El cinco de agosto se anunció que la sentencia de quince años pronunciada el cuatro de marzo por el Tribunal Provincial de La Habana contra Alan Gross, contratado por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (U.S. AID, sus siglas en inglés), fue ratificada por el Tribunal Supremo Popular. El ciudadano norteamericano […]
El cinco de agosto se anunció que la sentencia de quince años pronunciada el cuatro de marzo por el Tribunal Provincial de La Habana contra Alan Gross, contratado por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (U.S. AID, sus siglas en inglés), fue ratificada por el Tribunal Supremo Popular. El ciudadano norteamericano apeló la sentencia del Tribunal Provincial Popular a la máxima instancia de justicia en Cuba el 22 de junio, y el resultado fue dado a conocer el cinco de agosto.
En relación con este asunto, desde el cuatro de marzo los medios de prensa internacionales, especialmente los radicados en Miami, Washington y Madrid, están concentrados en La Habana, los juicios de Gross y las apelaciones legales.
Para aquellos que puedan resultar confundidos por la decisión del Tribunal Supremo Popular, sería útil examinar brevemente qué ha ocurrido en los Estados Unidos – no en Cuba – entre el cuatro de marzo y la fecha de hoy, y así quizás arrojar algo de luz acerca de la decisión del Tribunal Supremo, confirmando la del Tribunal Popular Provincial, la instancia inmediata inferior. Durante estos cinco meses, la administración de Obama ha continuado repitiendo en muchas ocasiones sus acciones como parte de la política de injerencia en los asuntos internos de Cuba, con el pretexto de «promover la democracia». Por ejemplo, recientemente el Congreso ratificó una vez más la decisión de gastar 20 millones de dólares durante el próximo año, explícitamente dedicados a la subversión en Cuba, incluyendo actividades de las del tipo a que Gross se había dedicado, por las cuales había sido arrestado, juzgado, encontrado culpable y sentenciado. En muchas ocasiones la administración de Obama en colaboración con sus mercenarios dentro y fuera de la isla, en modo alguno ha reducido, sino han incrementado sus actividades provocadoras contra la soberanía de Cuba, uno de los principios legales violados por Gross como agente contratado por los EEUU.
Mientras que Obama visitaba a Chile en 21 de marzo del 2011, no mucho después que el juicio y la sentencia de Gross, el Presidente de los EEUU habló acerca de la necesidad de defender la «democracia y los derechos humanos dentro de nuestras fronteras [EEUU y Chile], y de ratificar nuestro compromiso de defenderlos en toda la extensión del hemisferio….Y sí, eso incluye al pueblo de Cuba.» ¿Cómo pueden pensar los lectores que el gobierno Cubano y la justicia haya tomado esto? Añadiendo insulto a la ofensa, Obama declaró en una entrevista a un diario chileno, como preludio a su visita a Santiago de Chile, que «la experiencia chilena, y más particularmente su exitosa transición democrática y su sostenido crecimiento económico, son un modelo para la región y el mundo.»
La noticia acerca de la decisión del Tribunal Supremo Popular de Cuba fue difundida el 5 de agosto, el mismo día en que aquellos de nosotros que seguimos las noticias a través de Telesúr y otros medios alternativos pudimos ser testigos de cómo la policía chilena atacó violentamente a los estudiantes y profesores chilenos que manifestaban en demanda de sus derechos a la educación y sus derechos económicos y políticos. De acuerdo a fuentes oficiales fueron arrestados 874 y cientos fueron heridos. ¿Es este el ejemplo de lo que Obama entiende como el Chile modelo de democracia y desarrollo económico para Cuba? Las escenas de la brutalidad estatal chilena se parecían más a las de la emblemática Escalinata de la Universidad de la Habana antes del 1 de enero de 1959, antes del triunfo de la Revolución, cuando la dictadura de Batista, respaldada por el gobierno de los EEUU, desataba su fuerza represiva muchas veces contra la juventud, los profesores y los trabajadores. Fueron muchos los estudiantes asesinados en estos actos en La Habana. Por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas no han ocurrido muertes en Chile durante estas confrontaciones.
Pese a las demandas que han llegado a Obama de todos los rincones del planeta, procedentes de ganadores de premios Nobel, parlamentarios individuales, parlamentos y personalidades, pidiéndole liberar a los cinco cubanos presos en cárceles de Estados Unidos, como resultado de un juicio amañado, sin pruebas, ¿qué ha hecho Obama entre el cuatro de marzo y el día de hoy? No ha hecho nada, y nos estamos acercando al período crucial del proceso de hábeas corpus próximo a concluir para Gerardo Hernández Nordelo, sin que se aprecie nada positivo hasta el momento. Los Cinco Cubanos están en prisión desde 1998 porque trataron de frenar la injerencia terrorista en los asuntos internos de Cuba, apoyada por los EEUU.
Si tenemos en cuenta todas estas provocaciones y la confirmación desde la Casa Blanca y el Congreso de los EEUU de sus intenciones de continuar su programa de subvertir el orden constitucional en Cuba, ¿de qué otro modo podían reaccionar el gobierno cubano y la justicia cubana? Ellos no tenían otra alternativa que reafirmar que van a continuar defendiendo su soberanía, como es un derecho para cualquier país del mundo, grande o pequeño.
Alan Gross y su familia deben culpar a su propio gobierno por lo que él promueve. Son ellos en primer lugar quienes lo han involucrado, y al continuar con las mismas políticas contra Cuba desde el cuatro de marzo hasta el presente, no le han dado argumento alguno a la justicia cubana para pronunciarse de modo diferente a como lo ha hecho.
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