México, DF.- El arquitecto Víctor Jiménez (Nayarit, 1945) dirige la Fundación Juan Rulfo; en entrevista con Clarín.cl tras el anuncio del Premio Nobel de Literatura 2008 a Jean-Marie Gustave Le Clézio, publicamos fragmentos del desconocido prólogo a la reciente edición francesa de El llano en llamas, un texto de Le Clézio que pasó prácticamente desapercibido […]
México, DF.- El arquitecto Víctor Jiménez (Nayarit, 1945) dirige la Fundación Juan Rulfo; en entrevista con Clarín.cl tras el anuncio del Premio Nobel de Literatura 2008 a Jean-Marie Gustave Le Clézio, publicamos fragmentos del desconocido prólogo a la reciente edición francesa de El llano en llamas, un texto de Le Clézio que pasó prácticamente desapercibido en las reseñas sobre el Nobel francés y su relación con México.
El último departamento donde habitó el autor de Pedro Páramo conserva los muebles, la vieja máquina de escribir Remington y varias fotografías; sólo se percibe la ausencia de la biblioteca original, en su lugar se encuentran todas las ediciones de la obra de Rulfo, desde lo publicado en México por el Fondo de Cultura Económica y Ediciones Era; pasando a España por Anagrama, Visor Poesía, Cátedra, RM y Planeta. Destacan, entre los libreros, las 50 diferentes traducciones alrededor del mundo.
Víctor Jiménez se desempeñó como Director de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (1993-1998); en 1999 editó Los murmullos (boletín de la Fundación Rulfo); en 2001 colaboró junto a Carlos Fuentes, Margo Glantz y otros ensayistas en el libro Juan Rulfo fotógrafo (Lunwerg, España); en 2002 escribió la introducción de Rulfo letras e imágenes (RM); en 2006 preparó junto a Jorge Zepeda y Alberto Vital un Tríptico para Juan Rulfo (RM/UNAM); desde 1998, es el erudito director de la Fundación Rulfo.
MC.- ¿Qué especificaciones arquitectónicas requería Rulfo para la biblioteca que usted diseñó?
VJ.- Juan Rulfo renunció a la idea de conectar -mediante una escalera- los dos departamentos de la colonia Guadalupe Inn. Al no poder hacerse aquí la biblioteca -por los problemas de espacio-, la familia decidió colocar todos los libros de Rulfo en la casa que yo les construí al sur de la ciudad de México. Se hizo una casa con biblioteca, mejor dicho una biblioteca con casa, que es donde vive doña Clara Aparicio con dos de sus hijos. La familia Rulfo le dio prioridad absoluta al diseño de la biblioteca, por sus dimensiones hacen que sea un porcentaje muy importante de la propia construcción; no tienen intenciones de que sea pública, es la biblioteca de una casa, que utiliza sólo la familia y los investigadores que colaboran con la Fundación Rulfo, como Alberto Vital. Es una biblioteca rica en literatura, pero también en libros de historia. Justamente cuando Rulfo me pidió estudiar la idea de conectar los dos departamentos, lo acompañé a ver el acervo del piso inferior, yo le dije: -«oiga, qué buena biblioteca tiene usted». Me respondió de inmediato: -«no, usted se equivoca, una buena biblioteca es una de historia, yo sólo tengo literatura». Quedé sorprendido que él valorase de aquella manera la historia por encima de la literatura; cuando he conocido mejor su biblioteca -yo consulto mucho sus libros de historia, me dedico a la historia de la arquitectura- me doy cuenta que su biblioteca sobre la historia de México es de una enorme riqueza, Rulfo era excesivamente modesto cuando decía que no tenía muchos libros de historia. Su biblioteca es una muy buena forma de estudiar cuáles eran sus lecturas y vocaciones. Es una biblioteca valiosa en libros de fotografía con 700 ejemplares, en total son alrededor de 10,000 volúmenes. La proporción de 700 libros de fotografía es importante, si se toma en cuenta que cuando él vive no existe el boom de publicaciones fotográficas que hoy encontramos.
MC.- En Europa tal vez, pero aquí…
VJ.- Exacto, son títulos muy caros, que comienzan en la década de 1930 y en opinión de especialistas, algunos libros ahora propiedad de la familia Rulfo son joyas de la bibliografía fotográfica mundial.
