ingeniería genética y dado que la tecnología no ha producido los progresos esperados, sino que, desde hace años, continúan siendo comercializadas muy pocas características, el cultivo de plantas convencionales en combinación con algunos procedimientos tecnológicos específicos, como la identificación genética de las plantas – el, así llamado, cultivo asistido por marcadores -, ha cobrado mayor interés para las grandes empresas.
Tal cual lo describe el director de investigación de Syngenta, David Lawrence, en un artículo publicado el 29 de noviembre de 2004 en el periódico alemán Die Welt4 : con frecuencia los métodos convencionales son más eficientes que la biotecnología. «Hemos realizado muchos experimentos con el material de las semillas y con la protección de plantas basándonos en la ingeniería genética y éstos han fallado a menudo.» Por otro lado, con frecuencia se han obtenido excelentes resultados gracias a un enfoque tradicional del cultivo de plantas. La práctica sandía «Pure Heart» (corazón puro) fue el mejor ejemplo.
Sin contar con un amplio debate público, se incrementó la concesión de cada vez más patentes sobre semillas convencionales de forma paralela a la concesión de patentes sobre semillas genéticamente modificadas. Ya que las plantas convencionales no contienen genes extraños, las empresas tratan de basar sus reivindicaciones en compuestos que se dan de forma natural, como el aceite o el contenido proteico, en condiciones genéticas normales o en procesos específicos.
Los ejemplos de patentes concedidas por este medio son los relacionados con el maíz con un mayor contenido de aceite (Dupont, EP 744888, concedida en 2000) y el trigo con un contenido proteico especial (Monsanto, EP 445929, concedida en 2003). En 2004, estas patentes fueron revocadas en Europa tras sufrir una fuerte oposición, pero siguen sin ser desafiadas en Estados Unidos y en otros países como Australia.
Los cultivos asistidos por marcadores hacen posible identificar ciertos genes que se producen de forma natural y que están relacionados con una resistencia contra las plagas o el estrés, con importantes compuestos alimenticios (minerales, vitaminas) o con mayor rendimiento. Un claro cambio en el paradigma subyacente está ocurriendo: las informaciones de genomas ya no son solamente relevantes para la (fuertemente controvertida) ingeniería genética efectuada en plantas, sino también para optimizar los cultivos convencionales. Las patentes sobre estos métodos y los productos que de ellos resulten tendrán, por tanto, un fuerte impacto en el cultivo convencional y en el acceso a las semillas o a los animales de cría convencionales.
Nuevas exigencias de las empresas sobre las semillas: Syngenta reivindica el genoma del arroz
Varias de las solicitudes de patente que han sido presentadas por la multinacional suiza Syngenta determinan una nueva etapa en la historia de la reivindicación de patentes sobre plantas convencionales. La empresa completó sus análisis del genoma del arroz en 2001, pero esperó hasta 2003 para publicar sus datos. Entretanto, presentó más de una docena de patentes en todo el mundo reivindicando los derechos de propiedad intelectual sobre casi todo el genoma del arroz, en el caso de que se tratase de características identificadas que tuviesen un interés económico. Varios miles de secuencias genéticas están siendo reivindicadas como «inventos» de Syngenta, relacionados con la resistencia de la planta a ciertas condiciones de estrés, a plagas y a ciertos compuestos de valor nutricional.5
La información genética, presentada en estas patentes como «invento» de Syngenta, fue descubierta utilizando métodos mecánicos relativamente simples de la secuencia genética. Estas patentes no contienen ningún invento verdadero. Se trata simplemente de una estratagema para obtener el monopolio a gran escala sobre los recursos genéticos de las plantas.
Las reivindicaciones se refieren a todos los usos de las secuencias genéticas listadas, ya sean utilizadas en un cultivo biotecnológico o en uno convencional. Estas reivindicaciones no se refieren solamente a las secuencias genéticas que fueron aisladas y analizadas, sino a todas las secuencias genéticas con una estructura y con una función similares a otras plantas. Syngenta está aprovechando un hecho ampliamente conocido, a saber, que la estructura del genoma y la función de muchas secuencias de numerosas especies de plantas tienen similitudes. Al señalar una posible función de un gen de la planta del arroz o del maíz, todas las demás plantas con genes similares quedan cubiertas por las solicitudes de patente. Syngenta menciona de forma explícita el uso de los genes, incluso, para el simple análisis de las plantas convencionales o de sus parientes salvajes, con el fin de ver cuál de ellos puede ser el más útil para fines de cultivo convencional. Los métodos de investigación relevantes, como el mapeo de genes o el, así llamado, cultivo asistido por marcadores, forman parte del monopolio reivindicado.
