El lunes, 8 de abril, hará una década desde que un tanque del Ejército de Estados Unidos, durante su entrada en Bagdad, disparó contra el Hotel Palestina y acabó con las vidas del cámara de Telecinco José Couso y un periodista ucraniano de Reuters , Taras Protsyuk. En estos diez años, la familia y compañeros […]
El lunes, 8 de abril, hará una década desde que un tanque del Ejército de Estados Unidos, durante su entrada en Bagdad, disparó contra el Hotel Palestina y acabó con las vidas del cámara de Telecinco José Couso y un periodista ucraniano de Reuters , Taras Protsyuk. En estos diez años, la familia y compañeros de José han luchado por todos los medios contra el intento de la mayor potencia del mundo de proteger a sus soldados para que no fueran juzgados. Su hermano, Javier, es sin duda quien más se ha volcado en esta causa y ha intentado que se haga justicia llevando su historia por todo el mundo. Algo ha conseguido. El caso sigue abierto . Los tres militares que ordenaron y efectuaron el disparo fueron procesados y además están imputados dos de sus superiores como ejecutores de un plan «para evitar que los medios de comunicación pudieran informar», según señaló el auto del juez. Pero los culpables siguen impunes.
Diez años después del asesinato de su hermano y de lucha contra la impunidad. ¿Qué avances ha habido y qué esperanzas quedan para el futuro?
Avances todos. Que el caso esté abierto a día de hoy después de 13 intentos de archivo ya es el máximo avance que podemos esperar. Pero si quisiéramos resaltar los momentos fundamentales serían las dos sentencias por unanimidad del Tribunal Supremo. La primera que contemplaba la competencia de la justicia española para investigar el caso de José y la segunda es la que ordenaba realizar la exclusión y decía a la fiscalía que no podía dar una sentencia antes de juzgar el caso.
También cuando el juez procesa a los soldados de Estados Unidos en 2005 y 2011 y lanza las órdenes de búsqueda y captura. En 2005 se tramitaron, pero no fue así en 2011 por la intromisión de la larga mano de Estados Unidos. El presidente de Interpol, antiguo secretario del Tesoro estadounidense, ha incumplido por primera vez la orden de un juez. Hay dos sentencias del Tribunal Supremo y una investigación en Irak ordenada por el Ministerio de Justicia irakí, que motivó varios peritos y lo papeles de Wikileaks. Y no ha hecho nada.
El caso va a seguir abierto porque es un crimen de lesa humanidad y no prescribe. Puede haber un archivo provisional si no hay nuevas diligencias, pero nosotros seguiremos investigando. Nos quedamos con la satisfacción de que estos tres procesados, los militares estadounidenses, y los dos imputados, un coronel y un general, toda su vida estarán con un ojo puesto por parte de la justicia española acusados de un delito tan grave como matar a civiles a sabiendas. Entre ellos el coronel Perkins, que llevaba empotrada la cadena Fox, y atacó a la prensa libre para que saliera sólo su prensa, la ultraderechista. El futuro es seguir con la batalla, pero ya los tenemos señalados.
¿Y cuáles serán vuestros próximos pasos?
Otra vez ha vuelto a actuar la larga mano de Estados Unidos y la fiscalía de la Audiencia Nacional, en vez de obedecer al Tribunal Supremo, se dedica a hacer de abogado defensor de los presuntos asesinos de un ciudadano español. Frente a esto, nosotros creemos que no están hechas todas las pesquisas que necesitábamos en la instrucción. Se ha reiterado a Estados Unidos, en virtud del tratado bilateral en materia judicial y penal, que tome declaración a la exsargento de la Inteligencia Militar Adrienne Kinne, que en un programa de televisión aseguró que el Hotel Palestina estaba catalogado como posible objetivo potencial. Y hemos exigido que Interpol cumpla las órdenes de búsqueda y captura.
Ante un país que viola los derechos humanos y que utiliza el derecho internacional sólo a su conveniencia, como demuestra el caso de Guantánamo, nos tememos que hagan caso omiso. Pero como un pequeñito David contra un gran Goliath, seguiremos intentando que se haga justicia.
¿De quién es hoy la última responsabilidad de la muerte de su hermano?
Hemos llegado a un general de cuatro estrellas del Estado Mayor. Por desgracia, la orden tuvo que partir de muy arriba. Yo no creo que exista la obediencia debida y el sargento que comandaba el carro de combate tenía los mecanismos técnicos adecuados para distinguir entre civiles y militares. En cualquier caso, esto lo tiene que dilucidar la justicia del Estado de derecho, pero está haciendo todo lo contrario.
¿Recibisteis ayuda por parte de Telecinco?
La cadena se ocupó de los hijos de mi hermano y su viuda. En ese sentido cumplió. Y los periodistas siempre sacan el caso.
¿Quién se ha solidarizado más con la causa?
Yo creo que la mayoría de los trabajadores de a pié del periodismo. Ojalá hubiéramos tenido el apoyo de las grandes empresas, los gobiernos e incluso las grandes asociaciones de la prensa para pedir una investigación. Pero no ha sido así. Quien se ha volcado ha sido la ciudadanía y los profesionales de la prensa.
¿Y qué le pedís ahora al Gobierno español?
Ya lo dijo Julio Anguita, aunque su hijo murió de forma diferente porque iba empotrado con las tropas: una potencia media como España, que alberga una de las bases más importantes de Estados Unidos de las 800 que tiene repartidas en el mundo, podría haber demostrado más firmeza y pedir explicaciones de por qué se ha matado a un periodista español. Somos un país soberano, aliado, que tenemos convenios bilaterales en materia judicial, y no tendría que haber ningún problema con investigar un crimen. Se llama «soberanía nacional e independencia», pero por desgracia los gobiernos del PP y el PSOE, que se turnan como Cánovas y Sagasta, se dedican en materia de relaciones internacionales a ser un protectorado de Estados Unidos.
¿Qué ganó Estados Unidos con en esta muerte?
«EEUU dio un aviso a la prensa que no quería ir empotrada» Acabaron con todas las señales en directo desde Irak: la de Al Jazeera, la de Abu Dhabi y la de Reuters. Así consiguieron un apagón informativo hasta el día siguiente, momento que utilizaron para lanzar la imagen icónica del fin de la guerra, con el montaje de la caída de la estatua de Sadam Husein. Dio un aviso a esa prensa que no quería ir empotrada y marcó una línea: no pasa nada por atacar a los centros de prensa.
Más allá de los efectos que tuvo este hecho en el contexto de la guerra de Irak, ¿qué cambios ha habido en la cobertura de los conflictos bélicos?
Este crimen fue un principio para que cambiara el periodismo de guerra a todos los niveles. En estos diez años en Irak han muerto más periodistas que en ningún otro conflicto en la historia: van contabilizados más de 400. Además, mezclado con esto que llaman crisis, en este país han perdido su trabajo más de 8.000 periodistas en los últimos años.
Las grandes cadenas de información están cada vez en menos manos y cada vez tienen más relaciones con los que inician las guerras. Aún así, los que quieren hacerlo, por cuestión económica o de riesgo, no los mandan. Los dueños de los medios quieren hacer menos periodismo y más info-entretenimiento. Menos mal que están surgiendo otras cadenas que están cuestionando el orden al que estamos acostumbrados. Y también Internet es una buena muestra de que se puede hacer otro tipo de periodismo más independiente.