Recomiendo:
0

Crecen las iniciativas ciudadanas que instan a eliminar los elementos con asbesto en los edificios

Presión contra el fibrocemento sospechoso

Fuentes: La Vanguardia

El amianto, también conocido como asbesto, está de actualidad. Casos recientes como los de las instalaciones y los vagones de los metros de Barcelona y Madrid han extendido la preocupación y han avivado una protesta que estaba focalizada en el ámbito laboral, el que aborda principalmente la actual legislación, del 2006. Pero el problema se […]

El amianto, también conocido como asbesto, está de actualidad. Casos recientes como los de las instalaciones y los vagones de los metros de Barcelona y Madrid han extendido la preocupación y han avivado una protesta que estaba focalizada en el ámbito laboral, el que aborda principalmente la actual legislación, del 2006. Pero el problema se entiende cada vez más como de salud pública para toda la población. Están bajo sospecha estructuras de todo tipo de edificios, placas, canalizaciones, cubiertas, depósitos, rejillas, persianas, jardineras… construidos e instalados principalmente en los sesenta, setenta y primera mitad de los ochenta. En España, los distintos tipos de amianto fueron prohibidos entre 1984 y el 2002.

El término amianto viene del latín amiantus (incorruptible), y asbesto, del griego asbestos (incombustible). Ambas propiedades motivaron su uso generalizado en materiales como el fibrocemento. Pero no son absolutas. Puede romperse y, con el tiempo, desgastarse, y emitir fibras. Es entonces cuando se considera altamente peligroso. Su inhalación y depósito en las vías respiratorias pueden producir graves enfermedades como la asbestosis y distintos tipos de cáncer. Sus potenciales efectos sobre la salud no son inmediatos, pueden aparecer pasados treinta años.

Los ciudadanos exigen a las administraciones una retirada generalizada. Se estima que en Catalunya hay 150 millones de m2 de placas de fibrocemento con alta probabilidad de tener amianto, y más de cuatro millones de toneladas si se tienen en cuenta todos los materiales sospechosos. El Ayuntamiento de Barcelona elabora un censo de edificios con elementos que pueden tener amianto, que prevé tener este año. El comisionado de Ecología, Frederic Ximeno, reconoce que no es fácil registrar todos los puntos y que se centra sobre todo en las cubiertas como punto de partida. «No tiene que ser perfecto -comenta- sino eficaz» para identificar las fincas susceptibles de estar afectadas. Pero la labor que puede hacerse en un municipio es limitada. «Las ciudades debemos tener más instrumentos legales», advierte Ximeno, que apuesta por afrontar el asunto de manera global. «Hay que plantearse la retirada sistemática en toda Catalunya -dice-, porque el problema no es sólo de Barcelona y no lo debemos dejar, como ocurre con las conducciones de plomo, para cuando se hagan rehabilitaciones».

La preocupación por el amianto ha llevado a la Federació d’Associacions de Veïns a pedir a Ayuntamiento y Generalitat medidas efectivas para su eliminación. Cuenta con la colaboración de Jubilats de Macosa-Alstom Afectats per l’Amiant. Ambos urgen cumplir las resoluciones del Parlamento Europeo que marca el 2028 como fecha límite para su erradicación total. Y plantea cambios legislativos con sanciones duras y medidas reparadoras para los afectados.

TMB, en el centro de la polémica por los casos de trabajadores del metro afectados, asegura llevar a cabo un plan para retirar todos los elementos sospechosos (promedio de 80 m2semanales). En Semana Santa desmantelará el doble techo de la estación de Verneda (900 m2de placas de fibrocemento) y el año que viene la parte de la cubierta del taller de la Sagrera (3.000 m2).

La antigua fábrica de Uralita de Cerdanyola del Vallès fue uno de los mayores centros de producción de fibrocemento de España. La empresa -la actual Coemac- ha sido condenada varias veces. La Associació d’Afectats per l’Amiant de Catalunya inauguró el martes un monolito de Jordi Andrés, familiar de una de las víctimas, dedicado a los trabajadores que enfermaron como consecuencia de la inhalación.

La cuestionada reforma de la Abaceria

Uno de los mercados que se están remodelando en Barcelona, el de la Abaceria, en Gràcia, tiene gran parte de su reforma en cuestión. El desmantelamiento de los elementos con amianto ha provocado protestas de los vecinos, que reclaman más garantías al Ayuntamiento y a la empresa que ejecuta los trabajos. La parte afectada es, básicamente, la cubierta y la bajocubierta. La plataforma vecinal Afectats Abaceria censura el programa de retirada de estos elementos previsto en el proyecto porque, según denuncian, no se hizo un inventario acurado ni un estudio in situ de todas las particularidades de la obra. El proyecto de desamiantado se está revisando para incorporar mejoras.

«Inicialmente nos fijamos en la cubierta, pero la mayoría de problemas están debajo, porque esa estructura está clavada sobre vigas de madera y sólo puede retirarse rompiéndose», advierte un portavoz de la plataforma. «El mercado está lleno de canalizaciones de fibrocemento -prosigue-, pero se sigue trabajando en su interior en labores de demolición con palas y máquinas de empresas que no tienen que ver nada con el amianto». La intervención contempla 9.266 m2 de placas de fibrocemento, con presencia de entre un 10% y un 15% de amianto, que pesan 120 toneladas.

