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Una iniciativa rodeada por la polémica

¿Que se esconde tras la «Cumbre Social»?

Fuentes: Canarias Semanal

Este martes 11 de septiembre se reunía en Madrid la denominada «Cumbre Social», integrada por Comisiones Obreras, UGT y otras 150 organizaciones. La reunión tuvo como objetivo la elaboración de una declaración «que animara los ciudadanos a la participación en la manifestación del próximo sábado día 15, en Madrid, contra las políticas de recortes del […]

Este martes 11 de septiembre se reunía en Madrid la denominada «Cumbre Social», integrada por Comisiones Obreras, UGT y otras 150 organizaciones. La reunión tuvo como objetivo la elaboración de una declaración «que animara los ciudadanos a la participación en la manifestación del próximo sábado día 15, en Madrid, contra las políticas de recortes del gobierno de Rajoy«. La mesa de la «Cumbre» -órgano ejecutivo de la misma- está compuesta por los secretarios generales de CC.OO. y UGT, por el secretario del sindicato amarillo de funcionarios CSIF, por una representación de FACUA y por una representación del Consejo General del Trabajo Social. La integran también la presidenta de la Coordinadora española del lobby europeo de mujeres, Rosa Escapa, y la representante de la «Unión Progresista de Inspectores», Monserrat Valdés.

El Secretario General de UGT, Cándido Méndez, declaró en nombre de la Cumbre Social que sus integrantes están convencidos de que lo que él denominó como «Gran marcha sobre Madrid», que tendrá lugar el próximo sábado en la capital del Estado, «va a tener una trascendencia histórica en materia social y reivindicativa». También comunicó que «la Cumbre Social exigirá a Rajoy la convocatoria de un referéndum para que la sociedad pueda pronunciarse sobre la política que está aplicando su gobierno. Según la opinión del dirigente ugetista la celebración de este referéndum proporcionará «más fortaleza a la democracia».

Pero… ¿qué es la «Cumbre Social»?

Pero, ¿qué es realmente la llamada «Cumbre Social? ¿Cuál es la tendencia ideológica dominante en las organizaciones que la integran? ¿Qué alternativa se plantean a la crisis capitalista? La verdad es que a un mes y medio de haberse constituido esta plataforma sindical, social y política no ha hecho más que suscitar serias dudas, sospechas e interrogantes. Para una buena parte de los sindicatos no mayoritarios, grupos ecologistas, partidos de izquierda y organizaciones de diversa índole, tras la fachada de esta plataforma pretendidamente unitaria sólo se esconde la tentativa del PSOE -y las organizaciones sindicales y sociales que les son afines- de recuperar el papel de «alternativa» a la política económica del Ejecutivo Rajoy que, como reflejan las encuestas, los socialdemócratas han estado perdiendo ante amplios sectores de la sociedad española.

Según Alonso Gallardo, portavoz de la Corriente Sindical de Izquierda, la estrategia de esta «Cumbre Social» tiene objetivos muy claros: «en primer lugar desvirtuar las movilizaciones contra los recortes y los gobiernos que los practican y envolverlas en la reivindicación del «estado de bienestar», donde se culpabiliza en exclusiva al PP de la responsabilidad del desmantelamiento de lo público, incluida la Enseñanza y la Sanidad, ocultando a la sociedad las responsabilidades del gobierno de la socialdemocracia de Zapatero».

Para muchos militantes y organizaciones de izquierda, en la «Cumbre Social«, CC.OO. y UGT han estado actuando como genuinos intermediarios del PSOE: «Están pretendiendo – nos comentaba un militante del sindicalismo alternativo – darnos gato por liebre. En la primera declaración de la «Cumbre Social «celebrada el pasado mes de julio se decía explícitamente que el Partido Popular estaba quebrando «el modelo de convivencia de los últimos 35 años», como si el PSOE fuera absolutamente ajeno e inocente en las agresiones que han recibido los asalariados por parte de la patronal».

«Quieren aplicar una terapia de amnesia colectiva»  

Para muchas de las organizaciones sindicales y políticas que han participado de manera protagonista en las grandes movilizaciones de los últimos meses, la pretensión de la «Cumbre Social» constituye una auténtica provocación. «Están tratando -dicen- de aplicar una suerte de ejercicio de amnesia colectiva mediante el cual hacernos creer que lo que habíamos tenido antes de la toma de posesión de Rajoy era un paraíso idílico… sin paro, ni millones de despidos, ni reformas laborales, ni acoso programado a la Educación y a la Sanidad pública. Quieren borrar de nuestro recuerdo que fueron Zapatero y Rajoy los que, cumpliendo las órdenes de los consorcios bancarios europeos, acordaron la reforma de la Constitución, justamente para hacer posible el expolio de los asalariados».

Según sus críticos, las entidades signatarias de la primera declaración de la «Cumbre Social» conforman un variopinto conglomerado de organizaciones sindicales amarillas, como el CSIF, partidos políticos reformistas, fundaciones y plataformas sociales creadas al abrigo de las subvenciones del PSOE, Organizaciones de la Guardia Civil (AUGC, UGC), de la Policía (SUP, UFP) o de la propia patronal (COPYME), asociaciones tales como «Jueces para la Democracia», » Economistas frente a la crisis», «Federación de Mujeres Progresistas» o «Plataforma Social en defensa del Estado de Bienestar«, etc., cuya organización nodriza ha sido el PSOE en el curso de los últimos 35 años.

La «Cumbre Social» -razonan sus antagonistas- persigue que la sociedad española recupere la hoy fuertemente erosionada bipolaridad entre el PP y el PSOE. Y es que en los últimos años ha ido arraigando en crecientes sectores de la sociedad la idea de que en la España de la monarquía borbónica no ha existido en realidad el pluripartidismo, sino una suerte de dictadura constituida por una alternancia monopólica entre el Partido Popular y el PSOE. El ya famoso PPSOE. Según estas valoraciones, las diferencias reales entre ambas alternativas son inexistentes, pues ambas opciones obedecen a los intereses de las clases sociales hegemónicas, es decir, a la burguesía local y al mandato de las finanzas internacionales y las grandes multinacionales.

 

Izquierda Unida: ¿entre la reforma y la revolución?

Por otra parte, en los ámbitos de la izquierda no institucional se explica el apoyo enfervorecido que la Coalición «Izquierda Unida» presta a la «Cumbre Social» argumentando que, tal y como ha dejado claro la Coalición PSOE-IU en Andalucía, esta formación política se ha situado claramente en el ámbito del reformismo social y la claudicación, conformándose con jugar el papel de apéndice del PSOE a través de acuerdos de gobierno. En los actuales momentos en los que los efectos de la crisis radicaliza las posiciones políticas de la gente, los socialdemócratas del PSOE pretenden lavarse la cara con acuerdos de gobierno con IU. Estos últimos, por su parte, venden el crédito que les quedaba a cambio del plato de lentejas que proporcionan los ingresos de las poltronas institucionales. Se trata de un craso error que, de persistir en él, acabará más temprano que tarde con esta coalición. Cada día se perfila con mayor claridad que la disyuntiva que la crisis capitalista pondrá en un primer plano será la de reforma o revolución social. Un dilema que ha empezado a dejar de ser un utópico e inalcanzable ensueño de pasadas generaciones de revolucionarios, para convertirse en una inaplazable demanda de supervivencia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.