Al reivindicar el uso de los genes para los procedimientos importantes de cultivo convencional, la patente puede afectar a los cultivadores de plantas y a los agricultores convencionales, así como el acceso y el uso de las semillas y de las variedades en todo el mundo. Aunque el mecanismo subyacente del papel biológico de los genes reivindicados es demasiado complejo para ser entendido por completo, Syngenta trata de monopolizar todas sus funciones y todos sus usos. Al reivindicar simplemente que las secuencias genéticas detectadas son un invento de Syngenta y su propiedad intelectual, la empresa trata de reclamar el elemento genético clave de la mayoría de las especies de plantas conocidas y el uso de sus semillas. Aunque varias solicitudes de patente han sido rechazadas, aún se siguen examinando algunas patentes y una de ellas ya ha sido concedida6.
Nuevas exigencias de las empresas relacionadas con los animales: la patente de Monsanto sobre cerdos
A partir de 2005, la empresa estadounidense Monsanto ha presentado alrededor de una docena de solicitudes globales de patente sobre cerdos y sobre los métodos de cría relacionados con ellos. Los ejemplos incluyen las patentes WO 2005/017204 y WO 2005/015989. Las patentes se basan en procedimientos simples, pero sus reivindicaciones son increíblemente amplias.
En la patente WO 2005/015989, Monsanto describe los métodos generales de la cría de cerdos como el cruce y los métodos de selección utilizando la inseminación artificial y otros enfoques que ya están siendo aplicados. El principal, así llamado, «invento» consiste en una simple idea comercial acerca de cómo combinar estos elementos a fin de acelerar la cría de animales que puedan conducir a una carne de mejor calidad, una mejor salud y otros aspectos económicos ventajosos. Entre tanto, la patente abarca la idea de combinar los diferentes elementos de cría; también reivindica como propiedad intelectual de Monsanto todo el animal e incluso las manadas de animales utilizadas para la cría.
La patente WO 2005/017204 se refiere a la identificación de un determinado gen de los cerdos relacionado con un crecimiento más rápido. Este gen es una variación de una secuencia genética que ocurre de forma natural, que concierne con la ganancia de peso, el cual fue identificado por primera vez en ratones y en seres humanos. Monsanto quiere utilizar este gen para realizar un proceso de selección de poblaciones de cerdos que contengan esta variación genética, con el fin de detectar aquellos animales que puedan mejorar la producción porcina gracias a una mejor captación y a una mejor tasa de conversión de las sustancias nutritivas. Una vez más, no se reivindica solamente el método, sino también la información genética específica relacionada con el método de cría y con todos los animales identificados.
Al reclamar el monopolio sobre la producción porcina, Monsanto espera entrar en otra área de producción de alimentos con grandes expectativas económicas. Tal y como se explica en la solicitud de patente WO 2005/017204: «El impacto económico sobre la industria del área rural de Estados Unidos es inmenso. Las ventas anuales de las explotaciones agrícolas superan, normalmente, los 11.000 millones de dólares, mientras que el valor del cerdo al por menor, vendido para ser consumido, alcanza cada año los 38.000 millones de dólares.»
Existe una preocupación mundial sobre las patentes sobre recursos agrícolas El impacto global es dramático. Al reivindicarse los derechos sobre el monopolio global de toda la cadena de alimentación, los campesinos y los productores de alimentos se convierten en dependientes de las empresas que poseen las patentes, de una forma única en la historia de la humanidad. Los alimentos y el suministro de semillas terminan en las manos de unas poquísimas empresas.
Se considera que las patentes sobre semillas, plantas y partes de genes no son solamente la fuerza motriz de la concentración global del mercado de semillas y de su absorción por parte de las empresas agroquímicas, sino también se piensa que son una grave restricción del acceso a los recursos genéticos de las plantas, necesarios para la investigación y el cultivo de plantas, y un requisito indispensable para la seguridad alimentaria en todo el mundo. Debido al efecto generalmente negativo que tienen las patentes sobre el cultivo de plantas, la Comisión de los Derechos de Propiedad Intelectual del Reino Unido recomienda explícitamente a los países en vías de desarrollo prohibir las patentes sobre plantas y semillas7.