MC.- ¿A qué atribuye la meticulosidad en los archivos de Juan Rulfo?
VJ.- Rulfo era un coleccionista. En materia de fotografía -por ejemplo- si veía en revistas especializadas imágenes que le interesaban, entonces las recortaba con un cuidado extremo y preciso.
MC.- ¿Para armar álbumes?
VJ.- Armaba una especie de pequeños álbumes, en cada folder reunía -por ejemplo- un artículo sobre el fotógrafo Steichen, fotos de él tomadas en distintos lugares, para evitar que quedaran sueltas. O bien, tenía colecciones temáticas: fotografías de África, de grupos étnicos, paisajes; México y sus regiones: Oaxaca, Veracruz, indígenas, niños y mujeres. Otro tema es el archivo de Rulfo, con su parte iconográfica, también hay cuadernos y notas que hizo sobre una gran cantidad de temas.
MC.- En 1992, usted construyó la casa y biblioteca de la familia Rulfo ¿hizo un catálogo?
VJ.- No, yo era el arquitecto, la familia Rulfo ya tenía el catálogo bibliográfico completo, de los 10,000 volúmenes por autor y tema.
MC.- Usted reiteradamente ha dicho que la mejor forma de rendirle homenaje al autor de Pedro Páramo es editando libros de seriedad intelectual y calidad estética. ¿Qué investigaciones respalda la Fundación Rulfo?
VJ.- Ya son conocidos los libros que ha promovido de alguna manera la Fundación Rulfo, uno se llama Juan Rulfo letras e imágenes (2002) que reúne fotografías suyas, básicamente de arquitectura, con una serie de textos inéditos de su autoría sobre la historia de la arquitectura mexicana, para dar una idea de ese Rulfo tan vinculado en sus preferencias intelectuales a la historia de México -ahora te doy los catálogos del editor RM, aunque tú bien conoces los libros-, o el que salió inmediatamente después, Noticias sobre Juan Rulfo (2003) que hace una biografía considerando al fotógrafo y no solamente al escritor. Alberto Vital había publicado una pequeña biografía en 1998, hizo su doctorado en Hamburgo sobre la recepción de Rulfo en el ámbito de lengua alemana, ahí estudió la técnica de la biografía, cada país tiene su escuela y características diferentes: en Alemania están enfocados a una biografía de carácter intelectual de los creadores; se recorren los acontecimientos básicos de la vida de Rulfo, pero el hilo rector es una vida que se va construyendo en torno a una carrera literaria y fotográfica, además de otras pasiones, como la historia, la política. Al final de su vida Rulfo está muy comprometido con la unidad latinoamericana y en su trabajo del Instituto Nacional Indigenista se entrega a la edición de libros de antropología mexicana -entonces a la antropología moderna se le llamaba social, también reeditó a los clásicos-; todo queda compilado en el libro de Alberto Vital, como lo conversábamos Mario, no es una biografía para satisfacer a Sainte-Beuve; es una biografía para satisfacer al interesado en el escritor, en el fotógrafo, en el lector de antropología, yéndose hacia el aspecto intelectual y creativo.
«En el año 2005 salió el libro La recepción inicial de Pedro Páramo, para conmemorar los 50 de su publicación, se trata de una investigación de Jorge Zepeda, se quería llevar la atención a la obra; por su riqueza, reunir todo lo que se ha escrito sobre Pedro Páramo es imposible, sólo se pretende dar noticias de lo que suscitó -entre la crítica- los primeros años de la novela. Para recordar los 20 años de su fallecimiento- en 2006- se publica el libro Tríptico para Juan Rulfo, dando a conocer su relación con la poesía y como traductor de Rilke, nuevos trabajos sobre su fotografía, es un mosaico de estudios donde se analiza desde tres ángulos: poesía, crítica y fotografía».
MC.- Reeditarán: Los murmullos antes de Pedro Páramo, tres versiones preliminares y un mecanoscrito (publicado en 2005 por el Instituto Nacional de Bellas Artes). ¿Qué otros proyectos saldrán del fondo editorial de la Fundación Rulfo?