Los vecinos organizados contra esta actuación, que se han reunido varias veces con el Ayuntamiento, lamentan que hay una «falta de rigor» en el abordaje de este proyecto. Y su preocupación va más allá de la protección que deben tener los trabajadores que participan en esta reforma que obliga la ley. «Hemos preguntado si tenemos que cerrar las ventanas y nos contestan que hagamos lo que creamos oportuno -prosigue el portavoz-. Y ahora nos dicen que se plantean hacer un confinamiento total, poner una barrera plástica para encapsular el mercado, para que las fibras no salgan al exterior. Deberían haberlo planteado desde el principio».

El Ayuntamiento recuerda que los trabajos se desarrollan conforme a la normativa pero, aun así, vista la preocupación de los vecinos, se está hablando con ellos para ver cómo mejorar la actuación, darle un plus de seguridad. Fuentes municipales explican que la fase crítica de los trabajos con elementos de fibrocemento, que debían haber comenzado este mes, se han paralizado a la espera de tener estas modificaciones.

Restos inesperados en el parque del Guinardó

Con la misma discreción que se levantaron las barracas en la Barcelona de la posguerra, desaparecieron en la era preolímpica. Los restos de las construcciones del que era conocido como el barrio de los Cañones quedaron allí, en el entorno de ese lugar convertido ahora en un mirador privilegiado para los turistas que buscan las mejores vistas de la capital catalana.

Cuando el Ayuntamiento se dispuso a llevar a cabo obras de mejora del parque del Guinardó hace dos años saltaron todas las alarmas. Los jubilados de Macosa-Alstom, que conocen bien de cerca los efectos del amianto, advirtieron del peligro que podían provocar entre los vecinos los restos de antigua uralita abandonados en medio de lo que ahora se ha convertido en una agradable zona verde.

Los antiguos trabajadores de empresas como Macosa en el Poblenou y Alstom en Santa Perpètua se pusieron en pie de guerra en cuanto vieron fibrocemento por el suelo de caminos y márgenes del Turó de la Rovira de manera casual, mientras daban un paseo hasta las baterías antiaéreas republicanas. Su queja provocó que las obras se paralizaran y una empresa especializada en el tratamiento de este material actuara de urgencia. Posteriormente la empresa municipal Bimsa destinó más de 200.000 euros a «higienizar» la zona.

Los trabajos de retirada de materiales pertenecientes a las últimas barracas derruidas a prin- cipios de los noventa han sido intensos. Fuentes municipales indican que a lo largo de los años 2017 y 2018 se llevaron a cabo un conjunto de actuaciones en las que se retiraron cuatro toneladas de fibrocemento y 42,7 toneladas más de otros materiales que contenían fibras de amianto.

Desde aquel momento, las obras han continuado aunque con una supervisión más detallada. Los jubilados de Macosa-Alstom lo consideran insuficiente y piden que se cierre la zona por completo mientras haya obras en marcha. El movimiento vecinal Salvem els Tres Turons aún va más allá y pide la paralización de los trabajos. El distrito de Horta-Guinardó, por su parte, insiste en que se está cumpliendo la normativa y se compromete a seguir haciendo inspecciones sobre el terreno de manera preventiva para detectar restos ocultos que puedan aparecer en la tierra o entre la vegetación.

Presencia en todo tipo de construcciones

El asbesto aparece en lugares insospechados y, si no se trata correctamente, puede quedar oculto en restos de derribos, entre los cascotes. En un solar de la calle Maresme, en el distrito barcelonés de Sant Martí, un cartel advierte del peligro de inhalarlo. Y también avisa que no se debe permanecer en la zona si el trabajo no lo requiere, además de prohibir fumar, beber y comer. El recinto está vallado y los elementos peligrosos protegidos con una barrera plástica. Los vecinos llevan reclamando la retirada de piezas rotas procedentes de antiguas naves desde el 2005 en otro punto cercano, primero, y ahora en este otro.

Sant Martí es el distrito que cuenta con más edificios con fibrocemento, debido a la gran cantidad de naves industriales y talleres construidos en los años en que este material era de uso habitual. Horta-Guinardó está en segundo lugar, en este caso sobre todo en áreas con viviendas de autoconstrucción.

Hay casos sorprendentes, como uno de Girona, donde el amianto se descubrió bajo la calzada de la carretera de Barcelona, en un tramo de 1.200 metros, cuando se deterioró. Por ahora, el Ayuntamiento ha decidido no retirarlo ya que está pegado al asfalto y no hay riesgo de que se liberen fibras. Este material se ha ido añadiendo a medida que se iba estropeando. Cada vez que ha reparado la vía, se ha ido extendiendo una capa encima. Algo similar ocurrió en El Prat de Llobregat cuando se reformó la avenida Verge de Montserrat, en el 2017. Unos operarios encontraron tuberías de apariencia inofensiva pero cargadas de amianto. Hubo que parar las obras para retirarlas de modo seguro. Otro ejemplo es el de Badia del Vallès. El Ayuntamiento y la asociación de vecinos han creado una comisión para elaborar un estudio que determine qué bloques de pisos tienen desprendimientos de fibrocemento, lo que permitirá priorizar las actuaciones para corregir la situación. Un censo que otros municipios plantean hacer.

El amianto también está en las escuelas. Según datos de la Generalitat del 2017, hay 291 centros en los que se han identificado elementos con fibrocemento, el 12% del total de colegios. La administración asegura que trabaja para retirarlos y que actúa prioritariamente cuando se observa deterioro. La asamblea de la Confederació d’Associacions Veïnals de Catalunya aprobó el sábado instar a las administraciones a cumplir las directivas europeas y que todo lo construido con amianto se retire de forma «inmediata».

Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20190401/461371143728/presion-contra-el-fibrocemento-sospechoso.html