La Fundación Rockefeller y la UNEP también forman parte de aquellos organismos que advierten sobre las consecuencias que tienen las patentes, especialmente para los países pobres. En un artículo publicado en febrero de 2003 en Nature8, estiman que la situación es dramática. Al mismo tiempo que se extienden los derechos de propiedad intelectual privados, se recortan de forma drástica los fondos para la investigación pública. Y a la vez, las patentes están dificultando aún más el acceso a los recursos genéticos. Las semillas se están volviendo demasiado caras, especialmente para los países en vías de desarrollo.
Algunos expertos dicen que si no se detiene esta tendencia, el día de mañana, algunas «super» plantas útiles podrán acabar tal como los medicamentos actuales: con unos precios fuera del alcance de la población – en aumento – de muchos países en vías de desarrollo. «Nos encontramos ante la misma situación sufrida hace algunas décadas por las vacunas y por la investigación de medicamentos del sector público,» dice Gary Toenniessen, director del departamento de seguridad alimentaria de la Fundación Rockefeller en Nueva York9.
Un informe encomendado por el Banco Mundial, que fue presentado en junio de 2006, advierte enérgicamente contra el hecho de que los derechos de propiedad intelectual en la agricultura se conviertan, sobre todo, en un asunto de negocios, en cambio de ser un tema de investigación y de desarrollo destinado a aumentar la innovación en los países en vías de desarrollo. La seguridad alimentaria y el desarrollo rural se citan como aquellas áreas donde los derechos de cultivo se encuentran en una situación crítica y, por tanto, no deberían ser entorpecidos por patentes10.
Perspectivas y estrategias legales
La reivindicación sistemática de patentes para las plantas y los animales convencionales marca una nueva era en cuanto al control que se ejerce por parte de las empresas en el sector agrario. Las patentes sobre semillas y animales pueden ser excluidas de la OMC, pero están siendo impulsadas por el gobierno estadounidense y por otros gobiernos en cada vez más países y regiones a través de los acuerdos de libre comercio bilaterales, como el acuerdo CAFTA de Estados Unidos, los Acuerdos de Asociación Económica de la UE, o los acuerdos de la Asociación Europea de Libre Comercio. Mientras que las patentes sobre semillas continúan siendo un tema muy controvertido, pero legalmente aceptado, en países como Estados Unidos, Canadá, los de la UE, Japón y Australia, en otros países como India y algunos en vías de desarrollo no se aceptan. Sin embargo, al permitir la posibilidad de reivindicar patentes sobre genes y sobre secuencias genéticas, tal y como ocurre en India según las especificaciones de los TRIPS, las semillas pueden convertirse de forma indirecta en un tema de las reivindicaciones de la propiedad intelectual.
En Estados Unidos se aceptan, incluso, las patentes sobre variedades convencionales. En la UE, una gran cantidad de preguntas legales relacionadas con las patentes sobre semillas normales continúan sin aclarar de forma definitiva. La directiva 98/44 de la UE, por ejemplo, permite solamente la patente si el gen específico se refiere a una función genética específica y no a partes más grandes del genoma11.
Basándose en esta distinción, la cual tiene la finalidad de prohibir las patentes sobre variedades de plantas, algunas empresas en la UE están implicadas, en la actualidad, en una gran batalla legal. De acuerdo con la Oficina Europea de Patentes, EPO, que concedió a la empresa Plant Bioscience, Reino Unido, una patente sobre un método para aumentar un determinado compuesto en especies crucíferas, Brassica12, utilizando el cultivo asistido por marcadores (EP 1069819, concedida en 2002), la industria presentó dos oposiciones dirigidas en contra de la patente (Limagrain y Syngenta). Las empresas argumentaron que esta patente tenía que ser revocada debido a que se refería a un proceso biológico esencial; dicho de otra manera, se refería al cultivo convencional. Este caso podría tener grandes implicaciones en el debate sobre las patentes sobre semillas en la UE e incluso en el mundo entero, independientemente de cuál vaya a ser su resultado.
Si la patente se revoca, podrá ser más difícil conceder patentes similares sobre semillas normales. Pero, por el otro lado, es muy probable que las empresas hayan presentado su oposición, principalmente, para que la Oficina Europea de Patentes no revoque la patente sino para que confirme la posibilidad de patentar semillas convencionales. Como Syngenta misma está presentando unas patentes similares, existe el gran riesgo de que la Oficina Europea de Patentes y la industria de semillas solucionen este caso aumentando aún más el control por parte de las empresas13. Lo que se necesita es un amplio debate público y una presión política para que la Oficina Europea de Patentes se vea obligada a abandonar este infame enfoque.
