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Por un control de la contaminación electromagnética

Fuentes: Rebelión

La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies va trasladar a los grupos politicos de la Junta General el manifesto por el control de la contaminación electromagnetica que vecinos afectados de diferentes regiones del estado pretenden sea asumido por las diferentes autoridades competentes, para poner por encima del beneficio economico de las empresas de telefonía la salud de todos […]

La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies va trasladar a los grupos politicos de la Junta General el manifesto por el control de la contaminación electromagnetica que vecinos afectados de diferentes regiones del estado pretenden sea asumido por las diferentes autoridades competentes, para poner por encima del beneficio economico de las empresas de telefonía la salud de todos los ciudadanos.

Las redes de telefonía móvil han tenido un crecimiento y un despliegue sin medida en los últimos años, realizado con un cúmulo de irregularidades urbanísticas y legales que en Asturias afectan a una gran mayoría de instalaciones, puesto que carecen de las necesarias licencias urbanísticas y ambientales, incumplen las ordenanzas existentes en diferentes ayuntamientos de la región.

La proliferación caótica y descontrolada de antenas ha provocado un aumento significativo de la contaminación electromagnética y de los riesgos ambientales y sanitarios asociados. Se estima que las radiaciones electromagnéticas a las que estamos expuestos se han multiplicado por 40 en los últimos años. La implantación del nuevo sistema UMTS exigirá duplicar el número de antenas, por lo cual aumentará todavía más esta contaminación. Precisamente en un estudio encargado recientemente por el gobierno holandés, para valorar el impacto de las antenas de la tercera generación de móviles (UMTS) sobre la salud de las personas (Zwamborn et al., 2003), se encontraron efectos significativos sobre las funciones cognitivas y el bienestar a niveles muy bajos (1 V/m) de Intensidad de Campo Eléctrico.

Actualmente las operadoras intentan superar la situación de «rechazo social» al despliegue de las antenas con nuevas estrategias de camuflaje. La estrategia de colocación de picoantenas camufladas a nivel de calle afecta especialmente a los peatones y comercios y contamina calles enteras (las antenas sobre los tejados afectan especialmente a los pisos superiores).

Quien vive o trabaja cerca de una antena no puede decidir por si mismo a cuanta radiación electromagnética estima oportuno exponerse, ya que le viene impuesta por unos límites legales arbitrarios como muestra la disparidad de legislaciones existentes al respecto (La legislación española permite hasta 450 μW/cm2 para el sistema GSM (900 MHz.), mientras Italia, Hungría, Bulgaria y Polonia permiten una exposición de los ciudadanos 45 veces menor que la española, China 68 veces menor, y Rusia, Suiza, Luxemburgo y Valonia (Bélgica) 187 veces menor). Diversas conferencias y llamamientos internacionales como Salzburgo (2000), Alcalá (2002), Catania (2002) o Friburgo (2002) e investigaciones epidemiológicas publicadas en revistas científicas de prestigio internacional han señalado los efectos biosanitarios de las emisiones de la telefonía móvil para niveles de exposición pública muy inferiores a los permitidos por nuestra legislación, que no tiene en cuenta tampoco los efectos a largo plazo de la exposición contínua, y han recomendado que las emisiones no superen 0,1 microwat/cm2.

La enfermedad de las radiofrecuencias o «síndrome de microondas» es una realidad médica que abarca un conjunto de síntomas comunes (dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad, pérdida de apetito, trastornos del sueño, depresión, dificultad de concentración, pérdida de memoria, trastornos visuales y auditivos, vértigo, dificultad de movimiento y problemas cardiovasculares, dermatológicos e inmunológicos principalmente), que se han notificado en estudios epidemiológicos realizados sobre personas que viven en las proximidades de las estaciones base de telefonía. Su aparición aumenta de forma estadísticamente significativa al disminuir la distancia a la fuente emisora (Santini et al., 2003) y su severidad está directamente relacionada con la densidad de potencia medida en cada domicilio (Navarro et al., 2003). Estos mismos síntomas se han notificado en usuarios de teléfonos móviles (Frey, 1998). (La radiacion de las antenas y los móviles es la misma, se trata de microondas moduladas y pulsadas). Al mismo tiempo en revistas científicas comienzan a publicarse estudios que muestran el aumento de casos de cáncer en la proximidad de antenas de telefonía (Wolf y Wolf, 2004).