VJ.- En la actualidad trabajamos en la reedición de las tres revistas donde Rulfo publicó anticipos de Pedro Páramo en 1954, esperamos que salga a finales de 2008 con una breve introducción de Jorge Zepeda -porque está en el territorio de los estudios de recepción de la obra literaria- y un apéndice mío, donde analizo lo que hizo Rulfo en los anticipos, qué relación hay entre eso que publicó un año antes de Pedro Páramo y una serie de leyendas que se han construido de gente que dijo: -«yo tuve que ver con la gestación de Pedro Páramo». Ignorando que Rulfo había tomado -involuntariamente- la precaución de publicar previamente partes de la novela. Cuando se ven descubiertos los impostores se callan. Esos inventos ocurrieron en el contexto de las debilidades de la crítica literaria mexicana, que siempre padece una aproximación excesiva a lo que sería una perspectiva periodística, en demérito de una propiamente académica. Intentamos dar una visión rigurosa de las cosas.
MC.- ¿Desmitificadora?
VJ.- No tanto desmitificadora, esta crítica literaria muy limitada, si observamos cómo se enfrenta a un autor que no entiende, el lector podrá ver el contraste que se establece entre la crítica más exigente consigo misma y la crítica más ligera -light- vinculada al periodismo a la mexicana.
MC.- En Tríptico para Juan Rulfo (2006), usted escribe: «Entre los papeles de Rulfo se encuentran una traducción suya de las Elegías de Duino y transcripciones de otros poemas del mismo Rilke, de Mallarmé y de numerosos poetas estadounidenses como John C. Ransom, Sylvia Lynd, Edith Sitwell, Edna St. Vincent Millay, Horace Gregory, Leonie Adams, Hart Crane, Sidney Keyes, Donald Thomson, Archibald Macleish… Langston Hughes y Countee Cullen» (p. 358), ¿publicarán una antología con las transcripciones de los poetas angloparlantes que leía Rulfo?
VJ.- Puede ser en el futuro, en algunos casos no sabemos, no tenemos la certeza de si Rulfo hizo las traducciones -es posible- o las tomó de otras partes. Otro proyecto listo para su publicación en 2008 lo inició Alberto Vital un par de años antes: a partir del primer número de la revista El cuento (1964) Rulfo escribió una columna que tituló Retales; la editorial Terracota fundará una colección que se llamará La escritura invisible bajo la dirección de Alberto Vital y el primer libro publicará los 17 Retales de Rulfo. Alberto Vital analizó durante dos años cada columna, apoyado por Sonia Peña. Yo escribí un texto donde hablo del Rulfo lector como origen del Rulfo escritor, empiezo con una cita de Proust sobre el «Yo escritor» -el «Yo que lee», que es muy distinto del «Yo social»- una vez detectadas algunas lecturas de Rulfo que le sirvieron para escribir los Retales; tanto Alberto como Sonia hacen un rastreo -porque Rulfo a veces no daba muchos datos- de qué edición y capítulo o de qué traducción hacía referencia, porque hay textos de todo: fragmentos de cuentos, citas de historia, párrafos de novelas, de literaturas orientales y europeas; o de poesía, a Rulfo le gustaba muchísimo la poesía negra, conocía muy bien a los escritores afroamericanos Langston Hughes y James Weldon Johnson. Alberto Vital dice que se han buscado las traducciones que pudieran existir y no las encuentran, creen que son traducciones propias de Rulfo. Será una edición erudita de los 17 Retales, para cada columna habrá una ficha filológica para explicar dónde pudo tomar Rulfo la versión original y lo que enfatizó; permitirá el estudio de una radiografía indirecta de la biblioteca de Rulfo.
MC.- ¿Es lo inmediato por publicar?
VJ.- Es muy cercano, pero no lo único, otro proyecto… ¿conoces este número de la revista semanal de El País?
