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Proyecto «Denunciemos los abusos patronales»

Fuentes: Rebelión

«Uno de los dominios que, a pesar de afectar a una parte importante de la población, sigue recluido en el ámbito de lo «particular», es el de los atentados contra los derechos humanos en el ámbito de las empresas. A pesar de que una parte importante de nuestra existencia transcurre en los lugares de trabajo, […]

«Uno de los dominios que, a pesar de afectar a una parte importante de la población, sigue recluido en el ámbito de lo «particular», es el de los atentados contra los derechos humanos en el ámbito de las empresas. A pesar de que una parte importante de nuestra existencia transcurre en los lugares de trabajo, pareciera que todavía hubiera un cartel a la puerta de muchas empresas que dijera «El que aquí entra, que abandone toda esperanza de exigir sus derechos». Como si el derecho al trabajo excluyera el resto de derechos, como si el ejercicio de la ciudadanía fuera un pasatiempo para los ratos de ocio, como si la democracia se detuviera en los muros de las empresas…«
(Extracto de la Presentación del Proyecto «Abusos Patronales»)

Empresas, empresas y más empresas. Miles de empresas, millones de empresas, y sus empresarios (dueños, accionistas, directivos, etc.), muchos de los cuales acumulan más poder del que nuestra imaginación sería capaz de concebir. Ese es el paradigma que se nos vende desde el pensamiento dominante de esta salvaje sociedad capitalista, y que se manifiesta en ayudas y subvenciones a los empresarios, potenciación de la figura del empresario, hegemonía de la clase empresarial en las relaciones laborales, y tratados comerciales internacionales para consolidar y ampliar esta fuerza empresarial. Los empresarios, nos dicen, son los auténticos «Dioses» del sistema, son los «creadores» del empleo, son los que «arriesgan» su capital, son los que contribuyen al «crecimiento» económico, y un sinfín más de eslóganes y propaganda neoliberal para encumbrar a la figura del empresario privado, yendo en detrimento de los trabajadores, de los empleados, y sobre todo de los empleados públicos, los cuales están sufriendo claros ataques a su estabilidad y a sus derechos, presentándose como los «privilegiados» del sistema, bajo una clara campaña de acoso y derribo.

Pero la pregunta sería…¿Hacen los empresarios honor a este proceso de encumbramiento social al que el pensamiento dominante les conduce? Pues parece que no. El día que aparezca un empresario formal, íntegro, honesto, respetuoso con la legalidad y con sus trabajadores, preocupado por el bienestar de su plantilla, y que no pretenda abusar ni explotar a sus subordinados, ése día seguro que lo estaré soñando. Nuestra clase empresarial tiene fama, además, de ser la más desalmada, retrógrada e intolerante de toda la Unión Europea. Tenemos a varios ex dirigentes de nuestras organizaciones patronales en prisión, y a cientos de ellos acusados de varios delitos contra las normativas laborales, o de explotación de sus trabajadores y trabajadoras. Muchas empresas se están convirtiendo en auténticos paradigmas de la explotación del siglo XXI, tales como la sevillana Abengoa. En este artículo de Paulino Ramos y Ana González para el medio Diagonal, algunos de los trabajadores de la multinacional andaluza relatan sus prácticas abusivas. Y eso que en su Informe anual de 2012 asegura tener «compromiso con la formación, la motivación, el desarrollo profesional y la conciliación de la vida profesional y personal» de sus empleados. Buena palabrería. Falsedad documental (porque está escrito en un documento).

Como pequeño dato curioso e ilustrativo, diremos que la sede de la empresa Abengoa en el Campus de Palmas Altas se ha ganado el sobrenombre de «Palmatraz», debido a las férreas medidas de control que se proyectan sobre la plantilla. Desde hace unos años esta empresa pertenece al grupo VIP del IBEX-35, habiendo recibido para ello gran cantidad de dinero público en forma de subvenciones de la Junta de Andalucía y del Gobierno Central. Y a pesar de las ganancias declaradas del año anterior (257 millones de euros), éstas deben parecer insuficientes para la Dirección de la compañía, a tenor del ERE practicado a sus empleados. Deslocalizaciones salvajes, rápidas y forzosas, jornadas laborales abusivas, horas extras sin remunerar, hostigamiento hacia la sindicación u obsesión por el control permanente sobre sus trabajadores/as están también entre las prácticas de la compañía. Y Abengoa es sólo un ejemplo de las múltiples prácticas de auténtico terrorismo empresarial que las grandes empresas ejecutan contra sus empleados y empleadas. El abuso empresarial es constante, incisivo, machacón, interminable, ruin y despreciable. Parece cumplirse la regla de que cuanto más beneficios y poder poseen los dirigentes empresariales, más déspotas resultan ser para sus trabajadores y trabajadoras. Nuestros empresarios se han convertido en auténticos delincuentes que viven a costa de la explotación, que se aprovechan del miedo al desempleo que poseen muchos trabajadores, y de las personas que no conocen sus derechos, o no están en situación de poderlos exigir.

