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Posada Carriles, el terrorista protegido en Miami

Fuentes: Rebelión

Podía haber estado en el justo silencio de una esquela, haber muerto en el parto, estrangulado acaso por un cordón umbilical arrepentido y visionario. O desaparecer en uno de los tantos accidentes que nunca consideran la bondad de las vidas que cobran. Podía haber concluido la infamia de sus años a manos de un cáncer […]

Podía haber estado en el justo silencio de una esquela, haber muerto en el parto, estrangulado acaso por un cordón umbilical arrepentido y visionario. O desaparecer en uno de los tantos accidentes que nunca consideran la bondad de las vidas que cobran.

Podía haber concluido la infamia de sus años a manos de un cáncer solidario o de un benemérito enfisema. Podía haber sido un pescozón divino o un manotazo santo.

Podía haber estado en el infierno, intoxicado con su propia demencia, ahogado en su náusea, sin paz y sin vergûenza, pero Luis Posada Carriles estaba en Miami… todavía está.