MC.- Sí, usted me envió por e-mail el ranking de los 100 libros que cambiaron la vida a 100 escritores de habla hispana, según El País…
VJ.- Encuestaron a cien escritores de lengua española, tomados de aquí, allá y acullá, para que cada uno citara diez títulos y de ahí elegir los 100 más mencionados; Pedro Páramo quedó empatado -con La montaña mágica– en el lugar número 15 de la lista de El País Semanal. Platicando con Julio Moguel (asesor en políticas educativas del gobierno de Michoacán) me decía que decidieron hacer una encuesta bajo el mismo esquema: 100 personas, entre intelectuales, pedagogos y escritores mexicanos generarían una lista de 10 libros que debiera conocer cualquier profesor de educación básica en Michoacán. En El País publican la lista con 100 libros, en Michoacán sólo los 10 primeros. A principios de noviembre Casa Juan Pablos publicará la investigación de Julio Moguel y me pidieron un texto porque Pedro Páramo quedó en primer lugar de las preferencias y El llano en llamas en tercero –Cien años de soledad está en segundo y Don Quijote en cuarto lugar-. Siendo una encuesta mexicana tiene un sesgo más mexicano, pero es la primera en su tipo en nuestro país. En mi texto cito a escritores de primera importancia que han opinado sobre la obra de Rulfo: García Márquez, Borges, Canetti, Fuentes, Günter Grass y Susan Sontag. Además también están otras encuestas, por ejemplo la del suplemento cultural Babelia de El País, que en 1999 entrevistó a 17 personalidades, entre escritores españoles y los críticos literarios de El País, para saber cuál era el libro en lengua española más importante del siglo XX y según esa encuesta, Pedro Páramo ocupa el primer lugar. El modelo de encuestar a 100 escritores o académicos lo inventó el club noruego del libro en 2002, cuando decidió crear una colección de cien títulos literarios de toda época e idioma. Pidieron al Instituto Nobel de Suecia que se encargara de la metodología, así como de elegir a los 100 escritores y académicos representativos del mayor número de idiomas. El club noruego tituló la colección resultado de la encuesta La Biblioteca del Mundo (Verdensbiblioteket ha publicado los títulos en compañía del periódico Dagsavisen); de las 100 obras literarias de mayor importancia de todos los tiempos, la única obra mexicana es Pedro Páramo; 6 de 100 son de lengua española: Cervantes, García Lorca, Borges, García Márquez (2 títulos) y Rulfo; el prólogo de Pedro Páramo lo escribió Abilio Estévez y la traducción al noruego es de Christian Rugstad.
MC.- ¿Qué problemas enfrentan los traductores de Rulfo?
VJ.- El próximo año, Julio Moguel publicará un libro sobre las traducciones de Pedro Páramo y El llano en llamas; traducir es un problema complejo, por eso en Italia dicen: «traduttore, tradittore» el traductor siempre es un «traidor»; pero qué haríamos sin traductores. Yo entrevisté -en Tokio- al traductor de Rulfo al japonés Akira Sugiyama; en París al traductor francés Gabriel Iaculli; en México entrevisté a la traductora al finlandés Tarja Roinila y en 1998 a la traductora al alemán Mariana Frenk, así que terminas empapándote de la complejidad de traducir a Rulfo. Moguel estudió en Francia y está familiarizado con el problema de traducirlo al francés, además de que vive preocupado por la mala calidad de la traducción al inglés. Nos han llegado varias propuestas para una nueva traducción de Rulfo, aunque ya van dos, la reciente es de Margaret Sayers, en 1994.
MC.- ¿La tercera será la vencida?
