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Leer también: Por qué un proceso constituyente y no una reforma constitucional (I)
Es necesario contextualizar la Constitución de 1978 para poder comprender su realidad histórica y como los profundos cambios producidos en estos 34 años fuerzan su transformación desde su esencia. No el cambio de piel para poder crecer y seguir reptando, sino su metamorfosis completa para levantar el vuelo.
La Constitución Española de 1978 es la culminación legislativa de la transición política española (1975-1979) pasando de la dictadura franquista a un sistema democrático representativo homologable al de países europeos integrados en la denominada entonces Comunidad Económica Europea (CEE) El paso de un sistema de dominación de clase dictatorial a un sistema político democrático representativo, sin cambiar el sistema de dominio económico y social por una élite oligárquica y monopolista [i]. Cambiar algo para seguir igual. Se cambió la dimensión política de la formación social española dejando para mas tarde el cambio en las dimensiones económica y social que nunca se materializó. Es en este sentido en que la transición política española fue modélica para la dirigencia económica, social y política española, europea y norteamericana.
La oposición interna al franquismo se núcleo en torno al Partido Comunista de España (PCE) No es cierto como se dice que no hubiese partidos políticos fuertes. El PCE lo era, llegaba casi hasta el último pueblo de la geografía española, y sus organizaciones de base, las células, curtidas por la represión gozaban de una disciplina férrea. Los débiles o inexistentes debido a la dictadura eran los partidos de la derecha y socialdemócratas. Lo mismo ocurría con Comisiones Obreras, que entonces no era un sindicato ya que estaban prohibidos, sino un movimiento socio-político que insertado dentro de la propia estructura del sindicato vertical se había extendido en el seno de la clase obrera española a lo largo de toda la geografía del Estado. Las movilizaciones sociales que se generalizaron a final de la década de los sesenta y a lo largo de los setenta del S XX fueron las que enterraron el franquismo y obligaron al cambio político. El pueblo español no hubiese permitido seguir igual, y la burguesía oligárquica y monopolista española no podía seguir dominando de igual forma.
¿Qué impidió la transformación antimonopolista en lo económico, antioligárquica en lo social y democrática en lo político cuando el pueblo español estaba movilizado, organizado y decidido al cambio?
En el contexto de la guerra fría la URSS no iba a romper el reparto territorial del mundo entre los dos sistemas alternativos. Los partidos comunistas europeos, sobretodo el francés, italiano y español, intentaron adaptarse a la aceptación de la democracia representativa modificando los postulados teóricos del marxismo sobre el Estado con el eurocomunismo. Rompían con ello la unidad y equilibrio existente entre las dimensiones económica, social y política en toda formación social históricamente determinada hablándose de «etapas» y «posibilidades». Se desvinculaba la política del Poder económico y social aceptándose incondicionalmente las reglas del juego impuestas, lo que a la postre implicaba el abandono por fortalecer y organizar a la sociedad, limitando los objetivos a la conquista de poder institucional. La existencia de un Poder real por encima y al margen de estas instituciones del Estado los condenaba a la derrota como los procesos en el tiempo se encargaron de confirmar.
La dirección del PCE en la clandestinidad y desde el exilio temió verse aislado y excluido en la transición y la primera elección política. Santiago Carrillo temió un baño de sangre represivo contra sus bases. Sin apoyo internacional y dado que el cambio ideológico lo habían hecho ya en el VIII Congreso en 1968, la aceptación de la Monarquía como forma de Estado y la capitulación sobre la ruptura democrática admitiendo la reforma política del propio Régimen franquista tan sólo fue el corolario lógico. Y el resultado: un Rey que habiendo jurado los Principios Fundamentales del Movimiento y puesto por el dictador nunca ha llegado a jurar la Constitución de 1978; una burocracia estatal heredada a la que tampoco se le exigió el juramento a la nueva Ley Suprema, y cuyos herederos aún controlan aparatos del estado tan importantes como la judicatura, el ejercito y los órganos reguladores de la economía. Y la renuncia a un proceso constituyente desde la base constructora de una intersindical, como se había hecho en Portugal a partir de 1974, condenando a la clase obrera española a la división sindical.
