Recomiendo:
0

Análisis de los dos últimos procesos electorales

¿Qué está pasando en IU?

Fuentes: Rebelión

Son muchas las hipótesis y los comentarios que se están sucediendo sobre la situación de IU, pues a los militantes de la izquierda nos interesan mucho los avatares de este experimento político, realidad viva que es IU. Así han de tomarse estas reflexiones, como una hipótesis interpretativa de lo que está pasando en IU. Cuando […]

Son muchas las hipótesis y los comentarios que se están sucediendo sobre la situación de IU, pues a los militantes de la izquierda nos interesan mucho los avatares de este experimento político, realidad viva que es IU. Así han de tomarse estas reflexiones, como una hipótesis interpretativa de lo que está pasando en IU. Cuando un colectivo se encuentra en una situación crítica, la democracia impone que cada cual aporte su granito de análisis, pero casi nadie se compromete a dar una visión global explicativa. Como suelen montarse dos bandos, el de los que responsabilizan a las decisiones tomadas y el de los que responsabilizan a causas externas, el resultado es una fenomenología de pseudoargumentaciones ad hoc destinadas a posicionarnos en uno de los bandos y no un intento honesto de descubrir la verdad. Yo propongo una interpretación de lo que está pasando.

La posición política de IU es muy difícil de mantener en sí misma, sin tener en cuenta el acierto o fracaso de las actuaciones concretas: ser de izquierdas en una sociedad opulenta, en el sector que se beneficia del sistema, es intrínsecamente contradictorio. Quienes naturalmente serían nuestros seguidores no nos pueden votar, porque no están en nuestro país: los 3.000 millones de pobres del planeta, (los que viven con menos de 1€/día) y los 2.000 millones de miserables. Ser de izquierdas en España hoy supone, p.e. en política de inmigración, defender que tienen que entrar más inmigrantes y que tenemos que acogerles y compartir lo que tenemos. Y eso supone que no podemos vivir como ricos, que hay que apretarse el cinturón, y que las grandes multinacionales nos darán la espalda y los problemas iban a ser enormes si queremos circular por un camino contrario a los intereses del sistema. Sin embargo la mayoría de la gente, aunque no viven como marajás, sino más bien apuradamente, lo que quieren es vivir mejor y ese anhelo humano, comprensible, nos sitúa en contra de los intereses de la mayoría de nuestros compatriotas. No en vano, el PP tras la canalla manipulación ejercida hasta Marzo de 2004, recibió más de 9 millones de votos, que no provienen de los ricos de este país. Además se ha rehecho en las europeas. Los 11 millones del PSOE tampoco son exclusivamente los votos de los trabajadores. IU ha recibido más de 1.200.000 en las generales de 2004, que fue un respaldo todavía respetable más allá de la escasa rentabilidad electoral. Sin embargo en las europeas ha visto su respaldo reducido en unos 600.000. En Marzo la dirección se enrocó en que no había ninguna crisis de proyecto político, que había sido algo excepcional y situaba en Junio, en las europeas, su esperanza de recuperación. La realidad es muy tozuda y ahora parece que la dirección ya reconoce que hay una crisis. Tomemos un poco de perspectiva de la trayectoria de IU para retornar al presente.

IU cosechó sus mejores resultados bajo la coordinación general de Julio Anguita, la conceptualización del PSOE como «la otra orilla» y la defensa de los acuerdos sobre programas. Demasiado rápidamente se pasó al experimento de Frutos que consistió en un pacto precipitado unos días antes de las elecciones generales del 2000 y que dieron la mayoría absoluta al PP. Durante todo ese proceso siempre hubo un espacio político para quien quería que IU fuera sencillamente el apoyo necesario del PSOE (Almeida, López Garrido). Gaspar Llamazares se hace con la dirección pero con un respaldo muy exiguo e inicia un proceso consistente en definir IU tal y como los críticos más acérrimos de IU querían que se definiera. Es decir, Gaspar define a IU como Prisa quería que se definiera. Una fuerza política de ideas «abiertas» e imagen light y abandona el discurso marxistoide que caracterizaba al «iluminado» de Anguita. Se trata de ofrecer una imagen de izquierda menos comunista, más verde, más parroquiana, para recabar el apoyo de sectores más moderados y poder reforzar al PSOE con gobiernos de la izquierda plural. Dicho en otros términos, las posiciones políticas del PDNI son las posiciones políticas de la dirección de IU. El drama está servido. Se logra el objetivo de los gobiernos plurales en Asturias y en Madrid se frustra de mala manera. Al tiempo en el País Vasco se mantiene un pacto de gobierno con la derecha nacionalista. El experimento Gaspar se salda con una debacle (Generales 2004), pero los acontecimientos del 11-M proporcionan la coartada a la dirección que se enroca en que su proyecto no se puede evaluar porque lo que ocurrió fue completamente excepcional y hay que seguir haciendo el mismo experimento. El resultado es un nuevo fracaso. El proyecto no funciona. Quienes consideramos, ya en Marzo, que el experimento tenía muchas probabilidades de fracasar, consideramos que los resultados de las Europeas confirman, lamentablemente, nuestros análisis. Ahora parece que la dirección sí reconoce una crisis. Algo hemos avanzado. Analicemos con cuidado estos resultados y aportemos algunos argumentos incontrovertibles. Para ello, lo primero datos:


Datos

Europeas, 1999

Generales, 2004

Europeas,2004

1.264.311 (5.7 %)

1.258.274 (4.9 %)

636.431 (4.1 %)


La dirección de IU tiende a hacer diagnósticos que suavizan los malos resultados. Esto es una forma de autoengaño inadmisible. En las generales del 2004 la dirección dijo que habíamos pasado de 8 diputados a 5. Una descripción más realista sería decir que hemos pasado de 8 a 3 puesto que dos de los 5 son de IC que no es IU (no defiende la misma política que IU). En las europeas hemos pasado de 4 a 1 porque el número 2 es de IC y ni siquiera va a formar parte del mismo grupo parlamentario europeo que Willy Meyer. Esta es la cruda realidad.

En porcentajes hemos perdido casi un punto respecto a las generales de Marzo (como hay poco que perder, poco es lo que se pierde cuando se computa en porcentajes). Pero si lo que queremos es saber cuántos ciudadanos nos votaban y ya no nos votan, hemos de contar unos 620.000 votantes a quienes no hemos ilusionado ni han considerado que ahora era el momento. Estos votantes los hemos perdido por lo que hemos hecho, por lo que hemos dicho y por los líderes que hemos puesto al frente de nuestra organización. Estos tres aspectos son los que hemos de cambiar.

El análisis que impuso la dirección fue particular y externo. Nada de nuestro comportamiento político justificaba la debacle. El vaciamiento ideológico de la VII Asamblea, la renuncia a las señas de identidad más combativas de nuestra organización, la pérdida de autonomía política por los pactos de geometrías variables de diverso tipo en todo el estado español, la formación de listas con marcado carácter institucionalista y la deriva autoritaria y personalista de la actual dirección, ninguno de esos factores influía lo más mínimo en los resultados alcanzados. Todo fue rechazado en un análisis dogmático, independiente de las pruebas y de las poderosas argumentaciones que miembros del CPF ofrecieron. La dirección, instalada en un autismo suicida, elabora una estrategia puramente verbal, para salvar la ropa, al tiempo que se depositaban todas las esperanzas en las inminentes elecciones europeas, en las que la excepcionalidad del 11-M ya no estaría y veríamos cómo el proyecto político alcanzaba mejores resultados. El análisis era similar al del PP: nosotros no hemos hecho nada mal y hay que mantenella y no enmendalla. El problema es que el PP efectivamente remonta el vuelo, lo cual justifica su análisis, pero nosotros no y por lo tanto la revisión a fondo que anuncia Gaspar ha de empezar por reconocer que aquel análisis fue erróneo. Si lo que se quiere es solucionar un problema hemos de empezar por diagnosticarlo bien, aunque duela. En conclusión: lo de las generales no fue coyuntural, sencillamente nos hundimos.

El mandato de Gaspar coincide con la dilapidación de la fortuna militante de IU. Lo nuestro no es una transfusión, es un a hemorragia multisistémica, interna, externa y masiva. Se nos va la gente. Hemos perdido el 50 % de los apoyos que teníamos incluso en una situación tan peculiar como fue el 14 M. La gran pérdida se produce ahora porque ahora es cuando se empiezan a ver los efectos de tanta palabrería y tanta geometría variable. Aquí tenéis el fruto de vuestro dogmatismo. El experimento ha salido mal: reconocedlo y antes de tirarlo todo por la borda, dejadnos hacer el experimento que se llama IU (sin más historietas ni inventos):

  • Recuperemos análisis político en lugar de las palabras-papilla.

  • Elaboremos explicaciones políticas (en lugar de ocurrencias).

  • Funcionemos democráticamente (y no en camarillas inorgánicas).

  • Demos trabajo político a nuestro mejores militantes (y no a los que se muestren como más fieles y acríticos servidores).

  • Por último: dimitid, es lo mejor.

Gaspar y su dirección deben irse ya. Ha de convocarse una Asamblea Extraordinaria, coordinada por una dirección plural, en la que todos pongamos sobre la mesa claramente lo que queremos hacer con IU, sin palabrerías ni zarandajas. Si la actual dirección gana esta asamblea, adelante, y si no a trabajar en la tarea que se os asigne (que no nos sobra nadie).