VJ.- La primera traducción de Rulfo al inglés (1959) se hizo famosa por mala, todo mundo lo decía. En el año 1998 conversé con Susan Sontag, viajó a México por invitación de Carlos Fuentes para las conferencias del ciclo «La geografía de la novela». Yo quería saber por qué escribió el prólogo a la segunda traducción; Susan Sontag me dijo: -«Conocí a Rulfo en Buenos Aires, en la Feria del Libro del año 1985» (era una mujer muy escrupulosa en cuanto a la precisión, hizo una pausa para recordar cada detalle) -«Vi a Rulfo y le dije: -‘lo admiro mucho, su obra me parece fantástica’, él respondió: -‘¿ha leído mis libros en español?, porque fíjese que sería una pena que lea la traducción en inglés que es particularmente muy mala’; -‘No, lamentablemente sólo lo he leído en inglés, pero causalmente su editor y el mío son el mismo, hablaré con él, le ofrezco pedirle a mi editor hacer una nueva traducción’. Poco después muere Rulfo y vi a mi amigo editor, le conté la promesa que le hice a Rulfo». Entonces Susan Sontag cumplió su deuda, le explicó al editor la importancia de la obra de Rulfo, el director de Grove Press le dijo a Sontag que pusiera por escrito esas palabras y aparecerían como prólogo, finalmente salió publicado en 1994 con la nueva traducción. En la Fundación Rulfo buscamos contar con la mejor calidad en el trabajo de las traducciones, aunque se plantean muchos problemas teóricos, son clásicas las discusiones sobre si acercar la obra traducida al lenguaje del lector o viceversa, desde la torre de Babel se discute el tema. Rulfo se considera un autor difícil de traducir por la complejidad de su lenguaje tan cercano a la poesía, donde el sonido está involucrado en el sentido. Eso no quita la necesidad de que existan buenas traducciones, uno puede juzgar mejor la traducción del francés, inglés o italiano -en esta lengua ya van en la cuarta- pero es otra cosa en hebreo o griego (en este idioma van en la tercera traducción). ¿Y qué decir de las lenguas orientales?
MC.- ¿Acaban de lanzar la nueva edición en mandarín?
VJ.- No, se trata de una traducción al chino simplificado, de la China continental; Taiwán ya firmó un contrato para la traducción al chino mandarín -el antiguo chino que utilizan los letrados, a la fecha el idioma más leído en el mundo-. Aquí ¿quién puede saber si es una buena traducción? a sabiendas de eso, buscamos asesorarnos en cada país de origen del traductor. Por ejemplo, Fukumi Nihira es una especialista japonesa, durante un año como becaria estudió a Rulfo en México; Fukumi Nihira participará en el libro sobre los problemas que representó traducirlo al japonés y dará su interpretación de lo hecho por Akira Sugiyama.
MC.- ¿Qué idiomas analizarán en el libro que coordina Julio Moguel?
VJ.- Inglés, francés, alemán, finlandés y japonés -Fukumi Nihira abordará dos aspectos-, sobre el alemán estará mi entrevista a Mariana Frenk y un capítulo de la tesis de doctorado de Alberto Vital, El arriero en el Danubio (UNAM, 1994). También escribirá el estudioso alemán Wolfgang Vogt, radicado en Jalisco desde hace muchos años. Incluye un texto sobre el trabajo del francés Gabriel Iaculli en comparación con el anterior traductor, otro de Julio Moguel y uno del norteamericano Thomas Pruiksma, él quiere hacer la nueva traducción al inglés de Pedro Páramo.
MC.- ¿En cuántos idiomas han traducido a Rulfo?
VJ.- Alrededor de 50, contando que traducciones en un mismo idioma hay más de una; es sin duda el autor mexicano más traducido.
MC.- Ya nos contó la iniciativa de Susan Sontag; ¿nos hablaría del prólogo que escribió el Nobel 2008 Le Clézio?
VJ.- En 1999, comentamos con el editor francés Gallimard lo interesante que resultaría que Le Clézio hiciera el prólogo de El llano el llamas (Le Llano en flammes, 2001). En 1967 Le Clézio llegó a México, en 1979 se trasladó a Michoacán, a la orilla de un lago; es un hombre viajero, se ha relacionado con el mundo indígena náhuatl, maya y purépecha, durante 12 años en nuestro país escribió: La conquista divina de Michoacán; El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido; Diego y Frida: una gran historia de amor en tiempos de la revolución; Las profecías del Chilam Balam; La fiesta encantada y Tres ciudades santas (Chichén Itzá, Uxmal y Mayapán). Leeré un párrafo del prólogo de Le Clézio: «En julio de 1945, en el segundo número de Pan, una revista literaria provincial de tiraje limitado, un hombre de 30 años, de mirada un poco triste, de rostro a la Bogart, originario de Apulco, una pequeña población del Estado de Jalisco, archivista de la oficina de inmigración de la ciudad de México, publicaba un cuento muy corto que pasaría entonces inadvertido, pero que iba sin embargo a revolucionar la historia literaria de México y a hacer conocido a su autor en el mundo entero: ‘Nos han dado la tierra’. El mismo año, en la misma revista, en noviembre, aparece otro cuento tan conciso y feroz como el primero. Tal fue el inicio de la aventura literaria, breve e intensa de Juan Rulfo. Sin embargo habrá que esperar todavía 8 años, después de la publicación de otros cuentos, entre ellos el magnífico ‘¡Diles que no me maten!’ -en la revista América– antes de que un editor no reuniese en 1953 los relatos de El llano en llamas en el Fondo de Cultura Económica, el más grande editor oficial de México. La recopilación fue seguida en 1955 por una novela Pedro Páramo, crónica de la muerte de un cacique en Comala, de la que el novelista García Márquez extraerá más tarde la materia de sus Cien años de soledad. Por esos dos libros Juan Rulfo entraría en la leyenda».