Es necesario señalar que mientras en España se hacía la transición política se estaban produciendo cambios muy profundos con efectos mundiales a largo plazo de los que aquí no se era consciente:
1. En 1971 se inventa el microprocesador sobre el que se monta la revolución tecnológica de las Nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento (NTIC) cuyos efectos masivos incorporados a los sistemas productivos no se manifestarían hasta la década de los noventa, y sobre las que se basan la exigencia de una mayor calidad en los sistemas políticos democráticos, un cambio muy profundo en las relaciones de producción y en la organización del trabajo en las empresas, y la exigencia de una verdadera democracia participativa en política y democracia económica en el seno de las empresas.
2. En 1971 EE UU rompe la vinculación del dólar con el oro que garantizaba la estabilidad financiera mundial desde los acuerdos de Bretton Woods en 1944 [ii]. Con ello se inicia la deformación del sistema y comienza la denominada «financiarización de la economía» que lo ha mantenido artificialmente desde entonces, pasando de una crisis financiera a otra de forma ininterrumpida acelerando el proceso de concentración económica en las élites directivas de cada vez menos transnacionales, que crea la actual «dictadura de los mercados».
3. En Agosto de 1971 se presenta el Manifiesto Powell [iii] acta de nacimiento en Estados Unidos de la ideología neoliberal y la estrategia de las dirigencias de las grandes empresas para controlar los medios de comunicación social y a los políticos, con objeto de someter y dominar una economía y sociedad que se les escapaba y rebelaba. Reagan en EE UU y Margaret Thacher en Gran Bretaña serían la visualización histórica de su implantación política.
4. En 1973 se crea el G-5 transformándose en G-7 en 1977 al margen de la ONU y de los principios democráticos mundiales que representa esta. El proceso de descolonización se había universalizado pasando las naciones independientes de menos de 50 tras la II Guerra Mundial a más de 150. Estas nuevas naciones se organizaban en torno a la red internacional de Países No Alineados liderados por Tito de Yugoslavia, Nehru de India y Nasser de Egipto. Los países comunistas ampliaban el número de población mundial que gobernaban; sólo China era el 33% de la población mundial de entonces. La finalidad del G-7 era intentar aunar posiciones de las élites dirigentes del grupo de países más industrializados del mundo cuyo peso político, económico y militar era y es muy relevante a escala global respecto a las decisiones que se toman en torno al sistema económico y político mundial. El devenir de la construcción europea no democrática se comienza a diseñar desde foros no democráticos y cargados de fundamentalismo neoliberal. Mientras los padres de la Carta Magna del Reino de España tenían como modelo y meta los principios de los países integrados en una CEE que estaba abandonándolos.
5. Aparecen, asimismo, en la década de los sesenta los primeros avisos sobre las amenazas al Planeta. Gordon Dobson en 1960 hace el primer aviso sobre el agujero en la capa de ozono en la Antártica, seguidos por J. Lovelock y, posteriormente, Molina y Rowland en 1972; en ese mismo año se publica el informe «Los límites del crecimiento» encargado por el club de Roma. El planeta Tierra es un sistema integrado y cerrado que pone límites a la economía y a la sociedad humana. Las advertencias sobre el peligro del calentamiento global surgen en 1951, aunque no admitida por el mundo científico de forma generalizada hasta finales de la década de los noventa y principios del milenio.
6. A finales de los años sesenta, como cuenta en primera persona Manuel Castells [iv], se desencadenaron vigorosos movimientos sociales de forma casi simultanea en todo el mundo industrializado, primero en Estados Unidos y Francia, luego en Italia, Alemania, España, Japón, Brasil, Méjico y Checoslovaquia con ecos y reacciones en otros numerosos países. Eran movimientos culturales deseosos de cambiar la vida más que de tomar el poder. Se extendieron a toda la sociedad, sobretodo entre la juventud, y sus valores se extendieron a todas las esferas de la vida con vocación de universalidad, y de esos movimientos brotaron las seis alas que impulsan serena y constantemente desde entonces la transformación cultural del nuevo tiempo, la construcción de un mundo ecológico, con igualdad incluida la de género, imperio de los derechos humanos, realización de la individualidad en una economía por y para la Vida centrada en las necesidades de las personas y no en el capital, interculturalidad y democracia participativa. Estos movimientos sociales no fueron reacciones a la crisis económica, ya que surgen antes que esta aparezca, en el apogeo del crecimiento y con pleno empleo. Fueron una crítica a la sociedad de consumo. Sólo con que se aceptase consecuentemente el ecologismo y el feminismo, entendido como completo despliegue en igualdad de las alas masculina y femenina de la humanidad, las sociedades serían esencialmente transformadas, sería una verdadera revolución.