Recientemente (diciembre de 2004) se han difundido los resultados del Proyecto «REFLEX» (acrónimo de «Risk Evaluation of Potential Environmental Hazards from Low Energy Electromagnetic Field (EMF) Exposure Using Sensitive in vitro Methods») en el que 12 equipos de investigación de 7 países de la Unión Europea (entre ellos España) han concluido que la radiación de los teléfonos móviles a los niveles autorizados actualmente provoca efectos genotóxicos (daños genéticos y celulares). Las mutaciones en el ADN son el primer paso para la aparición de tumores y enfermedades neurodegenerativas.

Una consecuencia directa de los resultados de «REFLEX» es que deja obsoleta la Recomendación europea (1999/519/CE) asumida por nuestra legislación, que adoptó los niveles recomendados por el ICNIRP (International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection) -sospechoso por su buena relación con la industria desde hace años- y demuestran, una vez más, los efectos no térmicos de las radiaciones electromagnéticas. Estos resultados dejan también en entredicho los mensajes publicitarios de las operadoras sobre la inocuidad de las antenas de telefonía y de los móviles que supuestamente eran seguros por emitir por debajo de los niveles autorizados.

En el Reino Unido se ha publicado recientemente (11/1/05) el nuevo informe de la NRPB (National Radiological Protection Board) (NRPB, 2004) que es la continuación del infome Stewart publicado en mayo de 2000 (Stewart, 2000).

El Presidente del Comité, Sir William Stewart declaró recientemente al diario «Times» (12/1/05): La NRPB advierte que los niños tienen un gran riesgo de daño cuando utilizan sus teléfonos móviles y dicho riesgo ha sido subestimado por numerosos científicos. También dice que la evidencia ha sido más convincente en los últimos 5 años. La misma noticia afirma que David Hart, Secretario General de la Asociación Nacional de Directores de Escuelas hizo un llamamiento para la prohibición de los móviles en las escuelas. (sorprende el silencio que están manteniendo las autoridades españolas mientras tanto, que contrasta con las fuertes medidas antitabaco que se están tomando en todos los ámbitos).

Dicho informe de la NRPB también previene sobre la ubicación de las antenas de telefonía cerca de escuelas y lugares sensibles (ya lo hacía el informe del 2000 que advertía de la posibilidad de que afecten al bienestar de las personas que reciben directamente la radiación), y advierte de que los permisos para instalación de antenas por debajo de 15 metros deben ser revocados.

El cerebro de los niños absorbe el 50% más de la radiación del móvil que el de los adultos. El Departamento de Salud inglés ha dicho: «nuestra advertencia es que todos los niños por debajo de 16 años deben tomar precauciones».

A nivel internacional existe un creciente número de informes de expertos y organizaciones que desaconsejan el uso del teléfono móvil para los niños y adolescentes (Maisch, 2003). Además del «Informe Stewart» (Abril, 2000), la Academia Alemana de Pediatría (Diciembre, 2000). Wolfram Koenig. Presidente del Bundesamt fur Strahlenschutz. (Organismo para la protección por radiaciones en Alemania) (Julio, 2001) o El Ministerio de medio ambiente de Bangladesh (Junio, 2002). El Comité Nacional Ruso para la Protección de las Radiaciones No Ionizantes (Septiembre, 2001) recomendó que los menores de 16 años y las mujeres embarazadas no deberían usar teléfonos móviles. Tampoco quienes padezcan enfermedades neurológicas o epilepsia. Explican además que la duración de las llamadas telefónicas debe limitarse a un máximo de 3 minutos, y que, después de realizar una, el usuario debería esperar un mínimo de 15 minutos antes de hacer otra y recomienda encarecidamente el uso de auriculares y sistemas de manos libres. El Ministerio de Sanidad ruso, al hacer suyas estas recomendaciones, mediante una orden que entró en vigor el 1 de junio de 2003, elevó la edad de los menores de 16 a 18 años.

También en España en la página web www.msc.es del Ministerio de Sanidad y Consumo dentro del informe «Campos electromagnéticos y salud pública» se recomienda «Promover un uso racional de los teléfonos móviles, particularmente en grupos de especial atención (niños, adolescentes o portadores de implantes activos, entre otros), con objeto de reducir exposiciones innecesarias a los Campos Electromagnéticos (CEM)».

Por todas estas razones reclamamos a los grupos de la Junta General , el PSOE, PP e IU.

Que se difundan entre los ciudadanos unas reglas de buen uso del teléfono móvil y se advierta claramente sobre sus riesgos.

Que se revisen los niveles máximos legales de exposición en base a los últimos conocimientos científicos.

Que se organice un sistema de mediciones de campo electromagnético permanente y constante en todo el territorio español independiente de las mediciones que legalmente deben efectuar las compañías operadoras de telefonía.