Pero también hemos de diferenciar entre las «malas prácticas» desarrolladas por las grandes empresas (que van en la línea de la corrupción, de la evasión fiscal, de la deslocalización de sus sedes, de los ERE salvajes, de la participación en negocios sucios, de la explotación de la naturaleza, etc.), de los abusos contra los trabajadores/as (y a veces contra sus clientes) cometidos por los pequeños y medianos empresarios (que van más en la línea de las estafas masivas, despidos improcedentes, economía sumergida, etc.). Pero no se crean, hay de todo. En este artículo del portal Yahoo se nos cuenta cómo la gran Mercadona ha despedido a una trabajadora por criticar a la empresa en las redes sociales . Por lo visto no llevan bien las críticas de sus empleados. ERE’s y despidos colectivos están a la orden del día. En este último año que se nos viene vendiendo como el de la «recuperación económica», tenemos conflictos laborales, entre otras muchísimas empresas, en Abengoa (sector energía), Cemusa (sector gráfico), Auzsa (sector transporte) , Arcelor (sector metal), Montrata-Maessa (sector metal), ZF TRW (sector automoción), Coca-Cola (sector alimentación), Unipost (sector de servicios postales), Correos (sector postal), Unidad Editorial (sector de medios de comunicación), TRAGSA (sector de la ingeniería civil), Dulciora (sector alimentación), Banco Santander (sector banca privada), FCC (sector construcción), HP España (sector tecnologías de la información), o Citröen (sector automoción).

Pero como hemos afirmado, absolutamente todas, desde las grandes compañías transnacionales hasta el mísero bar de la esquina, todas, practican los abusos empresariales hacia sus empleados/as. Pues bien, al menos para poderlo publicar y denunciar, una nueva plataforma puesta en marcha por un grupo de investigación de diversas Universidades andaluzas ha sido creada para recoger las situaciones de precariedad e ilegalidad con las que conviven diariamente miles de trabajadores/as. Lo cuenta Olivia Carvallar en este fantástico artículo de La Marea. Este proyecto, titulado «Denunciemos los Abusos Patronales», cuya web es http://abusospatronales.es/, funciona a modo de perfecto escaparate visual e informativo para denunciar estas deleznables prácticas por parte de los patronos. El objetivo principal de la plataforma es dar visibilidad a esa precariedad, a esos abusos y a esa pérdida de derechos progresivos, la mayoría de las veces escondidos, o reducidos al ámbito más íntimo de quiénes lo sufren, y de su entorno más cercano (amigos, familiares, etc.). A partir de ahora, además de compartirlo con su círculo íntimo, o de poder denunciarlo ante las autoridades laborales, también se podrá publicar en este sitio web. También tiene la función de servir de foro de comunicación entre los propios trabajadores, que pueden intercambiar información, consejos y experiencias. Tras la agresiva reforma laboral del PP, los abusos patronales han aumentado desde todas las perspectivas, y además, se han legalizado ciertas situaciones que antes constituían claros delitos.

La web del proyecto «Abusos Patronales» es una auténtica joya, ya que no sólo posee la sección de denuncia de casos concretos a la que hemos hecho referencia, sino que también contiene secciones para relatos breves, informes, estadísticas y análisis laborales, información jurídica (muy interesante para estar informados sobre nuestros derechos), y otra sección de noticias. Asímismo, posee enlaces a otros sitios de asesoría jurídica, así como a otras páginas de denuncia. Animamos desde aquí a los sufridores de cualesquiera abusos por parte de la patronal, para que (entre otras acciones posibles) lo denuncien a través de esta web, y dichos casos salgan del anonimato, dejen de estar recluidos en el ámbito de lo privado, de «lo particular», en el más estricto, oculto y reducido ámbito de lo íntimo, y que como mucho se comparte con compañeros de trabajo, o en aireadas discusiones de bar. Porque, como dicen los creadores del sitio: «Que un problema sea público o privado es el fruto de factores políticos, de relaciones de poder«. Animamos por tanto a utilizar estas herramientas que la tecnología nos proporciona, y que nos pueden ayudar a que estos problemas salgan del ámbito privado, para pasar a convertirse en lo que realmente son: problemas sociales. Por tanto, problemas públicos, porque la inmensa mayoría social los sufrimos. Felicidades a los creadores de tan valioso proyecto.

Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es

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