Los profundos cambios producidos en los 34 años desde que fue aprobada la CE de 1978 fuerzan su transformación desde su esencia. Ya nació con valores y objetivos al margen de los cambios que se necesitaban y se estaban produciendo en el mundo consolidando el Poder económico, social y político de una élite oligárquica. Para que surja la nueva sociedad hay que cambiar sus relaciones de producción, de Poder y sus experiencias vitales familiares, sociales y de valores. Estos cambios suponen la aparición de una nueva cultura, una nueva civilización acorde con la nueva base tecnológica y productiva que llamamos Buen Vivir. La revolución tecnológica ya ha cambiado estructuralmente las relaciones de producción, aunque no las relaciones de dominación implícitas en ellas ni la apropiación privada de la ganancia, lo que provoca la desigualdad, hambrunas y migraciones masivas y la exclusión social mundial, así como la separación entre la lógica de mercado globalizado del capitalismo financiarizado y la experiencia humana de la vida real local y de pertenencia a grupos sociales determinados. La contradicción que genera arrastra a las élites globales a atrincherarse para seguir manteniendo su Poder, reconstruyendo y fragmentado la humanidad en torno a fundamentalismos religiosos, fortaleciendo las identidades sobre un sistema de valores y creencias ajenas a la nueva base material y al cosmopolitismo que implican; unas identidades que no surgen de abajo hacia arriba, aspecto esencial de la nueva cultura, sino desde dentro hacia fuera, del «quién somos» frente a los que no son «nosotros». Se subraya la diferencia en lugar de lo común, se divide en lugar de unir.
Necesitamos iniciar un proceso constituyente para España, Europa y la Humanidad que devuelva el equilibrio y la armonía entre lo económico, social y político. Que devuelva la soberanía a la ciudadanía regulando y controlando los intereses espurios, egoístas y avarientos de la élite que controla el capital financiero internacional y la economía mundial. Que integre a la Humanidad como Una y la reconcilie con la Vida del planeta, con Gaia, con el sistema integrado de Vida del que hemos surgido y del que somos su parte consciente y responsable. Que haga surgir los dos conceptos jurídicos nuevos que lo cambiaran todo: la ciudadanía universal y los derechos jurídicos de la Madre Tierra.
La transformación que queremos y tenemos por delante necesita de un proceso constituyente y no una mera adaptación con una reforma puntual, ya que es la mayor transformación política, social y ética que haya vivido la humanidad en su historia: «crear» una nueva cultura para la gran familia humana y unos nuevos mecanismos de seguridad y supervivencia que garanticen la continuidad de la Vida y nos proporcionen instrumentos de gestión de los cambios sociales. El cambio más profundo en toda la historia de la Humanidad:
Elevar la conciencia de pertenecer a una gran familia que es la humanidad, que somos fruto y la parte consciente de la Vida con mayúsculas en este sistema integrado que es nuestra aldea común, Gaia, que tenemos que defender y respetar.
2013 es el año de los cambios.
Notas:
[i] 192 personas controlaban la economía española en los años setenta del S XX. Tamames, Ramón. Los monopolios en España. 1976 http://libros-antiguos-alcana.
[ii] http://es.wikipedia.org/wiki/
[iii] http://www.milenio.com/cdb/
[iv] Castells, Manuel. «La era de la información. Conclusiones generales». III Vol. Pág. 391. Alianza Editorial Madrid 1999, 2ª Edic.
Fernando Moreno Bernal. ATTAC Andalucía en Cádiz
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