MC.- Finalmente, usted habla de «la poética que puede construirse con el habla llana». ¿Por qué Pedro Páramo es la novela mexicana de la literatura universal?
VJ.- Es difícil encontrar una respuesta en pocas palabras, recurriré a lo escrito por personajes muy lejanos a México; en el semanario Proceso publicaron una traducción del francés que hice del novelista marroquí Tahar Ben Jelloun: «Ciertos libros te acompañan como fieles amigos con los que te reencuentras en la gratuidad absoluta, por el simple gusto de leer en sobre sus rostros las líneas del tiempo. Es así como desde hace mucho tiempo Pedro Páramo, una novela barroca del mexicano Juan Rulfo escrita a mediados de los años cincuenta y traducida al francés en 1959, no me abandona ya. No sé a estas alturas cuántas veces la he leído ni a cuántos se la he regalado. Lo más extraño con este libro es que cada lectura representa un nuevo descubrimiento. Su riqueza, su complejidad, su insolencia, la hacen inagotable. Es breve, sin embargo, aunque de tal densidad que me llega a ocurrir que necesito detener la lectura para sopesar las frases, como si estuviera con el orfebre. Porque ahí está presente la poesía» (publicado originalmente en Le Monde y retomado por Proceso número 1597). También, por ejemplo, recordemos lo que escribió el suizo Urs Widmer, para el prestigiado semanario alemán Die Zeit (El Tiempo), que durante el año 1999 publicó una serie de ensayos, encargados a distintos escritores europeos, bajo el título: Mi libro del siglo, donde cada autor diría cuál era el libro más importante del siglo XX, de las 52 semanas sólo apareció un libro en lengua española, ni siquiera otro autor mexicano, latinoamericano, ni español; comparto los argumentos de Urs Widmer: «Pedro Páramo es un libro que he leído por lo menos cuatro veces, y que a pesar de ello no llego a comprender, tiene un misterio que me conmueve de manera extraordinaria y que aún no he logrado descifrar por completo, ¿será el lenguaje cargado de magia de Rulfo? ¿el poder de lo que se relata? ¿la empatía de Rulfo con el destino de los miserables de su país? ahora bien, una de las razones de mi conmoción irritada se encuentra seguramente en el hecho, de que en el libro ya nadie está vivo, ni siquiera, sospecho, el narrador mismo. Todos muertos, unos muertos narran el mundo de los muertos, que alguna vez como nosotros ahora, estuvieron vivos». Por lo general hay un consenso, lo dice Daniel Sada en la entrevista publicada en el Tríptico: «Rulfo preserva el enigma». La vida humana es un enigma; la buena literatura tiene que estar a la altura del enigma y no puede revelarlo, sólo acercarte al enigma; más allá de eso estás en un territorio desconocido o en la muerte o en la locura. Es parte de la complejidad de la obra de arte, advertimos una dimensión de la existencia humana, no hay nada en el mundo que te pueda develar su misterio. En 2009 publicaremos el libro: Rulfo visto por los extranjeros, donde se reúnen los testimonios de escritores como García Márquez, Borges, Sontag, Le Clézio, Gao Xingjian, Günter Grass y otros menos conocidos en México, pero representativos de sus lenguas literarias, como Urs Widmer y Tahar Ben Jelloun. Será un caleidoscopio de lecturas de Rulfo donde se excluye a los escritores mexicanos por la naturaleza del proyecto.