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La Renta Mínima de Inserción en Catalunya

Protestemos y sobrevivamos con dignidad

Fuentes: Rebelión

Finales del siglo XVII, 1781, una década antes de su fallecimiento. Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet, se dirigía a los esclavos negros en los siguientes términos: «Queridos amigos, a pesar de que no soy del mismo color que vosotros, os he considerado siempre como mis hermanos. La naturaleza os ha formado para tener […]

Finales del siglo XVII, 1781, una década antes de su fallecimiento. Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet, se dirigía a los esclavos negros en los siguientes términos: «Queridos amigos, a pesar de que no soy del mismo color que vosotros, os he considerado siempre como mis hermanos. La naturaleza os ha formado para tener el mismo espíritu, la misma razón, las mismas virtudes que los blancos. Yo hablo aquí sólo de los blancos de Europa; porque, en lo que respecta a los blancos de las colonias, no os causo la injuria de compararlos con vosotros […] Si se fuera a buscar un hombre en las islas de América, en realidad o se lo podría hallar entre la población de piel blanca» [1].

Misma razón, mismo espíritu, mismas virtudes, inexistencia de humanidad entre la población blanca americana. Con claridad, con justicia, con humanidad. Y desde otras posiciones sociales.

El conseller Mourinho-Fundación Qatar del gobierno de Mas y Mas-Colell no es desde luego el marqués de Condorcet. Ni de lejos. El marqués ilustrado debe parecerle un radical extremista, altamente alocado, casi demenciado. El conseller de Empresa y Ocupación tiene otro sentido común, practica otra cosmovisión y está para otras cosas. Para afirmar, por ejemplo, que el cambio en las condiciones del cobro de la RMI se ha realizado durante el mes de agosto porque, claro está, los beneficiarios de la renta no hacían vacaciones [2]. Con todo el cinismo del mundo, sin que se le cayera la cara de vergüenza. Su jefe político, el president Artus Mas, le ayuda en la tarea. Ha lanzado sombras de fraude generalizado y ha llegado a afirmar que, de seguir así, en octubre no podría cobrar prácticamente nadie. Ya hizo algo similar hace meses Oriol Pujol refiriéndose a los trabajadores de la Administración catalana. El miedo en el cuerpo y la servidumbre en el alma. El encausado Millet, libre como una rosa, y sus privilegiados alrededores, gabinetes jurídicos de excelencia incluidos, deben estar partiéndose de risa. De qué hablarán cuando hablan de justicia y ciudadanía, deben pensar doblando su cuerpo por la ocurrencia. ¡Qué humor, princesa Leonor!

Innecesario es repetirlo pero, como señalan en uno de los últimos comunicados las Mesas de Convergencia y Acción, el paro sigue siendo de manera destacada el principal problema para la sociedad española. Sostienen, con razones atendibles que nunca quieren oírse en los territorios neoliberales donde suelen habitar y desplazarse el conseller y sus colegas, que es la mayor prueba del fracaso del capitalismo neoliberal y, por sus amplios efectos sociales, «es el factor de malestar social y político más importante».

Además, no hay duda sobre ello a pesar de la economía sumergida y las terribles condiciones laborales que en ella imperan, la dimensión del paro en España no tiene casi parangón. Es dramática por su cuantía y duración. Según la última encuesta de Población Activa del segundo trimestre de 2011, que señala un pequeño descenso del desempleo de 76.500 personas respecto de la encuesta anterior, el paro sigue afectando en España a 4.833.700 personas, el 20,89% de la población activa [3], y el paro juvenil alcanza el 43,5%. En 1.367.500 hogares, todos sus miembros activos -«todos» refiere a todos- están desempleados. El paro de larga duración -los trabajadores que permanecen en paro más de un año- afecta a 2,1 millones de personas; más de 1,5 millones no perciben prestación de desempleo.

Las políticas de ajuste que se imponen desde Bruselas, prosigue el comunicado de las Mesas de Convergencia, el desarrollo del «pacto por el euro», suponen echar más leña al fuego y puede tener trágicas consecuencias sociales. El empeoramiento de la Ley de Renta Mínima de Inserción por el Gobierno de la Generalitat de Catalunya y la operación «veraniega» de criminalización de sus beneficiarios, sostienen con razón, así como el drama social ocasionado a decenas de miles de personas, es una muestra de lo que nos enfrentamos. Las mesas recuerdan que la Renta Ciudadana garantizada es un derecho establecido en el capítulo 1, artículo 24.3 del «Nou Estatut» de Catalunya, pendiente de desarrollar.