De la misma manera que las oficinas de patentes nacionales e internacionales, otros foros y diferentes negociaciones internacionales están debatiendo el tema de las patentes sobre semillas y animales. Actualmente, la negociación más importante es aquella relacionada con los TRIPS, conducida en la Organización Mundial de Comercio. Ya en 1999, las naciones africanas exigieron la prohibición mundial de las patentes sobre semillas14. La Organización de Unidad Africana (OUA) elaboró una legislación modelo para el reconocimiento y la protección de las comunidades locales, de los campesinos y de los cultivadores y para la regulación del acceso a los recursos genéticos. También definió un sistema para proteger los derechos de propiedad intelectual de los cultivadores, relacionados con nuevas variedades de plantas, excluyendo las patentes.
La Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU, FAO, también está tratando el tema. Por una parte, se estableció el Tratado de Semillas Internacional15 para facilitar el acceso a los recursos genéticos de las plantas para la alimentación y la agricultura; por la otra, se inició un proceso para tratar los recursos genéticos de los animales y la pregunta de la patentabilidad. En 2007 tendrá lugar la primera conferencia internacional dedicada a estos temas16.
Existe una gran necesidad de que los agricultores, los ganaderos, los consumidores, las organizaciones de desarrollo y los grupos del medio ambiente cooperen mutuamente a nivel global para influir en los foros internacionales, en las oficinas de patentes y en las instancias de toma de decisiones políticas, en contra de las patentes sobre semillas y animales. Para el futuro del cultivo y de la cría independientes, resulta de esencial importancia evitar que se concedan patentes sobre semillas y animales convencionales, como aquellos producidos, por ejemplo, mediante el cultivo asistido con marcadores17.
Agosto de 2006
1: «Biotechnology, Agriculture and Food». Informe de la OECD de 1992.
2: http://www.etcgroup.org/article.asp?newsid=528
3: http://www.centerforfoodsafety.org/pubs/CFSMOnsantovsFarmerReport1.13.05.pdf
4: H. Crolly: Syngenta stoppt Gentechnik-Projekte in Europa. Die Welt, 29 de noviembre de 2004.
5: Para la lista completa de las patentes de Syngenta véase: http://www.evb.ch/cm_data/Syngenta_Patente_Rech8F8EE.pdf
6:Las EP1402042, EP1576163, EP1294914 y EP1379659 todavía están pendientes de ser examinadas o están siendo examinadas. La EP1127143 ya se ha concedido. (Situación en agosto de 2006)
7: UK Commission on Intellectual Property Rights, 2002, «Integrating Intellectual Property Rights and Development Policy»,
8: Knight, J., 2003, «Crop improvement: A dying breed», Nature 421:568-570
9: Knight, J., 2003, «Crop improvement: A dying breed», Nature 421:568-570
10:http://siteresources.worldbank.org/INTARD/Resources/IPR_ESW.pdf
11: «(31) Mientras que una agrupación de plantas caracterizada por un gen particular (y no su genoma entero) no está cubierta por la protección de nuevas variedades y, por eso, no está excluida de la patentabilidad aunque comprenda nuevas variedades de plantas; (32) Mientras que, sin embargo, si un invento consiste solamente en modificar genéticamente una variedad de planta particular y si se cultiva una nueva variedad de planta, se seguirá excluyendo la patentabilidad, incluso si la modificación genética es el resultado de un proceso biotecnológico y no de un proceso biológico esencial;»
12: Las reivindicaciones incluyen las plantas y las semillas obtenidas a través del método reivindicado
13: Existen al menos dos ejemplos de patentes de este tipo que ya han sido concedidas: hace poco; la Oficina Europea de Patentes concedió una patente a la empresa de semillas holandesa Rijk Zwaan sobre plantas resistentes a pulgones basadas en cultivos asistidos con marcadores (EP 921720). Enza Zaden, también holandesa, es otro ejemplo de una empresa titular de una patente sobre variedades de plantas producidas sin ingeniería genética. (EP 771523).
14: http://www.grain.org/bio-ipr/?id=27#
15: http://www.fao.org/AG/cgrfa/itpgr.htm
16: http://www.fao.org/ag/AGAInfo/subjects/en/AnGR/angr.html
17: Tampoco debería ser posible patentar otras tecnologías que utilizan rescate de embriones, fusión de protoplasta, variaciones somaclonales o loci de características cuantitativas.
Nota del Editor
Puede leer el Manifiesto y firmarlo enhttp://www.ecoportal.net/content/view/full/67888