¿Drama social ocasionado a miles de personas? ¿No exageran los amigos de las Mesas? No exageran, en absoluto. Un ejemplo.

Rafael González, uno de los 34 mil beneficiarios de la RMI, tiene 64 años y vive en un pequeño piso de L’Hospitalet de Llobregat, una ciudad obrera pegada al sur de Barcelona de admirable y no olvidado pasado antifranquista. El 18 de agosto seguía sin cobrar la renta mínima de ese mes, ayuda que solicitó hace unos tres años después de perder la batalla contra el paro. No era fácil la victoria.

Entrevistado por Rosa Fernández para Público [4], González comentada algunas aristas de su situación: «Estoy desesperado. Son los peores días de mi vida. Ni yo ni mi hija [Sandra, de diez años] tenemos nada qué comer. Estamos a punto de ser desahuciados porque el otro inquilino de nuestro piso ha tenido que irse y ya no puede ayudarnos a pagar el alquiler [200 euros mensuales] y las facturas. En el Departamento de Bienestar Social y Familia nos dicen que sigamos esperando pero no podemos más… Me he acostumbrado a vivir con muy poco dinero pero el gobierno [SLA: el catalán, no «Madrid»] nos está obligando a aguantar 50 días con poco más de 400 euros. Es intolerable».

A mediados de agosto cortaron el agua de su domicilio. Los supermercados del barrio no le fían más. González no puede acudir a las entidades sociales. Están sobrepasadas y ellos ya han agotado todas las ayudas que les corresponden.

Rafael González, que es catalán, cree que se les está tratando a todas las personas afectadas como si fueran delincuentes. Por qué, se pregunta, nos pregunta. Se le está obligando a suplicar y «están lapidando nuestra dignidad. Somos pobres, pero no parásitos». González no sabía, en el momento de la entrevista, si cobraría el mes de septiembre. «La desinformación del gobierno nos angustia. Están jugando con las personas más débiles, con las más desfavorecidas». ¿No es el caso?

González no entiende por qué no se les avisó para que pudiesen planificar su situación y avisar al propietario de su piso. Su firme creencia: se han encarnizado con los más necesitados. Es lo más fácil. Lo menos humano. Lo menos digno políticamente.

El 26 de agosto, viernes, a las 9:30 [5], se ha anunciado una concentración delante del Parlament de Catalunya contra los recortes del PIRMI. Totalmente justificada. La ha convocado, entre otras entidades, la «Assemblea de Treballadors i treballadores en atur de Barcelona». Sus reivindicaciones centrales: NO A LES RETALLADES EN EL PIRMI!, POR UNA RENDA CIUDADANA GARANTITZADA DIGNA I SUFICIENT!

La mañana de ese viernes el Conseller de Bienestar y Familia, Josep Lluís Cleries, y el de Empresa I Ocupación, Xavier Mena, el Mourinho-Qatar catalán, tienen que comparecer ante la Diputación Permanente del Parlament para dar cuenta de sus acciones tras la petición de la mayoría de los partidos de la Cámara catalana (excluyendo, innecesario es decirlo, Convergència, los Unionistas cristianos de Duran y Ortega y el PP nacional-católico, catalano-español y romano).

La asamblea de trabajadores en paro hace un llamamiento para extender la convocatoria todo lo que sea posible en estas fechas con el fin de exigir la reparación por los perjuicios ocasionados con el cambio, efectuado sin previo aviso, de la modalidad de pago del PIRMI, la anulación de la ley de julio de 2011 que empeora las condiciones del PIRMI y reivindicar una Renta ciudadana garantizada digna y suficiente.

Tan razonable como justo. ¿Se apuntan?, ¿han tomado nota? El 26 a las 9:30, frente al Parlamento que es la institución que, en principio, representa o debe representar a todos los ciudadanos, especialmente a los más desfavorecidos. ¿No era eso la democracia, no era el poder del demos?

Notas:

[1] Tomado de Domenico Losurdo, Contrahistoria del liberalismo, El Viejo Topo, Barcelona, 2007, p. 171 (traducción de Marcia Gasca y Joaquín Miras).

[2] Andreu Mayayo, «Un govern d’escanyapobres». Público, 23 de agosto de 2011, p. 5 (edició catalana).

[3] Dobla la media de la Unión Europea situada en torno al 10%.

[4] Rosa Fernández, «Tampoc no sé si cobraré al setembre». Público, 18 de agosto de 2011, p. 3 (edició catalana).

[5] La concentración se realizará por la entrada de la Estación de França.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.